EDITORIAL

Humala derrotó el "voto del miedo"

El candidato izquierdista Ollanta Humala, quien disputará la presidencia de Perú con la derechista Keiko Fujimori el 5 de junio, descartó que su eventual triunfo ponga en riesgo la democracia o el crecimiento económico, como sostiene la derecha, que no puede digerir el triunfo en primera vuelta de este ex militar que se suma a las fuerzas progresistas de la región. El «voto del miedo» no prosperó, pese a las campañas de los predicadores del neoliberalismo.

El triunfo del ex coronel de 48 años se produce pese a la campaña de miedo que sus adversarios derechistas emprendieron para evitar que el pueblo le favoreciera. No está en riesgo la democracia, todos estamos dentro de ese marco y la vamos a respetar, aseguró el vencedor. No está en riesgo la democracia. En segundo lugar, tampoco está en juego ni en riesgo el crecimiento económico, declaró Humala, el militar retirado, líder de la alianza Gana Perú.

Aseguró que es importante generar confianza en la población y decir que este cambio que se va a realizar será gradual, persistente, sin sobresaltos. El candidato sostiene, inteligentemente, que los cambios se harán de manera negociada y no unilateral. Humala dijo que tampoco está en juego el crecimiento económico y remarcó que nadie va a ponerle cortapisas a la inversión. Los inversionistas quieren paz social y estabilidad jurídica; el problema es como redistribuimos el flujo de inversiones», agregó.

El aspirante presidencial recalcó que está abierto a dialogar en busca de consensos con otras fuerzas políticas, sociales y gremiales para generar una opinión consensuada de lo que se debe hacer para que el Perú se mantenga dentro del crecimiento económico. También destacó que lo importante es desarrollar programas sociales de educación y salud, y aumentar los salarios, así como mejorar el cuidado de los ancianos y recién nacidos.

Sus bases electorales se encuentran especialmente en el sur andino, de gran población indígena, adonde no llega la nueva prosperidad. Ollanta Humala quiere el crecimiento de la patria, pero también distribución para los más humildes. El vencedor en esta primera vuelta despertó sin dudas muchas expectativas en los sectores más humildes. Tiene el respaldo de una coalición conformada por el Partido Nacionalista (PN), el Partido Comunista del Perú (PCP), el Partido Socialista (PS), el Partido Socialista Revolucionario (PSR), el Movimiento Político Voz Socialista (MPVS) y un sector importante de Lima para Todos (LT). También le apoyan dirigentes de la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) y del campesinado.

Humala, nacido en Lima el 27 de junio de 1962, llega de una familia provinciana que profesa el nacionalismo y rinde culto al imperio inca. Por eso sus padres lo bautizaron como Ollanta, nombre de un general inca. Fiel a esa tradición, con su esposa Nadine Heredia, les pusieron a sus hijas nombres quechuas: Illari (de 8 años) y Naira (6), que en el idioma de los incas significan «dulce amanecer» y «mirada profunda». Un varón nacido en plena campaña electoral hace tres meses se llama Samin, «el que trae dicha y prosperidad».

Su triunfo demuestra que su país anhela una gran transformación, que apunte al desarrollo igualitario de todos los sectores, en particular los más humildes. Ha habido un pronunciamiento claro del pueblo peruano, que quiere una gran transformación.

Perú quiere un cambio sin sobresaltos, persistente, que redistribuya la riqueza en el país, para que no sólo el esfuerzo del crecimiento económico sea de pocos sino de todo el pueblo, de la mayoría de la nación. Ese fue el resultado de las urnas. Apelaron al «voto del miedo», pero perdieron.

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