Ahora Hungría

Coordinador Programa Vivienda y Hábitat SCC www.sccportal.org/americalatina blogdegustavogonzalez.blogspot.com

El 14 de abril, un artículo publicado en La República bajo el título «la crisis que no para» hacía clara referencia a la debacle europea con respecto a la crisis que se está experimentando en el viejo Continente. En otros artículos reparaba en que lo de Grecia, Islandia, España, Portugal eran parte de una crisis estructural que estamos viviendo y que iban a venir más países en picada. Ahora le tocó el turno a Hungría, el nuevo gobierno acaba de anunciar la crítica situación que atraviesa y al igual que los gobiernos de todos los países europeos que viven la crisis, van hacia un plan de ajuste que irá en detrimento de la calidad de vida de las y los trabajadores.

Berlusconi desde Italia, para no ser menos, ya se adelantó y acaba de aprobar un paquete de medidas que entre ellas plantea el congelamiento de los salarios de los trabajadores públicos por tres años, lo que golpeará nada más ni nada menos que a 3.500.000 personas.

El viernes 4 de junio los mercados del mundo temblaron nuevamente, producto del nuevo cimbronazo de Hungría, sumado a que en EEUU no dieron las cifras que se decía cubrirían nuevos puestos de trabajo.

En este marco podemos adelantar, sin ningún temor a equivocarnos, que esta situación pegará en todas las economías de los países de nuestro continente, aunque para muchos economistas de la nueva era pareciese que esto no iba a tener consecuencias en los países denominados emergentes.

Quién pagará esta crisis? A no dudarlo, este paquete se irá nuevamente contra las clases oprimidas del planeta. Hay que observar que el BCE (Banco Central Europeo) el 11 de mayo sacó una serie de medidas que obligan a condicionar sus préstamos a los gobiernos si se cumplen con una serie de corte de gastos presupuestales. Bueno es decir que dicho Banco sólo salvaba a los problemas de la banca no prestando a los Estados, obligado ahora por la situación lo hará, pero con serias restricciones. El FMI actualmente está dando también y en esa dirección ordenes precisas a los gobiernos europeos.

Quiere decir que cuando el epicentro fue en los EEUU con la llamada burbuja inmobiliaria, los defensores del neoliberalismo callaron sus bocas contra el Estado y recomendaron recurrir a él para el salvataje de los Bancos. Pero ahora vuelven a la ofensiva contra los «desproporcionados gastos estatales» e insisten con el ajuste fiscal indispensable. Por su parte la CES (Confederación Europea Sindical) se sienta a negociar los ajustes, mientras la indignación de los trabajadores y trabajadoras es cada vez mayor, la burocracia sindical llegó al colmo en España por ejemplo de plantear que hay que seguir negociando y convocan a una «gran movilización» para dentro de un mes contra el ajuste, cuando Zapatero ya dijo que con o sin arreglo el 16 de junio se vota el ajuste. Esta propuesta será inviable para la gente en toda Europa, hay que entender que no hay ninguna posibilidad de negociación frente a esta crisis, porque la misma es estructural; si será así que los más optimistas defensores del establecimiento dicen que le durará no menos de 8 a 10 años a Europa recuperarse.

El viejo Continente parirá rebeliones populares frente a esto, de dimensiones imprevisibles, que serán sin dudas turbulentas. Ya las distintas Cámaras Empresariales europeas están llamando a la mesura en cuanto a las movilizaciones obreras. Claro, ellos son extremadamente concientes de la situación. Lo importante es que los sectores populares planteen de una vez su no acuerdo con pagar la crisis que generaron los capitalistas.

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