Telecomunicaciones y el futuro de la fe pública en peligro

Este gobierno, que pareciera haberse olvidado hasta del eslogan de «cantar la justa», como lo evidenció el manotazo al micrófono de un periodista argentino, ha llevado adelante otra de sus perniciosas iniciativas legislativas. Si hubo un ámbito en donde las promesas quedaran más distanciadas de sus realizaciones, aunque hayan pasado desapercibidas ante otros despropósitos, superlativos, ha sido  con el tiempo se verá  en materia de telecomunicaciones y la «Sociedad de la Información». Caballito de batalla predilecto en la verborrea liberal preelectoral de Batlle Ibáñez, saldrá  ateniéndonos a lo que resta de su mandato, y a sus gustos  «a placé».

En términos «analógicos», la vista ciudadana ostenta un adefesio edilicio. Mal hecho, que rompió todas las proyecciones de costes. Una Torre de las Telecomunicaciones, con sus vidrios volando por el «éter»… que, paradójicamente, a diferencia de sus similares en el mundo, no concentra ninguna de las emisoras radioeléctricas; otra «asignatura pendiente», tanto en lo nacional como municipal.

Para los más interiorizados en cuestiones informáticas, ese monumento al gasto inútil desvió fondos para inversiones impostergables. Navegar por la «Red de redes» fue, y está volviendo a ser, una osada aventura. Casi una «Misión Imposible» desde los «celulares fijos» de Antel, por cuya paternidad tanto debatieran Medero vs. Lombardo.

Una «tecnología» que, cuando se planeó, habíamos osado cuestionar como «Movicom con taco Fisher». A poco de colocarlos, debieron ir sustituyéndolas por líneas de cobre. Algo sólo comprensible en términos de marketing electorero o negociaciones que parecieran poco ortodoxas.

Hasta la página web del gobierno, que se declaró fanatizado por la informática y las telecomunicaciones, quedó postergada por la del «maledeto» Kirchner, la brasileña de Lula, etc… Así lo hizo saber  tiempo atrás  la CNN. En el 2003, ni figuraba en el ranking…

En materia de radiodifusión, las controvertidas repartijas de FM orquestadas en secreto durante 1999, en violación de la Constitución, la Ley 15.093 y del Decreto 125/993, otrora objeto de airadas críticas del candidato y presidente electo, no fueron tocadas.

Para poder consumar muchos de estos adefesios, han mediado (como ocurriera con la pérdida del famoso folio de un informe del BCU al Parlamento) las más variadas adulteraciones documentarias. Unas por destrucción de documentos públicos, otras por ocultamiento, otras por tergiversaciones ideológicas. En muchas de las cuales han intermediado los servicios de la actual Ursec. Incluso algunos de sus más connotados escribas y colegas.

Que en ese anómalo contexto, inserto en un anómalo Desconcentrado, también inconstitucional, nominalmente dependiente del Presidente, se pretenda confiar el contralor de la firma digital de todos los uruguayos a la Ursec, no deja de ser un motivo de alarma. Un grave peligro ciudadano. Más que más, cuando tras la aparente salida del MDN, la misma  en los hechos  renació de sus cenizas.

Ateniéndonos al controvertible marco normativo vigente, los comisionados de la Ursec seguirían hasta avanzado el próximo gobierno, con el agravante de ser los depositarios de la fe pública en el Uruguay digital.

Si el Parlamento aprobare tal iniciativa, se tendrá que el mismísimo «stablishment» gestado en ese entorno, va a ser depositario, en definitiva, de toda la fe pública, en los años por venir. El proyecto debiera ser objeto del más atento examen posible.

Al margen de otras consideraciones ius-administrativistas ya hechas desde estas páginas, en consonancia con la doctrina mayoritaria, resulta obvio que el depositario natural de las firmas electrónicas de los uruguayos, tendría que entrar dentro de las competencias propias de la Dirección General de Registros. Una Unidad del Ministerio de Cultura, más alejada de las injerencias del «Cuarto Poder» (o «Poder de Cuarta», Gestoso dixit). El solo mencionarla, descarta ipso facto al «Organo Regulador» Ursec; pues  como bien ha observado el Prof. Manuel Flores Silva, con harto conocimiento de causa  sigue bendiciendo algunas relaciones incestuosas entre los grandes media con ciertos y determinados sectores políticos. Si a esto agregáramos que en un reciente programa de Sonia Breccia sobre la cuestión mediática, se aludió a tal problema, y acto seguido se desencadenó el inaudito agravio de Zona Urbana, se advertirá ante qué peligro nos encontramos…

Como contrapartida, esa Dirección Gral. del MEC, que el actual presidente de la Asociación de Escribanos, ex director de Registros, esc. Juan Pablo Croce, dejara suficientemente modernizada e informatizada, se presta para poder afrontar estos desafíos, con mayor transparencia.

Algo que hoy por hoy la Ursec no puede  ni por asomo  brindar, por culpa de algunos pocos, pero bien atornillados, que se han prestado a cualquier cosa. Desde simular mi renuncia como primer jerarca civil «de confianza» del organismo, hasta exhibirle «testimonios» falseados al actual subsecretario del ramo, para que declarara ante el JCA de 2º Turno cosas que, él y yo sabemos, no ocurrieron… *

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