La memoria contra el ocultamiento

El reportaje a Tato López, publicado en la edición del miércoles de LA REPUBLICA, constituye un testimonio de valor indudable. El prestigioso deportista refleja una mirada llena de interés sobre las realidades del Uruguay y del mundo que lo rodeaba en sus años juveniles. La lectura de sus vivencias adquiere interés porque Tato López conjuga la mirada del deportista y del viajero con la inteligencia del observador culto y analítico.

De entre todos los elementos que se expresan en la nota periodística sobresalen las referencias que el deportista realiza a las peripecias que rodearon al asesinato en París del oficial del Ejército uruguayo Ramón Trabal, de quien López posee referencias directas de tipo familiar que circunstancian su testimonio: «Ramón era aquel tío, que a todos los primos nos impactaba por su uniforme. Era un tipo muy cariñoso, muy afectivo, un hombre que se hizo querer. Cuando él pasa a ser el jefe de Inteligencia Militar empieza a ocupar un rol fundamental en el desarrollo del país. Recuerdo que en el mundo de los mayores se hablaba constantemente de lo de Ramón, siempre con ese cariño familiar que perdura hasta el día de hoy».

Preguntado por el entrevistador, Raúl Legnani, Tato López agrega un dato, procedente del ámbito familiar, de enorme trascendencia:

R.L. Leí, hace pocos días, que usted fue a esperar el cuerpo de Trabal en el Aeropuerto de Carrasco. ¿Qué recuerda?

T.L. Para nosotros era muy raro, muy confuso, sobre todo para los primos menores. Lo que pasaba era que siempre habíamos mamado que los responsables de su muerte eran los mismos que lo estaban trayendo al país. Era algo muy particular. Fue algo muy anunciado por los cuentos familiares y los comentarios de los mayores que decían que Ramón Trabal, ya cuando se iba a París, se despedía de la vida.

–Al irse a París ¿corría peligro su vida?

–Exacto. Eso es lo que decían en mi casa. Siempre se ha eliminado gente que se considera peligrosa para el funcionamiento de un imperio. Eso fue lo que pasó con Ramón, una persona considerada peligrosa, integrante de una lista de personas a eliminar.
Finalmente preguntado acerca de si cree que fue la guerrilla uruguaya la que terminó truncando con la vida del coronel Ramón Trabal, Tato López contesta resueltamente:

–No, de ninguna manera. Eso lo saben los militares y la guerrilla. La guerrilla no mató a Ramón. Yo creo que todo el mundo está claro en esto y sabe lo que sucedió».

No es la primera vez que se realizan afirmaciones apuntadas en el mismo sentido que López. Cabe recordar que el asesinato de Trabal en Francia fue seguido de una acción punitiva brutal que aún permanece sin castigo y sin que se conozca la verdad: el asesinato de cinco personas cuyos restos aparecieron en una zona próxima a la localidad de Soca. Héctor Brum, María de los Angeles Corbo, Graciela Estefanel de Brum, Floreal García, Mirtha Hernández de García, y Julio Abreu habían sido secuestrados en Buenos Aires el 8 de noviembre de 1974, al día siguiente del asesinato de Ramón Trabal en París.

Vale la pena recordar, también, que este crimen atroz también está en sede judicial y que sobre el punto habrá llegado la hora de terminar con el silencio oficial instalado durante la dictadura y prolongado luego, durante otros 20 años, por los gobiernos blancos y colorados.

El silencio, la callada por respuesta fueron moneda corriente durante esos decenios de vergüenza, pero ya no funciona en el Uruguay de hoy. Habrá que responder acerca de quién mató al coronel Ramón Trabal y quién luego, simulando una cruel venganza (cinco por uno), asesinó a los compañeros secuestrados en Buenos Aires.

Hay demasiadas cosas en juego para que sobre este episodio no se avance, como en otros, por la senda purificadora de la verdad y de la justicia. *

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