Rituales voladores, candombe y Mercosur

Reunidos en Abu Dhabi ­Emiratos Arabes Unidos­, Naciones Unidas para la Educación y la Cultura a través del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial inscribió en octubre pasado 76 nuevos elementos a la lista que contaba con 90. Como sabemos, hoy figuran allí nuestro candombe y nuestro tango compartido con la hermana Argentina, junto al silbo gomero de Islas Canarias, los rituales voladores de México y Centroamérica, y la samba de roda de Brasil, entre tantos usos y saberes provenientes de todas partes del planeta.

La ceremonia ritual de los voladores trasmitida de generación en generación desde la prehispanidad, tiene por objeto expresar el respeto hacia la naturaleza y el universo espiritual, refiere a la fertilidad de la tierra y convoca a la buena cosecha por medio de una ceremonia acrobática de cuño sagrado. Cuatro jóvenes en abstinencia sexual trepan por un mástil de 18 a 40 metros de alto fabricado con el tronco de un árbol recién cortado, el cual se «siembra» (se para) en un lugar adecuado luego de ser preparado con un sistema giratorio en la cúspide. Sentado en la plataforma que remata el mástil, un quinto hombre, el caporal, toca con flauta y tambor melodías en honor del sol y a los cuatro puntos cardinales. Después de este acto de invocación, los danzantes se lanzan al vacío desde la plataforma a la que están atados de los pies, giran imitando el vuelo de los pájaros mientras la larga cuerda se desenrolla y van descendiendo paulatinamente.

El silbo gomero, trasmitido a lo largo de siglos en formal oral, es un lenguaje silbado plenamente desarrollado y practicado por numerosa población de La Gomera (España) para comunicarse a través de barrancos. El silbo fue creado y «hablado» por los guanches, primeros habitantes de la isla y sus alrededores. En el siglo XVI, tras la conquista de las Islas Canarias, los últimos guanches, procedentes de los bereberes de Africa del Norte, adaptaron el silbo al idioma español, mientras la lengua original, el idioma guanche, se iba extinguiendo.

La samba de roda es una danza ritual de origen africano preservada fundamentalmente en Bahía, Brasil. Apareció en el siglo XVII procedente de los bailes ancestrales y tradiciones culturales de los esclavos de la región, para luego influenciar la evolución de la samba urbana, símbolo de identidad nacional brasileña en la actualidad. Este baile congrega a la gente en ocasiones específicas, como las fiestas católicas populares o los cultos afrobrasileños, pero también surge a veces de forma espontánea. Todos los presentes, incluyendo a los principiantes, son invitados a participar y a aprender a través de la observación y la imitación. Una de las características es que se reúnen en un círculo llamado roda, con solitas en el centro de la rueda formada por otros bailarines que cantan y baten palmas a su alrededor.

El candombe es un género musical y ritmo afrouruguayo de origen bantú que se manifiesta desde la percusión de los tambores piano, chico y repique. En sus inicios se formuló como una fiesta representando la coronación de los reyes congos, imitando la vestimenta y ciertas figuras coreográficas de las costumbres de los reyes europeos y aunando elementos de la religión bantú y la católica, en un sincretismo cultural expresado a través del baile y el sonar del tambor. Los toques de los barrios típicos y sus múltiples manifestaciones en diversos puntos del país y en las colectividades de compatriotas en distintas partes del mundo, son fuente de orgullo nacional, en particular para los afrodescendientes, implican vinculación con los ancestros y son símbolo de identidad, celebración y resistencia para los uruguayos.

Contrariamente a lo que algunos puedan pensar o temer, estas declaraciones son una patente de autoría a nivel mundial, debido a los rigurosos mecanismos de postulación y elección de las usanzas, ritos o saberes populares que allí se busque incluir para reconocer, fortalecer, difundir y cuidar que no desaparezcan las culturas originarias que conforman las distintas identidades. La inclusión en la lista representativa del patrimonio intangible de la humanidad promovido por Unesco permitiría garantizar la supervivencia y proyección internacional. El patrimonio inmaterial vive dentro de las personas que lo recrean y se suele expresar a través del cuerpo humano, del canto, la danza, la palabra o la actividad artesanal.

Dice Unesco: «Muchos elementos del patrimonio inmaterial están amenazados por los efectos de la globalización, las políticas homogeneizantes, la omnipresencia de los medios de comunicación, las migraciones, la urbanización y el turismo masivo, entre otros, así como por la falta de recursos económicos, de valorización y de entendimiento, que conducen al deterioro de estos elementos y a la falta de interés entre las nuevas generaciones.»

Hacemos votos por una mirada atenta de los gobernantes hacia la diversidad cultural de nuestros pueblos, asediados por la lógica del más fuerte económicamente en las industrias del entretenimiento y el arte. La dimensión cultural de los derechos humanos reconocida en el Mercosur y reflejada en otros organismos del área regional, debe ser fortalecida desde los países miembros en un paso prioritario y fundamental hacia la integración plena, pues la cultura nos une por encima de diferencias. La meta sería la Patria Grande del Padre Artigas y la frase de Simón Bolívar: «La Patria es la América.»

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