EDITORIAL

Enfrentando la crisis desde la izquierda

La crisis económica y financiera internacional está muy lejos de haber llegado a su fin. El impacto tremendo sufrido por la economía global y especialmente por los países capitalistas centrales a finales de 2008 y durante todo 2009, se extiende hoy a nuevos escenarios.

El debate de cómo enfrentar la crisis y como paliar sus efectos sigue abierto, pero los resultados obtenidos permiten juzgar la eficacia de los planteos más allá de la teoría en la práctica.

En la Conferencia Internacional del Trabajo que se desarrolla en Ginebra, la OIT presentó un informe sobre cómo enfrentaron la crisis 85 países del mundo.

El informe es particularmente valioso porque no sólo analiza qué países crecieron y cuáles tuvieron recesión, sino también cómo impactaron las medidas que esos países adoptaron en el empleo.

Vale decir, no sólo desde el punto de vista macroeconómico sino también en un indicador social clave como el empleo.

Combinando esas dos variables la OIT ubicó a Uruguay entre los cinco países del mundo que lograron un mejor desempeño, con crecimiento económico y a la vez reduciendo el desempleo.

A ello hay que agregarle que como lo testimonian los datos que mes a mes se conocen sobre el ingreso y el salario, se logró crecer económicamente, reducir el desempleo y a la vez incrementar el poder adquisitivo de los hogares.

En la última medición del Instituto Nacional de Estadísticas correspondiente a abril, el ingreso real de los hogares, descontando el efecto inflacionario, registró un incremento de 2,9% para el total del país, estimándose en $ 19.307 en promedio.

Por su parte el ingreso per cápita se estimó en $ 6.777, lo que representa un incremento de 4,1% respecto a la estimación de marzo.

El primero gobierno del Frente Amplio, encabezado por Tabaré Vázquez, dijo muy claramente que «esta vez la crisis no la pagarían ni los trabajadores ni los más pobres». Los hechos demuestran que lo logró.

Estos últimos números demuestran, cuando está tan de moda buscar las diferencias entre la primera gestión del FA y la segunda, encabezada por José Mujica, que en los asuntos troncales de la política económica y social se continúa sin vacilar por la misma senda, que además se sigue demostrando exitosa.

Los ramalazos de la crisis mundial ahora se sienten con fuerza en Europa. Por supuesto que la región en general y Uruguay en particular no están inmunes a sus efectos, pero estamos en mejores condiciones que nunca para enfrentarlos.

El buen desempeño de Uruguay, y con matices de América Latina, se debió a la implementación de políticas anticíclicas: desarrollo y profundización de una red de protección social que había sido destruida por el neoliberalismo, negociación colectiva, mantenimiento y crecimiento del salario, lo que permitió que el mercado interno absorbiera el impacto negativo en el comercio internacional; diversificación de mercados y productos de exportación, incentivos y seguridad para continuar atrayendo inversiones, control y enfoque productivo en el sistema financiero, control inflacionario, disciplina fiscal pero sin renunciar a la inversión pública en sectores estratégicos.

Esta política es bien diferente a la de ajuste fiscal, reducción de salarios y pasividades, y privatizaciones, a la que la Unión Europea y el FMI obligaron a Grecia y ahora también presionan para implementar en España. Política que también reclamó el año pasado para Uruguay la derecha política, académica, empresarial y mediática.

Los tiempos difíciles no han pasado; el horizonte sigue complejo, pero los resultados alcanzados reafirman que el camino elegido es el correcto.

Más producción, más poder adquisitivo, más inversiones públicas y privadas, más protección social, más negociación y acuerdos.

Esa es la política de la izquierda y ha demostrado ser exitosa, más allá de las teorías, en el difícil examen de la práctica.

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje