Ganar, no es lo único

Chris Namús no tiene la culpa de que el árbitro y los jurados hayan faltado a su deber como deportistas y le hayan impedido el legítimo triunfo a Loli Muñoz. No tiene la culpa pero puede exigirle a su manager que le den la revancha a la española. Dicho sea de paso, los ministerios de Educación y Cultura y de Turismo y Deporte deben intervenir, no pueden quedar omisos ante tamaña vergüenza.

Para Chris lo único que importa es recuperar la credibilidad y el afecto de su gente. Que Chris se lo supo ganar en buena ley, en otros tiempos.

Ganar o perder, como en este caso para Loli, es la suma de varias circunstancias, muchas de las cuales no dependen de uno. Nuestra conducta, nuestro esfuerzo y capacidad para obtener un logro, sí dependen de nosotros. Y eso es lo que hasta hace algún tiempo todos veíamos en Chris y nos llevó a convertirla en un ejemplo para nuestros jóvenes. Un enorme galardón, sin duda, recibir tremenda confianza y apoyo de su pueblo. Ganar una pelea, un título, muchas veces depende de circunstancias exteriores y hasta fortuitas; ganar el corazón de la gente depende sólo de uno mismo, cuesta mucho tiempo conseguirlo y a veces se pierde en pocos segundos. Pero esto sí, solo depende de uno.

«Lo importante es el camino»

Fue la frase más importante de todas las señaladas sobre la actuación de la Selección uruguaya en el reciente Mundial. La dijo el maestro Tabárez ante todo el país en el recibimiento en el Palacio Legislativo. Esa frase definió la coherencia en los procedimientos dentro y fuera de la cancha de ese grupo. Pero esa frase también definió por qué la afición se sintió identificada como muy pocas veces un pueblo entero (y no solo futbolero) con un grupo. Exitosos puede haber muchos, pero para llegar a representante de la gente hay que tener «las manos limpias, el alma buena», como cantó Eladia Blázquez. Los celestes se entregaron por entero en cada jugada, pero leales.

Dentro y fuera de la cancha fueron un ejemplo de uruguayos esforzados, entregados, transparentes, sencillos y muy buenos compañeros entre sí.

Suárez sacó la pelota con la mano cuando entraba pero fue expulsado y no tiene la culpa de que luego el africano haya errado el penal.

Después de muchísimos años volvíamos al primer plano y por procedimientos que nos enorgullecieron. Nuestros jóvenes, cansados de escuchar viejas hazañas, al fin eran partícipes de un logro real y reconocido no solo por nosotros sino por todo el mundo. Llegábamos al cuarto puesto por méritos legítimos y no por «vivezas criollas». «Vivezas criollas» que se terminaron hace muchos años cuando la multiplicidad de cámaras de televisión dejó al desnudo cualquier acción en cualquier lugar del campo aunque no estuviera la pelota allí en ese momento. «Vivezas criollas» que fueron, en muchos casos, penosos remedos de la verdadera garra uruguaya, esa que no se daba por vencida ni aun vencida, pero siempre por medios legítimos y aceptando con vergüenza la derrota y no recurriendo a los golpes de malos perdedores.

Nuestro público es capaz de aplaudir de pie una derrota digna por la que se ha entregado todo. Nuestro público, como lo ha señalado Loli Muñoz, es capaz de pedirle disculpas en la calle, decirle que fue injusto lo que le tocó vivir en nuestra patria, sentir vergüenza por el proceder de unos pocos malos uruguayos. Ella dijo que «la habían robado en varios lugares», pero que en ninguno recibió el apoyo expresado aquí. Eso habla bien de nosotros. Que nos hubiera gustado que Chris ganase por sus propios medios. Pero que ­mayoritariamente­ no queremos ganar así. No queremos complejos que nos lleven «a lo que sea» por el triunfo. No queremos ganarle de local así a un extranjero. Queremos una vida sencilla, esforzarnos, cultivar nuestros talentos, disfrutar de ese camino nuestro, sentirnos orgullosos de los logros que vayamos alcanzando.

Y esto ­mayoritaria y afortunadamente­ no nos pasa solo con el deporte, sino en todos los aspectos de la vida.

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