El Polo Socialdemócrata Colorado

El verdadero debate al interior del Partido Colorado no es el aparente de las precandidaturas presidenciales que a esta altura hay ya una docena. Donde nos descuidemos, hay más precandidatos que votos. El verdadero debate es el de las ideas. Sólo por ahí vendrá la renovación y la recuperación del Partido Colorado.

 

La importancia del debate interno colorado

Se trata de saber si al interior del Partido Colorado, en la futura generación, primarán las ideas conservadoras o las ideas socialdemócratas entendidas como una síntesis entre el republicanismo radical y el pensamiento social cristalizados ambos en el Batllismo. Por largos períodos históricos ha primado el republicanismo y por largos períodos históricos ha primado el conservadurismo al interior del Partido Colorado. El país se ha beneficiado por lo primero y se ha perjudicado por lo segundo. Ha empezado ahora, a partir de la crisis electoral de 2004, un nuevo capítulo del cíclico enfrentamiento. Eso no se percibe tal vez desde fuera del Partido Colorado, pero es lo que pasa en el código cerrado bastante hermético del partido. El conservadurismo se ha organizado detrás de la candidatura del doctor Bordaberry. Es claro que hay que organizar el otro pulmón del Partido Colorado, el polo socialdemócrata.

 

Polo socialdemócrata

Somos varios los que nos hemos caracterizado por el pensamiento socialdemócrata al interior del Partido Colorado. Por ejemplo, Hugo Fernández Faingold, Eduardo Zaidensztat, quien esto escribe y otros muchos dirigentes. En la generación que hoy tiene entre 30 y 45 años hay muchos jóvenes valores con ese perfil que es hora de que se presenten a la ciudadanía.

 

El efecto de las candidaturas conservadoras en el Partido Colorado

Respecto de las candidaturas neoconservadoras no entramos nunca en los juicios personales –y menos achacarle al hijo la culpas del padre– pero señalamos sí importantes diferencias de opiniones políticas. Cuando el Partido Colorado fue republicano y socialdemócrata, siempre se expandió. Cuando fue conservador, a la larga, se redujo a su mínima expresión histórica. Si en la nueva competencia que ahora se inaugura entre republicanos-socialdemócratas, por un lado, y conservadores, por otro, ganan estos últimos, sencillamente el partido perderá todavía más peso, se convertirá en meramente testimonial o directamente desaparecerá. La idea de hacer del Partido Colorado un partido conservador no ha sido buena, vistos sus resultados. En realidad, en el balance histórico se ve que la idea de darle al Partido Colorado una doctrina socioeconómica conservadora ha sido una de las más pobres de las concebidas para el país en todo el siglo XX. ¡Cómo se le iba ocurrir a nadie hacer del gran partido de José Batlle y Ordóñez una colectividad conservadora!

Entonces, una candidatura neoconservadora no hace otra cosa que aumentar la dosis de la droga que nos ha hecho daño y nos ha reducido: insiste en esa peregrina idea de convertir al Batllismo en un partido conservador. Es decir, por ejemplo, al contrario de lo que dicen sus partidarios, la candidatura del doctor Bordaberry le resta votos al Partido Colorado, a un Partido Colorado ya debilitado, porque de triunfar convertiría al partido en una expresión puramente conservadora. De triunfar el doctor Bordaberry en la interna colorada, el Partido Colorado se convertiría en un partido marginal y periférico.

Cuanto más se agrande el espacio conservador, más se achicará el Partido Colorado como lo empiezan a demostrar ya las encuestas. En estos años, como cuando la elección de José Batlle y Ordóñez hace poco más de un siglo, la supervivencia misma del partido se juega en que triunfe dentro del mismo el polo republicano-socialdemócrata. Si entonces hubieran triunfado los conservadores no habría habido Partido Colorado en el siglo XX. Así como no pasó entonces hay que evitar que pase ahora. Estamos en uno de esos momentos históricos, como en 1843 o 1904, en que si el Partido Colorado no es propuesta republicana simplemente el partido se convierte en nada. Si el país no tiene propuesta republicana, luego, el país mismo se convierte en nada.

Los partidarios del neoconservadurismo se engañan con la votación en las elecciones municipales de mayo de 2005. Lo mismo que en esa elección municipal le dio votos al candidato municipal doctor Bordaberry, en una elección nacional se los restará: el voto útil. Ocurrió que los blancos presentaron entonces un candidato a intendente de Montevideo de mucha menos visibilidad –hoy un excelente diputado– que el entonces ministro Bordaberry. Ser el candidato de mayor visibilidad transformó entonces al doctor Bordaberry en el candidato que eligió buena parte de blancos y colorados (que unos meses antes habían votado en la elección general a los blancos) para enfrentar al Encuentro Progresista. Al que estimaron como más «útil» en esa confrontación. (Pasaría lo mismo si el Partido Nacional resolviera presentar a la presidencia ahora a una persona desconocida o de baja visibilidad. Entonces, de golpe, cualquier colorado con buena visibilidad se convierte en opción).

Pero esa lógica municipal –que por lo mismo originó resultados contrarios en otros departamentos y en unos cuantos no tenemos ni siquiera un edil colorado– no es aplicable en lo nacional, en que se enfrentan proyectos de país.

Hacer pasar a medio país blanco y colorado por el pequeño ojo de la cerradura del conservadurismo colorado es imposible. ¡Totalmente imposible! Intentar pasar el país liberal por el agujero del alfiler confesional de los acólitos del Opus Dei es una idea un poco loca. Pasar a la mayoría del país por ese pequeño embudo dogmático está condenado al fracaso. Eso de que la candidatura conservadora colorada tiene techo bajo se sabe desde antes de las elecciones. En caso de que un candidato neoconservador fuera el candidato colorado, el voto útil se dispararía previamente para los blancos, además de que buena parte del voto batllista se iría para donde fuere. La candidatura neoconservadora, en realidad, es el único camino en que el Partido Colorado puede sacar menos votos que en 2004, es decir, menos parlamentarios, todavía.

Por eso Tabaré Vázquez, con lógica competitiva, con un abrazo simbólico al doctor Bordaberry trató de validarlo como candidato colorado. Es el candidato ideal para los adversarios del Partido Colorado. Asegura que el partido siga jugando en segunda división. Y, reitero, estos no son juicios sobre las personas. Son juicios políticos.

 

El efecto de los  ex presidentes

El doctor Sanguinetti ya lleva tres años proclamando que él está fuera del debate electoral. Y lo está. Busca otro papel en el plano del debate de ideas del país. Es bastante lógico para un ex presidente que no tiene asegurada una nueva presidencia. Y desde allí define al Partido Colorado como socialdemócrata. El doctor Batlle no va a ser candidato, según ha vuelto a anunciar estas semanas. El jorgismo sin Jorge es un proyecto muy difícil. Sin un liderazgo carismático, el sector será atrapado, probablemente, por un debate más general que los obligará a optar entre ser republicanos o ser conservadores.

Estos dos dirigentes, Batlle y Sanguinetti, se están retirando, aunque no conviene equiparar dos situaciones diferentes. Y en el partido, al que se retira no se le ataca. Se les pasa a la historia para que los juzgue. Ella señalará, con mayor sabiduría que el presente, lo bueno y lo malo, que nada es todo bueno y nada es todo malo, se sabe.

La gran lección, sin embargo, es que el seguidismo profesado por algunos dirigentes más jóvenes hacia esos líderes trajo primero comodidad y rentas políticas y, luego, necesariamente, un mal resultado político. Todas las figuras que están contaminadas de ese seguidismo serán relegadas por el público. Se apuraron, además, con sus candidaturas y ellas no prenden ni prenderán por ese pecado seguidista original.
La consecuencia de los liderazgos filicidas de los dos viejos candidatos es que tienen, naturalmente, sucesiones cercanas obligadamente infecundas.

La idea, por otra parte, de que un candidato neoconservador es adversativo del statu quo es absurda. Es un candidato que nace de arriba y expresa una profundización del conservadurismo partidario. No es lo contrario. Es más de lo mismo sólo que en mucho mayores y letal dosis. *

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