Llorando a Lágrima

Es así, se van… Los emblemas parten y quedan enormes cráteres afectivos. Justamente porque su mayor encanto era ser humanos, mueren. Aunque sean especiales. Junto a la nostalgia conservamos su impronta, su mensaje, la luminosidad de los ejemplos imperecederos.

Lida Melba Benavídez Tabárez, la entrañable Lágrima Ríos, nace en el departamento de Durazno en setiembre de 1924. Poco después llega con su madre a Montevideo, radicándose en el Barrio Sur. Entre los recuerdos inolvidables de su niñez, está el conocer a Carlos Gardel que llegó hasta el inquilinato donde vivía en 1928. En 1942 debuta como cancionista interpretando temas folclóricos y tangos. En 1945 la bautizan artísticamente. Hacia 1950 debuta en carnaval, integrando «Añoranzas Negras» que obtiene el primer premio en su categoría. De allí en adelante, sería un libro de varios tomos describir su cosecha de premios, éxitos artísticos, giras y grabaciones, llevando su arte al mundo entero. En el año 2003 encabeza desfilando en su auto clásico «Las Llamadas» por los barrios Sur y Palermo. En marzo es elegida «Mujer del año 2002″ en el Hotel Sheraton. En setiembre es nombrada Presidenta de la Unidad Temática por la IMM que tendrá como cometido la defensa y promoción de la colectividad afrouruguaya. Presidenta de Organizaciones Mundo Afro, fue una de las principales difusoras de la cultura africana en Uruguay. En sesión especial, la Cámara de Representantes le rinde homenaje. Hace poco editó el CD «Canción para mi pueblo», obra que hoy adquiere dimensiones impensadas.

Una persona sumamente apreciada y amable de amar, dedicada amiga y madre, dulce y empedernida guardiana de sus seres queridos, amante apasionada de su arte vocal, de su poesía, de la expresividad a flor de piel. Era imposible escucharla y no emocionarse. Casi tan hermoso como oírla cantar, era sentir el fluir de lo que había en su corazón cuando hablaba. Exquisitamente bella en el mayor sentido de la palabra, derrochaba sensibilidad y compromiso con la vida. Más que a la artista, quiero recordar a la mujer que afloraba en cada una de sus actitudes escénicas y cotidianas, reivindicando el género y los orígenes étnicos. Su amor por lo que hacía era absolutamente contagiante y genuino.

No fui a despedirme de ella a propósito para no decirle adiós, y para recordarla sobre un escenario como la última vez que la vi: con el encanto natural y la delicada potencia con que bendecía los temas que interpretaba con esa voz única.

No la verá este Carnaval. No la verán estas Llamadas. Que su espíritu carnavalero y señorial pasee campante por las calles montevideanas y candomberas, en un remedo infame de velorio popular.

Te lloraremos, Lágrima. Por Isla de Flores, por 18 de Julio… Este y todos los febreros que vendrán. Porque eras culta, porque eras negra, porque eras nuestra.

En clave de tambor

Abriste puertas y corazones para tu raza.

Tumbaste muros de indiferencia y necia maldad.

Le cantaste a intolerantes y racistas.

Contigo bailaron, lloraron y comprendieron…

Supieron de tu voz, tango y candombe,

que la humanidad tiene un solo nombre.

A tu son, reina y matriarca de oropeles africanos….

A tu son y en tu memoria, seremos todos hermanos! *

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