Tabaré se recibió de Gran Presidente

Un fenómeno. Realmente uno salió reconfortado.

Como uruguayo. Como frenteamplista.

Si hubiera un concurso mundial de discursos de presidentes, por ahí nos traíamos otro título para el paisito. Fueron dos horas y pico que no decayeron nunca en su interés. Fue preciso, claro, concreto. Habló con hechos y con números.

Fue meticuloso al rendir cuentas. Se entregó con vocación de servicio a poner al tanto a todos los ciudadanos sin distinción. Habló el Presidente de todos los uruguayos.

Y lo hizo con sentido patriótico, con emoción, sin ocultar el enorme honor por la tarea que el pueblo le encomendó. Fue generoso en su agradecimiento. Fue natural, fue espontáneo, tuvo sentido del humor, no fue solemne.

Muchas cosas. No hizo campaña política. No se vanaglorió de los éxitos del gobierno. Reconoció todo lo que aún faltaba. Reconoció los méritos que tuvieron los anteriores gobiernos.

Habló del trabajo en equipo. Algo también muy importante en nuestro país. Donde muchos somos medio «cocoritos» y a veces nos ponemos medio en personajes, o medio necios y hasta soberbios.

Trabajar en equipo es fundamental. Y este gobierno ha sabido hacerlo. Lo intenta, se esfuerza. Tabaré nombró uno a uno a todos los ministros, actuales y pasados, simbolizando en ellos a todos los funcionarios. Mención especial para el vicepresidente Nin Novoa. No es fácil ser segundo. Y ser leal, ubicado, respetuoso, y al mismo tiempo expeditivo y eficaz en lo que toque. Tabaré fue agradecido y hubo un emotivo abrazo. Y también es bueno hacer esas cosas y mucho más en público. Porque a los uruguayos a veces nos da como vergüenza hablar bien de los otros y ser cariñosos y demostrativos.

Pero también fue enfático, firme, trasmitió un tremendo convencimiento. Como cuando expresó la obligación de venir a rendir cuentas, pero también el derecho que, como gobernante, tenía de informar sobre todo lo hecho.

Se indignó cuando desnudó a aquellos que sólo ven sus derechos y no los de los demás, vale la pena recordarlo: «Pero lo que es inadmisible, lo que es penoso, es que haya quienes aún creen que los derechos son privilegios de algunos, más bien pocos y entre esos pocos ellos, o que nieguen o se molesten porque se legisló la actividad laboral de los trabajadores rurales. Y para las empleadas domésticas. Es que ellos, las empleadas domésticas y los trabajadores rurales, ¿no lo saben?»

Reconoció todo lo hermoso que tiene este país y qué necesario que es eso, más cuando a veces a los uruguayos nos gana el desánimo y el pesimismo y barremos con todo. Pero no se quedó en el pasado, apostó por un país donde los jóvenes sean protagonistas y sientan que su país los quiere y les da las mejores posibilidades a su alcance para que encuentren su realización en él.

 

Trasmitió energía, coraje, esperanza

Se le volaron algunas veces los papeles. Se rió. Con total naturalidad los recogió o se los alcanzaron y siguió. No se puso nervioso por la posibilidad de quedarse sin el discurso escrito. Se fue de él varias veces, se fue, vino, cuantas veces quiso. Porque a pesar de que fue una rendición de cuentas exhaustiva y detallada, salvo por los números dio la impresión de que podía haber hablado sin leer, tranquilazo. Como esos estudiantes que se estudiaron todo el programa, lo comprenden, lo re conocen y por eso están tranquilos y disfrutan de su examen. Porque permanentemente trasmitió la convicción de que estaba totalmente al tanto de todo, empapado, embebido de cada tema, de cada problema, de cada solución.

Y eso los ciudadanos lo palpamos y nos da una gran seguridad. El tipo sabe de qué está hablando. El tipo ama lo que está hablando.

Y es hermoso y estimulante que un presidente sienta y viva intensamente su función. Se conmueva y vibre y se sacuda y grite cuando habla de los pobres, o del Plan Ceibal, o de los que recuperaron la vista, como aquel hombre que a los 70 años por primera vez vio el mar.

Es fundamental trasmitir esas ganas de vivir, de luchar, de pelear por la esperanza. El único antídoto contra las drogas, la delincuencia y la depresión es las ganas de vivir, de luchar, de amar, de volver a levantarse y volver a empezar. Y en este sentido hay que entender su admiración por el boxeo, una especie de deporte­terapia para muchos jóvenes que allí encuentran la motivación para pelear por su vida.

En fin, habría muchas cosas para decir. Seguramente ustedes tendrían muchísimas observaciones más. Sería bueno que lo hicieran a la sección «Tiene la Palabra» y así compartirlas.

Aquí en la redacción trabajamos desde muy temprano y hasta muy tarde. Lo hicimos con contracción y fervor. Pero salimos mucho más reconfortados de lo que ya esperábamos. Sentimos que valió la pena el esfuerzo por testimoniar un día muy saludable para todos los uruguayos. El día en que Tabaré Vázquez, ante todo su pueblo, se recibió de gran presidente. Y nos alegramos por él. El hombre habló con verdad. Habló de las cosas que todos conocemos. Con palabras sencillas y sinceras. Porque más allá de los números abrumadores de las encuestas, la mayoría de nosotros siente que es un hombre que se ha entregado por entero a la función pública, a servir al prójimo. Primero como médico, luego como gobernante. Y lo hemos visto crecer, agigantarse en los momentos más difíciles. Cumpliendo la labor con total responsabilidad, esmero y acierto. Y nos alegra que así sea. Se lo merece. Se merece esto que le pasó. Y está bueno que a la gente le vaya bien. Y que se ponga contenta por eso, no se inhiba, lo comparta. Hace bien a todos. Es un buen ejemplo de vida.

Y también nos alegra por nosotros. Porque quiere decir que también somos capaces de salir adelante, de construir un país mejor. Disfrutando del camino.

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