La Defensa de Paysandú. 1864-65: Unidos en solidaridad

Arquitecto, coordinador de la Red Patrimonio Paysandú, vicepresidente de la Delegación Uruguaya ante la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).

Desde los primeros días de diciembre del 64 hasta su caída el 2 de enero de 1865, en Paysandú se escribió una página de la historia que nos habla de un nuevo capítulo de la solidaridad americana ante la agresión de las fuerzas de Venancio Flores, que era apoyado por la oligarquía porteña y por las fuerzas imperiales de Brasil.

Desde 1860 el país contaba con un gobierno constitucional, electo por absoluta mayoría de la Asamblea General y que concitaba, sin distinción de matices políticos, conformidad y adhesión.

El presidente Berro adoptó una serie de medidas para elevar la economía del país y asegurar la independencia nacional en un rumbo progresista que ayudaba a crear condiciones favorables para un avance de las fuerzas productivas.

El diario El Comercio del Plata comentaba: «Una prueba palpitante de la confianza que empieza a inspirar a las naciones europeas el estado del país ha sido el arribo a nuestras playas de 1.200 inmigrantes que han venido en buques franceses, españoles e italianos fondeados en un solo día en nuestro puerto».

Estos éxitos estorbaban los planes de las clases dominantes de Argentina y Brasil, y la agresión a Paysandú fue la culminación de la agresión a la República Oriental del Uruguay.

La ciudad sufrió grandes estragos. A pesar de ello sus defensores resistieron con energía, no se dieron reposo y «no se dieron por vencidos, ni aún vencidos».

El comandante de la cañonera francesa Decidé, una de las tantas naves ancladas frente a las costas sanduceras, considerando que era inútil la resistencia, al tercer día del sitio ofreció su mediación a Leandro Gómez para la entrega de la plaza sitiada.

La respuesta fue contundente: Gómez llamó a los principales jefes que lo acompañaban, clavó en el suelo el asta que sostenía el Pabellón Nacional, y al unísono todos desenvainaron sus espadas cruzándolas sobre la bandera y en esta posición juraron vencer o sepultarse bajo los escombros.

El militar francés «estrechó en silencio la mano de los valientes. Conmovido profundamente no pudo articular palabra, pero las lágrimas que corrían sobre sus mejillas atestiguaban su emoción» (1).

El 25 de agosto de ese mismo año, Leandro Gómez había dicho: «Debemos jurar en presencia de Dios y a la vista de nuestra patria amenazada, morir mil veces luchando contra extranjeros y traidores, sin mirar el número, antes de consentir que la libertad del pueblo oriental y su independencia sean pisoteadas».

De arraigadas convicciones artiguistas, había adquirido la espada que la provincia de Córdoba le regalara a Artigas en 1815, y generosamente la ofreció al Gobierno de la República acompañándola de una nota diciendo: «Fue el terror de los enemigos de la Independencia y de la soberanía»… «todos los hijos de esta tierra deben sentir por él la más profunda gratitud y veneración».

Recordemos que en 1856 con motivo de la inhumación de los restos de Artigas en el Cementerio Central fue el primero en iniciar en el diario «La República» de aquella época, la publicación de una serie de artículos sobre la personalidad y obra del Prócer de los Pueblos Libres.

Relata Orlando Ribero (2) que el 31 de diciembre del 64 «había que permanecer sentados o echados en el suelo, a menos de un metro de altura, las balas barrían con todo, por sobre los restos de pared. Son muchos los que caen. Pero los que quedan no desfallecen. Y los vivas a Artigas se suceden: ¡Seremos tus dignos compatriotas, heroico Jefe de los Orientales!».

La gesta de Paysandú, unió detrás de estos ideales a patriotas sin distinción de divisas, pero también tuvo una dimensión regional más allá de fronteras. Como también la tuvo la gesta artiguista en Purificación 45 años antes.

La mayoría de los defensores no eran soldados profesionales sino voluntarios, vecinos de la ciudad. Pero también los había de tierras vecinas.

Según el historiador Oscar Tavani Pérez Colman de Paraná: «Cabe resaltar que en la ciudad sitiada de Paysandú, al lado de los orientales defensores de la independencia nacional de su patria, luchó en forma denodada aproximadamente dos centenas de entrerrianos que, plenos de conciencia política y de sentido americano, se unieron a las fuerzas del valiente coronel Leandro Gómez, debiendo destacarse que sucedía a éste en el mando de las tropas defensoras el coronel Lucas Píriz, hijo ilustre de la provincia de Entre Ríos». (3)

El entrerriano tenía una dignidad y un coraje, que no han sido suficientemente resaltados.

En una carta decía: «Autorizo al general Leandro Gómez a pegarme un tiro en el caso que me vea aflojar». Una bala lo hiere gravemente en el abdomen, al filo de las cinco de la tarde del 31 de diciembre del 64 y muere en el penúltimo día de la Defensa.

Rafael Hernández, es otro ejemplo de quienes vinieron a pelear a Paysandú desde la vecina orilla. Hermano de José Hernández, el creador de Martín Fierro, ­quien no pudo cruzar el río y se quedó observando los hechos desde la isla Caridad­ resultó herido en una pantorrilla, pero cuando cayó la plaza pudo escapar del exterminio disfrazado de vasco lechero.

Otros eran de origen brasileño, como el bravo Azambuya, quien a la una de la tarde del 1º de enero del 65 cayó muerto de un balazo. A esa hora la guarnición ya se había reducido a la mitad, pero aun se peleaba, puerta a puerta y de ventana a ventana.

En Paysandú, «También del lado de adentro de las trincheras había una Triple Alianza», escribió Washington Lockhart (4) ante esa confluencia de patriotas.

Aquellos hechos históricos, como otros muchos que se desarrollaron a lo largo y ancho del Río Uruguay, siempre tuvieron una dimensión que fue más allá de lo local y en los cuales se encontraron los pueblos unidos en solidaridad.

Ejemplos que deberíamos tener presentes en nuestra memoria para que nos ayuden a enfrentar los retos a los cuales hoy estamos enfrentados.

Más aún cuando desde los mismos sitios, por hechos puntuales, se pierden de vista historias de hermandad y objetivos trascendentes para nuestra región, como lo es la necesaria integración en aras del desarrollo y la felicidad de nuestros pueblos.

(1)»La Defensa de Paysandú»- Francisco R. Pintos.

(2)»Relatos de Paysandú»-Orlando Ribero

(3) «El sitio de Paysandú desde El Paraná» -Oscar Tavani Pérez Colman.

(4) «Leandro Gómez: la defensa de la soberanía» -Washington Lockhart.

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