Transparencia y participación, signo de los nuevos tiempos

Lágrimas de un ministro que se va

En una extensa e incisiva carta y a modo de despedida, el ministro Fau se defiende de las descalificaciones que le hiciera un lector desde las páginas de LA REPUBLICA. El secretario de Estado elabora una suerte de racconto de su dilatada trayectoria, desde su militancia en la FEUU, pasando por la docencia, su labor en ambas cámaras del Parlamento y, finalmente, su presencia en dos ministerios. Desde la caída de la dictadura fue un político con indiscutido protagonismo. En la misiva hace fundamentalmente hincapié en la trasparencia que signó su actuación. Damos fe de ello, porque recientemente acaba de ratificarlo reintegrando un remanente de los viáticos asignados para una visita a Francia, aventando así rumores, suspicacias y maledicencias.

Es que no se puede poner en tela de juicio su honestidad personal como tampoco su capacidad para desempeñarse en cargos de relevancia, por más exigentes que sean. La que está cuestionada es su notoria incoherencia, contradicción entre lo personal y lo político. Esto se constata cuando su fracción política, fundada por Zelmar Michelini, el PGP, alcanza la mayoría dentro del Frente Amplio en las primeras elecciones efectuadas en democracia. Al promediar el segundo gobierno toman estado público versiones sobre divergencias en el seno de la coalición política y del eventual retorno del PGP a la casa paterna, el Partido Colorado.

El senador Rodríguez Camusso señala que el promotor de la iniciativa era el entonces diputado Yamandú Fau. Este niega enfáticamente la acusación y manifiesta que si ayer estaban a 100 kilómetros del Partido Colorado hoy estaban a 1.000. Aclaramos que puede haber una diferencia en lo que respecta a la distancia, pero 10 o 30 kilómetros más o menos no alteran la esencia de la controversia. Lo demás es historia conocida. Con votos propios primero y prestados después, ya sin caudal electoral, sigue en el Parlamento y de allí trepa primero al Ministerio de Educación y después al de Defensa.

Organizaciones de Derechos Humanos denuncian que en el predio de una unidad militar se encuentran los restos de la maestra Elena Quinteros. Inmediatamente Fau dispone una investigación con expertos de la cartera de Defensa. El informe convalidado por el ministro no se hace esperar. No existen elementos o indicios que prueben esas presunciones. Poco tiempo después, la Comisión para la Paz concluye su trabajo sobre el destino de los desaparecidos y entre otras cosas, afirma que la maestra estuvo en un cuartel de Montevideo y que muere a consecuencia de las torturas. Se citan fechas acerca de este crimen.

Pensamos que la renuncia de Fau se produciría sin dilaciones, siguiendo el ejemplo de los ministros también de Defensa y del Partido Colorado Ledo Arroyo Torres y Renán Rodríguez. El primero por el naufragio de una lancha y la muerte de un marino, y el otro, por haber omitido la venia del Senado en el Traslado de una dotación de cadetes al Paraguay en adhesión a la fecha patria de ese país.

Faltando apenas tres semanas para abandonar su cartera y a través de los medios de comunicación conocimos a otro Fau. Comparece dolido y apesadumbrado, sin invocar la Ley de Caducidad ni el honor y la dignidad de las Fuerzas Armadas, justificando la angustia de los padres, esposas e hijos de los detenidos desaparecidos. Pero sus lágrimas no podrán regar las flores que se marchitan en el corazón de los familiares de desaparecidos que no saben dónde depositarlas. *

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