EDITORIAL

Paraguay en honduras

La situación política es extremadamente crítica en Paraguay, aseguran fuentes periodísticas de ese país, así como diplomáticos radicados en Asunción. Incluso se habla, ya elevando la voz, que se está caminando en la misma dirección de Honduras, en los meses previos a la destitución de Manuel Zelaya. Nada más que en este caso el destituido sería Fernando Lugo.

El sábado pasado el presidente Lugo denunció que opositores a su gobierno buscan destituirlo del cargo al margen de la Constitución, durante un acto en un barrio pobre de Asunción. Acusó además a «especuladores políticos y a los que gozan de groseros privilegios» de estar detrás de este intento de concluir con su mandato mucho antes de lo que establece la Constitución.

Sostuvo, a su vez, que su gobierno intenta recuperar la eficiencia del Estado y que ello «tiene muy preocupados a unos pocos, pero que hacen mucho ruido y tienen mucha cabida en los medios de comunicación social».

Mientras, la derecha paraguaya, comprometida con la corrupción desenfrenada, amenaza públicamente a la institucionalidad. El senador Alfredo Jaeggli, férreo opositor al presidente Lugo, aseguró que hay un plan para tratar de destituir al gobernante en un plazo no mayor de seis meses.

«Si Lugo continúa cuatro años más, no vamos a poder trabajar más, ustedes los periodistas ya no van a poder hablar en sus radios», dijo Jaeggli, hace unos días, a la radio Primero de Marzo al afirmar que si para entonces no se logra su destitución en un juicio político «después ya no será posible» .

Consideró también que cualquier mecanismo legal para intentar la destitución de Lugo tiene que ser puesto en marcha antes de que las agrupaciones de izquierda se consoliden a la sombra del jefe de Estado. «Debemos ver qué es lo que queremos: un Paraguay tipo Chile o Uruguay o Brasil, o un Paraguay tipo Cuba, Venezuela o Ecuador», indicó el senador, manejando falsas oposiciones con la intención de identificar a Lugo con países integrantes del Alba.

Lo cierto es que Paraguay se encuentra ante el peligro de que la institucionalidad se resquebraje, quizás sin la necesidad de la irrupción de las fuerzas armadas, en tanto la derecha guaraní es mayoría en el Parlamento.

Si el golpe de Estado en Honduras fue una mala señal para el avance de la democracia en América Latina, un quiebre institucional en Paraguay sería trágico y estaría lastimando al corazón mismo del Mercosur.

Todo indica que ha llegado la hora de actuar, donde gobiernos, partidos y pueblos resuelvan dar todo su apoyo al presidente constitucional Fernando Lugo. Para que no pase lo de Honduras, donde un día todos nos levantamos con un golpe de Estado en ese país, habiendo previamente hecho muy poco en solidaridad con la democracia.

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