Los terroristas de Bush

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, afirmó: «Si usted protege a un terrorista es tan culpable como el terrorista». Sin embargo, no aplica ese criterio hacia estadounidenses de ascendencia cubana que sueñan con la caída de Fidel Castro.

Aunque el gobierno de Bush ha sostenido sistemáticamente que no existen «buenos terroristas», su doble moral en el caso de notorios terroristas cubano-estadounidenses es ofensiva. El más famoso quizás sea Luis Posada Carriles, ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) considerado el cerebro del atentado en Venezuela contra un avión cubano de línea en 1976, que dejó un saldo de 73 muertos.

Posada Carriles fue arrestado y pasó nueve años en prisiones venezolanas, pero en 1985 logró fugarse y hoy vive en libertad, al igual que su cómplice Orlando Bosch, en Miami. Además de la detonación del avión de Cubana de Aviación ­por el cual Venezuela aún procura su extradición­, Posada Carriles ha sido vinculado con una serie de atentados con explosivos dentro de Cuba a mediados de los años 90, que tenían como objetivo desalentar la llegada de turistas.

En una entrevista concedida en 1998 al diario The New York Times, aceptó haber planeado los atentados, en uno de los cuales murió un turista italiano, y admitió que buscaba provocar un levantamiento contra el gobierno socialista. En 2000, Posada Carriles y tres cómplices fueron arrestados en Panamá con 13 kilogramos del explosivo C-4, que pensaban utilizar contra Fidel Castro mientras se dirigía a estudiantes de la Universidad de Panamá. Los cuatro fueron indultados en 2004 por la presidenta de ese país, Mireya Moscoso, una fiel aliada de Estados Unidos.

Posada Carriles pasará a la historia como uno de los 10 mayores terroristas de nuestro tiempo. Agentes cubanos de contrainteligencia que lograron infiltrarse en grupos radicalizados de exilados, en los estados de Florida y Nueva Jersey, hicieron posible descubrir el complot de 2000 para asesinar a Castro en Panamá Los cinco revolucionarios cubanos ­Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González y René González­ están presos desde 1998 en Miami, acusados de espionaje. El contraste entre el tratamiento recibido por los patriotas cubanos en prisión en Estados Unidos y el dispensado a Posada Carriles y otros exilados radicalizados, es evidente. Mientras Posada Carriles admitió públicamente sus actividades terroristas, los patriotas cubanos, ahora encarcelados sólo buscaban información sobre los planes de grupos ligados con actos violentos contra la Cuba socialista.

En junio de 2001, los cinco fueron condenados a sentencias que van desde los 15 años a dos condenas consecutivas de por vida. Ese fallo judicial fue revertido por una corte federal de apelaciones. Los revolucionarios cubanos jamás podrían haber tenido un juicio justo en Miami, a causa de la gran comunidad de exilados cubanos o descendientes que viven en esa ciudad. El gobierno de Bush, por su parte, apeló inmediatamente esa sentencia y logró que fuera revertida. El caso llegará a la Corte Suprema de Justicia, mientras la solidaridad del progresismo internacional reclama la libertad de los cinco revolucionarios de la tierra de Martí

En 2005, el gobierno de Estados Unidos decidió enjuiciar a Posada Carriles bajo cargos de ingresar ilegalmente al país, y no por sus actos de terrorismo, una decisión condicionada por la fuerte influencia política de la comunidad cubana en el estado de Florida, decisivo en elecciones nacionales. Aunque la tendencia en Estados Unidos apunta, sobre todo entre los más jóvenes, hacia una mejora de las relaciones con Cuba, para tener éxito en política en Florida es imprescindible adoptar una línea dura hacia La Habana.

Al comparar el dispar tratamiento recibido por Posada Carrilles y los patriotas cubanos, queda en evidencia que el gobierno de Bush mira hacia otro lado cuando un terrorista comparte sus objetivos políticos, como derrocar la revolución y el socialismo en Cuba. La inmoralidad de Mr. Bush es flagrante. Para el imperio, hay terroristas buenos.