El muro de la vergüenza que separa México de EEUU

«Es lamentable que en la frontera norte de México

existan más muertos que en la

guerra de Irak, y ya no sea noticia».

 

Diputado mexicano Roberto Pedraza

 

Difícilmente se pueda encontrar una contradicción más irritante que la que anima las políticas del estado norteamericano en materia de inmigración y las constantes arengas de sus dirigentes políticos a favor de la libertad. Libertad de comercio, libertad para los inversores, libertad para todos los factores económicos. Junto a eso restricción y represión a la inmigración de trabajadores procedentes de los mismos países con los que se acuerdan los tratados de libre comercio.

De acuerdo a un cable de la agencia EFE, «el pasado 27 de diciembre, el Congreso de México pidió hoy a los parlamentos de España, Portugal y los países latinoamericanos que rechacen la construcción por parte de EEUU de muros en su frontera sur para impedir el ingreso de inmigrantes. En una carta enviada por el presidente de la Cámara de los Diputados mexicana, Heliodoro Díaz, se hace un llamamiento a la «unidad entre parlamentos iberoamericanos» para compartir la «preocupación y condena» de México al respecto.

En los últimos 10 años la situación en la frontera entre México y los Estados Unidos ha sido escenario de un crecimiento exponencial de la violencia contra los inmigrantes mexicanos (y de otros países de Centro y Sudamérica).

Como se ha señalado, la represión en la caliente línea divisoria no es nueva, y arroja ya el saldo de unos 500 muertos por año, ha dicho Oscar Escalada, un defensor de los ilegales en Tijuana. Según el diputado mexicano Roberto Pedraza, del Partido Revolucionario Institucional, 460 trabajadores indocumentados, la mayoría de México, murieron el año pasado en el intento de cruzar. «Es lamentable que en la frontera norte de México existan más muertos que en la guerra de Irak, y ya no sea noticia», reclamó.

Las autoridades estadounidenses no se han apiadado ni siquiera de sus aliados más serviles como el presidente mexicano, Vicente Fox. La decisión del Congreso de los EEUU de seguir adelante con la construcción de un muro a lo largo de la frontera entre los dos países llevó a Fox a expresar el domingo 22, con motivo de la celebración del ‘Día Internacional del Inmigrante’, su malestar ante la decisión tomada en el Congreso de Estados Unidos, de levantar un muro en la frontera entre ambos países, decisión que calificó de «violación de los derechos de libertad de los inmigrantes».

Según informa ‘El Universal’, Fox calificó la decisión de «pésima señal que no habla bien de un país que se precia de ser democrático, que se precia de ser un país de emigrantes». El mandatario calificó el muro de «vergüenza» y señaló que «no debiera existir en la relación entre México y Estados Unidos un muro de esa magnitud».

Fox abogó por dejar en el pasado los muros que fueron derribados por la búsqueda de la libertad y la democracia. «No es posible que en el siglo XXI estemos construyendo muros entre dos naciones que somos vecinas, hermanas, dos naciones que somos socias», señaló.

La construcción de esta barrera (que tendrá 1.100 kilómetros de largo y será el muro más largo del mundo, gozando de detectores de movimiento e iluminación nocturna) es parte de una legislación que fue aprobada el 15 de diciembre de 2005 por la Cámara de Representantes de Estados Unidos por 260 votos a favor y 159 en contra y que fue respaldada plenamente por el presidente George W. Bush.

El muro costará un millón de dólares el kilómetro, se erigirá en partes de California, Arizona, Nuevo México y Texas. El propósito esencial del Muro Norteamericano es frenar la masiva inmigración de latinoamericanos, presente y futura, hacia EEUU.

La intensificación de la represión contra los trabajadores que llegan del Sur a sus fronteras constituye un factor de inestabilidad en la región, donde del lado estadounidense se han formado grupos parapoliciales que se dedican a la represión tras un discurso cada vez más xenófobo y nacionalista exaltado. Una inestabilidad que a la larga terminará sacudiendo a los países cuyos trabajadores buscan emigrar por falta de oportunidades de empleo en sus propios países.