Del 11 al 13 de abril

Hace seis años, exactamente en el año 2002, Venezuela fue escenario de dos acontecimientos que pasaron a formar parte de la historia política del mundo. Uno, fue el golpe de Estado del 11 de abril y el otro, ocurrido el 13 de abril, que fue la reversión de la zarpada contra el estado de derecho venezolano.

 

El zarpazo

El 11 de abril de 2002, dirigentes de los partidos de oposición, los dueños de los principales medios de comunicación privados, un significativo grupo de generales y vicealmirantes en contubernio con algunos gobiernos de países desafectos al presidente Hugo Chávez Frías, teniendo como base el apoyo de importantes sectores de las clases medias y altas de la sociedad venezolana, insurgieron contra la Constitución nacional y todos los poderes establecidos (gabinete, Parlamento, Fiscalía General, Tribunal Supremo de Justicia, Defensoría del Pueblo, Contraloría de la República, gobernadores y alcaldes). Ese día, el presidente Hugo Chávez fue depuesto con mensajes mediáticos que utilizaron mentiras y medias verdades que sembraron dudas, rechazos y odio en sus seguidores y en contra de la figura del mandatario nacional.

Mientras la masa opositora acudía al palacio presidencial de Miraflores para enfrentarse con un numeroso grupo de simpatizantes del Presidente Chávez que rodeaban la sede del Poder Ejecutivo, se suscitó una cadena de episodios violentos que significaron la muerte de una veintena de ciudadanos, tanto partidarios del gobierno como de la oposición, quienes, en la mayoría de los casos, sucumbieron por balas de anónimos francotiradores.

Las infundadas acusaciones, manipulaciones mediáticas y la traición de todo tipo, produjeron como resultado un golpe de Estado, la detención del presidente constitucional de Venezuela y la proclamación como nuevo presidente en el país del máximo dirigente de la cúpula empresarial

Inmediatamente comenzó la persecución e intento de linchamiento de seguidores y funcionarios del gobierno democrático por turbas enloquecidas por el afán de revancha y el odio social, lo que generó no sólo la detención de ministros y parlamentarios sino también el asesinato de algunas decenas de luchadores sociales con fuego policial.

 

El retorno de Chávez

Afortunadamente, esa dictadura duró muy poco, sobre todo porque a los golpistas se le olvidó un pequeño detalle: cuál sería la reacción de la mayoría del pueblo venezolano y de la Fuerza Armada leal con la Constitución y con su comandante en jefe. Es así entonces que millares de ciudadanos comenzaron a movilizarse solicitando la presencia del Presidente Hugo Chávez, hasta el punto de rodear diferentes sedes gubernamentales y militares del país, incluyendo el Palacio Presidencial ubicado en el centro de Caracas, de donde salieron huyendo los golpistas, sin mayor resistencia, más allá del miedo que inocultablemente mostraban sus rostros en la salida veloz que emprendieron.

En apenas 47 horas, esa fuerza del poder popular venezolano y la ayuda de los militares leales a la Constitución depuso a los golpistas y reinstalaron al Presidente Hugo Chávez al frente del Gobierno Bolivariano, sin disparar un solo tiro y sin muerte alguna.

Este hecho se convirtió en inédito no sólo desde el punto de vista histórico, sino también desde el análisis de la teoría política.

Desde ese momento en Venezuela se levanta una consigna como respuesta a los soñadores de los atajos golpistas: cada 11 tiene su 13 abril.

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