El mounstrosierra y la manos de tijera

Los pobres organizados molestan; los pobres ilustrados sobre sus derechos aprenden que estos se conquistan, ejercen y defienden, concluyen en una síntesis esencial de que son sujetos de derechos y no de caridad, se dignifican al apropiarse del pensamiento de Artigas de que «nada debemos esperar sino de nosotros mismos» generadora de conciencia crítica, de consecuencia y rebeldía y no obsecuencia y resignación.

 

Lo que no deja organización es caridad y la caridad no cuestiona, conciencia crítica y no conciencia de agradecimiento.

 

La motosierra recorta recursos, la mounstrosierra amputa la conciencia asociativa, empujando a que el desocupado pase a la categoría de desalentado, a la pérdida de la esperanza, a no tener más como horizonte la inclusión y a depender de acciones humillantes disfrazadas de solidaridad.

 

La solidaridad es compartir lo poco que se tiene y no dar lo que sobra, es dar lo mejor de nosotros mismos sabiendo que recibiremos lo mejor del otro.

 

En los años 90 los dueños de la ferretería «el elefante rosado», atendida por blanqui-colorados, realizaron bajo la gerencia de la señora Julia Pou la «Acción Solidaria» solicitando donaciones para los pobres, sí, done ropa, colchones, frazadas, juguetes usados, etc.

 

Planes sociales de «done lo que no use» porque en el país lo que sobra son pobres. Para ellos sobras, no obras.

 

En el otro extremo, quienes realicen planes de inclusión para frenar y revertir dicha situación son acusados de dar plata a vagos, a parásitos que no producen.

 

En los 90 dar dineros para comprar bancos fundidos, para beneficiar a banqueros nunca fundidos, jamás valoraron en llamar de parásitos a los Peirano.

 

Vaya paradoja, hoy estos mismos recriminan y condenan de amiguismo y de pagar favores a quienes buscan con leyes contemplar reclamos históricos del PIT-CNT, en los 90 el amiguismo era confundido con favoritismo con nombre y apellido, Cambón, Greno, Braga, carnes de cañón de quien cobró la comisión, casualmente la organizadora de las «Acciones Solidarias».

 

Molestan también los policías organizados, en los 90 no molestaba la polibanda organizada, ahí no hubo mano dura, lo que sí hubo fue «mano suelta»; ojo que la mano dura trajo el terrorismo de Estado.

 

 

Recorrimos 1.858 kilómetros divididos en cuatro columnas por todo el país, alertando a nuestro pueblo a tener memoria y a tomar parte sin delegar a la tarea de dar vuelta la página, pues somos conscientes que esta etapa fue un aperitivo y debe venir el plato fuerte que es más a los que menos tienen.

 

Nuestro pueblo salió a recibir y saludar a los más de 200 compatriotas caminantes que han sabido dejar a su familia durante una semana para realizar en nombre de todas las trabajadoras y trabajadores uruguayos el NO pasarán, en esta construcción de la barrera contra los 90, conformada por las organizaciones sociales que saben no confundir independencia política con imprescindencia política y seguidismos políticos con continuismos políticos.

 

Son tiempos de reflexión y acción y no de ortodoxia y agitación.

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