Un Estado tapón idiosincráticamente partido en dos

Hasta hace poco, yo creía que lo único que nos partía delicadamente en dos era el río Negro.

Pero, y a pesar de los avances innegables de la actitud «progresista» de orientales y uruguayos, me acabo de desayunar ( o de terminar de darme la cabeza contra la pared) de que existe una división idiosincrática entre orientales y uruguayos, que va mas allá del límite hidrográfico referido.

Ha quedado en evidencia en esta votación de primera vuelta, según la tramposa semántica instaurada por las necesidades perentorias del partido oligárquico, en sus dos facciones.

Que nos puede llevar a la «democrática solución(?)» de que un candidato con el 30% del electorado tenga más derecho a ser presidente que uno que araña el 50%.

Y el análisis primario y «en caliente» del resultado, no escapa a mi necesidad de desahogo.

 

Votos prestados, devueltos.

No cabe duda que en la elección de Tabaré jugó el factor de los votos prestados. Es decir, votos no ideológicamente «progresistas» sino más bien desencantados de tantos fracasos de los gobiernos (oligárquicos) que lo antecedieron, prestados a probar un cambio.

Esos votos, profundamente inestables en lo ideológico, volvieron rápidamente a «sus fuentes», como era lógico esperar. Son «plancton» flotante, fácil víctima de la marea superficial del mar (asmo) político y de los depredadores, pirañas camufladas de inocentes pececillos.

Votos perdidos por desgaste natural. Todo uso del gobierno conlleva un proceso de desgaste, ya que la idea cuasi idílica que se tiene, antes de que asuma, no se compadece con lo que después resulta. Eso pasa casi siempre. El gobierno de Tabaré, con sus muchos méritos, no es la excepción.

Votos perdidos por errores propios, con mayor o menor culpabilidad atribuida.

Hubo desprendimientos políticos de importancia durante el gobierno de Tabaré. Algunos errores graves y otros atribuidos, ocasionaron un desgaste manifestado en la «ida» de contingentes de ex integrantes del FA: el 26 de Marzo, arrastrando una primera parte de la CI, primero. Luego otra parte de la CI, acompañando a Sarthou. Y recordar que se había ganado en primera vuelta, por apenas unos votos por encima del mínimo exigible…

Votos que no acompañan la totalidad de la idiosincrasia (?) frentista típica.

Perdimos el plebiscito por la anulación de la ley de impunidad por pocos votos. Remamos y nadamos, para morir en la orilla. Eso es lo más doloroso.

He hecho un pequeño estudio de la situación por partidos, en el circuito que me tocó en suerte controlar. Ahí van. En ese circuito, en el que sólo el 35% votó al FA,

-El 9% de los votantes del FA no votó la rosada.

Sin embargo

-El 12% de los votantes del PN votó la rosada

El 6% de los votantes del PC votó la rosada

El 13% de los votantes del PI votó la rosada

Conclusión: si todos los votantes del FA hubieran votado la rosada (48% del total), más los votos que se agregaron, se hubiera llegado. Ahí no hay que echarle la culpa a otros, sino a la mezcla de opiniones existentes en el propio FA. ¿O al poco esfuerzo humano que los dirigentes de peso dedicaron a la empresa?

Votos de desclasados:

Pero lo mas grave de todo es que la oligarquía disfrazada (la pituquería exclusionista de Lacalle, y el cuero de oveja que cubre parcialmente al lobo Pedro (al revés de Pedro y el lobo…), ha «convencido» y captado a muchos desclasados ideológicos. La oligarquía, por definición es un agrupamiento de pocos, que busca aprovecharse de la explotación de muchos. Tienen, por definición economicista, que ser pocos, para que les rinda la apropiación del esfuerzo de producción de muchos. Lo extraño y disparatado es que esos muchos no lo adviertan y estén decididos a darles, además del poder económico que ya detentan, el poder político, para que los puedan explotar mejor…

Hace mucho tiempo que he pensado, que uno de los negocios más rentables en este país es el de producir sombreritos de papel higiénico…

Porque no me imagino a los indigentes del Plan de Emergencia, ni a los pobres amparados en las Asignaciones Familiares, ni en el Hospital de Ojos, ni en los comedores del INDA, ni siendo sus hijos, lógicos destinatarios de las computadoras, etc, etc, etc, votando por los que se la van a cortar, sin ambages, motosierra mediante. Y que, además, los van a hacer bañar y rapar sin interesarles reparar el fondo de sus carencias, sino las consecuencias desagradables que les pueden molestar la vista y el olfato…

Pero que los hay, los hay.

Tenemos un mes de reflexión para poder comprender que la cuestión sigue siendo entre la oligarquía disfrazada y el pueblo, eligiendo a sus representantes.

Y exigiéndole permanentemente a éstos que lo sean, fielmente.

Ideológicamente tenemos chance, si superamos la desazón de lo no logrado en primera vuelta y continuamos trabajando intensamente.

Hasta el repechaje, entonces.

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