La academia que enseña a torturar

En los últimos cinco años sus graduados latinoamericanos fueron acusados de asesinatos, narcotráfico, paramilitarismo y un golpe de Estado. La cerraron, pero siguió funcionando con otro nombre. Ahora deberá decir quiénes son sus alumnos.

La Escuela de las Américas cambió el nombre pero no las mañas. En los últimos cinco años, militares latinoamericanos recibidos en la academia, que ahora se llama Instituto de Defensa para la Cooperación de Seguridad Hemisférica (Whinsec en inglés), fueron acusados de asesinatos, narcotráfico, paramilitarismo y un golpe de Estado.

Tras fuertes cuestionamientos, desde el 2004, la escuela guarda bajo llave los nombres de sus alumnos, pero semanas atrás la Cámara de Representantes aprobó una enmienda para que la información sea revelada. «Queremos saber quiénes son para poder controlarlos. El secreto y la indiferencia hacia los derechos humanos es un hábito de este gobierno», dijo Jim McGovern, el diputado demócrata que presentó el proyecto.

De acuerdo con la base de datos de SOAW, militares preparados por Whinsec reprimieron protestas en Bolivia en el 2000. A los dos años, el capitán Filman Urzagaste se ganó un curso de 49 semanas en el instituto norteamericano. Urzagaste fue uno de los responsables del secuestro y tortura, en 1997, del entonces presidente de la Asamblea por los Derechos Humanos, Waldo Albarracín. En 2002, dos graduados de la SOA, el comandante Efraín Vázquez y el general Ramírez Poveda, participaron del fallido golpe de Estado al presidente venezolano Hugo Chávez.

En Colombia, siete ex alumnos de la escuela dirigían grupos paramilitares y eran responsables de desapariciones y masacres en el 2001, según denunció Human Rights Watch. En 2005, el comandante de la brigada 17 del ejército colombiano, Héctor Jaime Fandiño Rincón, masacró a ocho personas en San José de Apartado, según testigos que lo reconocieron. Rincón era graduado de SOA.

En marzo del 2007, Los Angeles Times publicó un informe de la CIA en el que la agencia vinculaba al actual comandante del ejército, el general Mario Montoya, con los paramilitares. En 2002, el militar y los paras habrían trabajado codo a codo en la Operación Orión para eliminar a las FARC de las áreas pobres de Medellín, donde 14 personas fueron asesinadas y docenas desaparecidas. Montoya fue alumno de la escuela militar estadounidense en 1983 y en 1993 llegó a ser instructor.

En Chile, el general retirado Raúl Eduardo Iturriaga Neumann fue arrestado en agosto del año pasado, después de darse a la fuga por 52 días. Conocido como «Don Elías», el ex jefe de la inteligencia chilena (DINA) está condenado por la desaparición de políticos y militantes de izquierda. Neumann pasó por la SOA en 1965 y en 1973 participó del golpe de Estado al entonces presidente Salvador Allende.

En Perú, Angel Sauni, un ex miembro del escuadrón de la muerte Grupo Colina, reveló en febrero pasado que esa organización aprendió a combatir a Sendero Luminoso y al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru en la Escuela de las Américas. El Grupo Colina es acusado de haber asesinado a más de 25 personas durante el gobierno de Alberto Fujimori.

La lista de graduados que desprestigian a Whinsec es tan pesada como los fondos que recibe. Según un informe del Centro de Políticas Internacionales, el presupuesto creció de 3,8 millones de dólares en 1996 a 9,7 en 2004, mientras que la cantidad de asistentes disminuyó de 916 a 872, respectivamente.

Desde 1996 hasta el 2006, los países con mayor presencia en la escuela fueron Colombia, Chile, México, Honduras y Perú. «Hemos visitado 15 países, entre los cuales México y Colombia no nos recibieron ni respondieron a nuestra solicitud de que dejaran de entrenarse en Whinsec», dijo Lisa Sullivan, coordinadora del Observatorio de la Escuela de las Américas. El observatorio fue fundado por el principal enemigo de la academia, Roy Burgeois, un cura católico y veterano de la guerra de Vietnam, que fue detenido ocho veces por sus denuncias y que llegó a arrojar su propia sangre contra las paredes de la institución militar.

En los últimos años el instituto fue perdiendo algunos asistentes. Venezuela dejó de enviar cadetes en 2004. Lo mismo hicieron dos años más tarde Uruguay y Argentina, país que tuvo como dictadores a dos graduados de la escuela, Roberto Viola y Leopoldo Galtieri. Costa Rica y Bolivia se distanciaron de Whinsec el año pasado. Y otros pueden definirse próximamente. «El mandatario de Ecuador y el de Nicaragua quedaron en revisar los acuerdos y respondernos», señaló Sullivan, que en febrero pasado se reunió con ellos.

Aunque el Observatorio del padre Burgeois todavía no pudo cerrar el instituto, su proyecto para hacer públicos los nombres de los alumnos que cursaron allí en los últimos cuatro años avanza en el Congreso.

Sólo falta que lo apruebe el Senado. «Como no tuve éxito en cerrarla, este año quiero que publiquen los nombres», señaló a este diario el congresista Jim McGovern. Pero el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, James Stavridis, no se preocupa. Para él Whinsec es una oportunidad imperdible de entrenamiento para los militares latinoamericanos. «Esa relación humano a humano que ocurre (enWhinsec) crea lazos inseparables cuando tratamos de transferir parte de ese sistema de valores a nuestros socios y vecinos», dijo en marzo pasado en el Congreso, antes de visitar Argentina.

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje