La Lengua no es de Trapo

Más sobre racismo en el lenguaje

Escribí la semana pasada en la columna habitual algunas consideraciones sobre idioma y racismo a propósito del inoportuno comentario que el debate educativo le mereció al doctor de Posadas.

Sin embargo, me gustaría efectuar alguna puntualización. En primer lugar, reafirmo que debemos convenir que a diario usamos expresiones cargadas de racismo y xenofobia sin tener conciencia de ello. Quiero también reiterar que el ingenio del pueblo español –que es el verdadero creador del idioma– no tuvo empacho en denigrar a esos individuos desterrados de sus pagos y vendidos como esclavos en el imperio colonial.

Ahora bien, hay muchas otras expresiones del idioma castellano en las que se emplea el vocablo negro pero que no se refieren a individuos de raza africana y que no tienen, por tanto, ninguna connotación racista.

Se trata de frases y expresiones tomadas del diccionario de la Real Academia, y entre ellas destaco las siguientes:

«Cine negro» y «Novela negra» aluden a las películas o narraciones de tema policial/terrorífico desarrollado en ambientes sórdidos y violentos.

«Pasarlas negras» o «Vérselas negras» se emplean para expresar las circunstancias difíciles que uno ha debido atravesar o las dificultades que ha tenido uno para realizar una labor o para sortear un problema.

«Panorama negro» o «Perspectivas negras» refieren a condiciones adversas, negativas, sombrías.

Aunque en todas estas expresiones aparece el vocablo negro/a, no se puede sensatamente sostener que haya en ellas ni un asomo de racismo. Ocurre que el adjetivo negro/a –que designa un color, o mejor dicho designa el no color– se lo vincula por un mecanismo poético con el mal; forma un par antagónico con blanco/a, que representa el bien. Lo blanco es la luz, la claridad, la bondad, en oposición a lo negro, que es la oscuridad, las tinieblas, la maldad; uno se aproxima a la divinidad y el otro al maligno. Pero ¡ojo! Este lenguaje metafórico nada tiene que ver con el Africa subsahariana ya que es muy anterior a la presencia de gentes de esa raza en Europa.

Así que a no mezclar las cosas. Sepamos distinguir cuándo una expresión refleja por su origen una mentalidad racista y cuándo no.

Y para terminar, quiero recordar que en castellano no sólo los afrodescendientes integran expresiones denigrantes y racistas. Véase, por ejemplo, esta otra comparación –casi sinónima de «merienda de negros»– usada para expresar que en una reunión o junta de personas reina gran confusión y desorden: «como moros sin señor», en la cual queda demostrado que los norafricanos tampoco gozan de demasiado prestigio entre los peninsulares.

–Mire, Mendieta, no es por nada, ¿vio? Pero ¿cómo explica que para decir de alguien que es refinado, decimos que tiene «paladar negro»?

–¡Qué lo parió! *

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