Respuesta a una infamia como hay tantas en estos tiempos…

He leído con asombro pero también con un poco de pena el Boletín Nº 1008 de un colectivo militante, tratando de destruir al Informe de Coyuntura del Instituto Cuesta Duarte. Realizan este intento precisamente formulándose la pregunta: «¿Qué opinarían Gerardo Cuesta y León Duarte?». Y luego lanzan una serie de razonamientos sin demasiados fundamentos contra el PIT-CNT y algunos de sus dirigentes y técnicos.

Este artículo, según reza ­porque para leerlo hay que ser muy creyente­, lo escribió William Yohai, de profesión economista y afecto a hacer películas y boletines siempre difamando a militantes de la izquierda sindical. Se ve que esta tarea lo hace sentirse feliz y popular por 30 segundos.

En este caso arremete contra el Informe de Coyuntura y su financiamiento, a través de la Fundación Serafín Aliaga y de la Agencia de la Cooperación Española. Como a veces la memoria es corta, conviene recordar desde dónde viene la cooperación española con los uruguayos, en especial la cooperación de Comisiones Obreras y UGT, dos centrales sindicales muy importantes de España.

Durante la dictadura instalada en Uruguay entre 1973 y 1985, muchos uruguayos y uruguayas fueron asesinados, desaparecidos, presos y torturados (dos palabras indisolubles en ese maldito proceso) y exiliados.

Nuestros compañeros en el exilio fueron consiguiendo diversos tipos de colaboración en distintos países de Europa. Es así que se conformó la CNT en el exilio, como lo relata formidablemente el compañero «Gallego» Bouzas en su libro «La generación de Cuesta». Entre otras tareas, los compañeros buscaban recursos económicos para ayudar a los familiares de los compañeros y compañeras que estaban presos. En el caso de España se recibió un apoyo invalorable por parte de Comisiones Obreras y UGT, que permitió asistir y ayudar a nuestros compañeros. El Pepe D’Elía decía que nunca nos teníamos que olvidar de reconocer la solidaridad de los españoles para con el movimiento sindical uruguayo.

He escuchado por parte del Yuyo Melgarejo, del Rata Franco, de Bouzas, un conjunto de anécdotas de la solidaridad obtenida, de la búsqueda de recursos, del préstamo de locales para festivales, de la solidaridad sin límites, a la cual retribuimos con nuestra militancia permanente por una sociedad diferente, por un país productivo con justicia social, y en esto no van a encontrar diferencias en nuestras filas.

Pero más allá de la esperada solidaridad de las centrales de izquierda españolas, también recibimos cooperación por parte de AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional) para lo que significó el regreso de los uruguayos y también lo reconocemos y lo valoramos infinitamente porque posibilitó el reencuentro de muchos uruguayos.

Tal vez estas historias de vida y de construcción de esperanzas las desconozca este Sr. Yohai. Experiencias similares se dieron en muchos países como Italia, Suecia, México; Cuba, Venezuela y en cada uno de estos países hubo CNT en el exilio. Entonces qué dirían Cuesta y Duarte se responde solo: ¡Fuerza compañeros! Con los compañeros sindicalistas españoles estuvimos juntos en los peores momentos para los uruguayos y estamos ahora fortaleciendo al movimiento sindical uruguayo. No nos extraña, porque a esto le llamamos solidaridad de clase.

Pero ya saliendo del financiamiento externo y atendiendo a las críticas malintencionadas que no nos llaman la atención, le decimos que estamos asistiendo a la mayor tasa de afiliación de la historia del Uruguay, así que los muertos que vos matáis gozan de buena salud.

Por último, queremos expresar nuestro mayor reconocimiento al Instituto Cuesta Duarte y en este caso al equipo de investigación, que en una labor comprometida nos construyen un Informe para que la dirección de los sindicatos esté en las mejores condiciones para defender a sus pares.

Hacer críticas duras y sin fundamentos está de moda, pero como toda moda es efímera, mientras que la calidad, el compromiso, la solidaridad, la lucha, las ideas, el proyecto sindical nunca dejan de vivir. Siempre que haya trabajadores, habrá movimiento sindical forjando una sociedad diferente.

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