El marxismo. La acumulación del capital

El capital es un valor que crece proporcionalmente a su movimiento. Si los capitalistas, concluido el proceso de producción y convertida la mercancía en dinero, no compraran medios de producción y fuerza de trabajo para producir una nueva plusvalía, dejarían de ser tales. El modo de producción capitalista, como otros, debe continuamente atender a su reproducción. En él, concretamente, una parte de la plusvalía se agrega al antiguo capital y se transforma también en capital, proceso denominado reproducción ampliada. Dialécticamente, mientras mayor es la acumulación del capital, mayor plusvalía crea; mientras mayor es la plusvalía creada, mayor es la acumulación del capital.

Una vez que una industria moderna comienza su labor, hace ganancias y acumula capital propio. Pero, ¿de dónde viene el capital inicial, antes de que la industria moderna comenzase? El capital se acumula a través del comercio, un término que significaba no sólo el intercambio de productos sino que incluía la conquista, la piratería, el saqueo y la explotación en diversas formas, principalmente la colonial y que es especialmente lucrativa en el comercio de negros esclavos. Marx escribe que «el capital viene chorreando, de la cabeza a los pies, por cada poro, sangre y suciedad». Hubo enormes ganancias y acumulación de capital. Esa acumulación originaria de capital en escala mundial, que le permite a Inglaterra disponer de capitales abundantes para la Revolución Industrial, se hace a expensas de la des-acumulación originaria de las zonas coloniales. Importa saber que España extrae metales preciosos equivalentes a un monto de 11 veces la deuda externa total de América Latina de 1990 y Portugal a un monto de 33 veces la misma. (Sarandí Cabrera, «Nuestra América no es deudora…» ‘La República’ (3/5/1992). La acumulación primitiva de capitales en los países europeos avanzados se acompaña de la aparición de una clase trabajadora compuesta por antiguos campesinos y artesanos despojados de sus medios de producción; los primeros expulsados de la tierra, y los segundos con las corporaciones artesanales arruinadas. Esa acumulación crea en un polo el proletario ‘libre’ y en el otro el poseedor del dinero, el capitalista.

Abundancia de capital y de mano de obra marcan el principio del capitalismo industrial. La tendencia histórica de la acumulación capitalista se caracteriza por esa expropiación implacable de los productores directos, campesinos y artesanos; porque la propiedad privada ganada con el trabajo personal cede lugar a la propiedad privada capitalista, asentada en la explotación del trabajo ajeno, aparentemente libre; porque se transforman los productores medievales en proletarios; por la socialización progresiva del trabajo. Paralelamente aumenta la aplicación de la ciencia a la técnica, la explotación sistemática de los recursos naturales, la extensión de la miseria, el ingreso de todas las regiones y pueblos en la red del mercado mundial.

Tal acumulación de capital persigue el objetivo de aumentar la tasa de ganancia; cualquier otro aspecto se le subordina. Si la ganancia es insuficiente, el proceso se enlentece y puede detenerse. La acumulación de capital, de una parte, extiende las relaciones sociales de producción capitalistas en áreas donde prevalecen relaciones precapitalistas, donde se apodera de tierras de comunidades nativas, de pequeños productores, de recursos naturales y arrasa con etnias o especies animales y vegetales. Por otra parte, profundiza las relaciones sociales de producción capitalistas en áreas donde ya existen, intensificándolas mediante el incremento de la productividad del trabajo tendiente a desplazar a los competidores del mercado.

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