Otro efecto indeseable del estancamiento y la subordinación

Crece la "fuga de cerebros"

Se ha difundido un estudio realizado en la Universidad de la República referido a la evolución demográfica reciente del país, con el discernimiento de algunas categorías profesionales cuyo análisis merece la atención.

Según la profesora Adela Peregrino, de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, entre 1990 y 1999 salieron del país 12.196 profesionales y técnicos que se instalaron en países del continente americano. El dato forma parte de una nota publicada el lunes en la Sección Cosas de la vida del diario El Observador.

En la cifra indicada no se incluyen los profesionales y técnicos que en ese mismo período se instalaron en Europa ya que los registros censales del viejo continente no hay especificaciones acerca de la capacitación profesional de los inmigrantes.

Según la doctora Pellegrino, directora del Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales, en los Estados Unidos, en 1990, había 80 uruguayos con el título de doctorado (PHD) cuando en Uruguay habría entre 300 o 400. La académica señala que existe de parte de los Estados Unidos una política de captación orientada a instalar en su país el mayor y más calificado número de «cerebros».

En 1995 de los «420 mil estudiantes que realizaban cursos de postgrado, 100 eran extranjeros y constituyeron el 39% de los que obtuvieron diplomas en ciencias naturales, el 50% en matemáticas y en ciencias de la computación y el 58% en las ingenierías».

Otro dato de interés: más del 8% de los 18.211 uruguayos censados en los Estados Unidos en la última década tiene título de postgrado. Nuestro país pierde población altamente calificada no sólo frente a la gran potencia del Norte. También frente a Chile: un 78.29% de los uruguayos en ese país tiene más de 10 años de estudio, frente al 26.7% de los residentes en Uruguay.

El tema demográfico y poblacional tiene, sin duda, varias aristas. Esta a la que hacemos referencia se relaciona sin duda a las dificultades que encuentran en nuestro país, económicamente estancado y sin políticas de preservación de sus avances técnicos y sus «cerebros».

¿Se trata de una fatalidad de la historia?

¿O más bien, como alguna vez ha dicho Batlle, es una muestra de que en nuestro país reina la libertad absoluta y se va quien quiere?

Creemos más bien que no se equivoca el articulista citado más arriba cuando señala: «cuando un país como Uruguay invierte un 0.3% de su Producto Bruto Interno en investigación científica, la tercera parte de lo aconsejado internacionalmente, una de las consecuencias es la insuficiencia de estímulos y de lugares de trabajo para los profesionales e incluso para los estudiantes más destacados».

Cuando a lo largo de varios meses los gremios estudiantiles libraron su larga lucha por recursos presupuestales, en medio de la indiferencia y la hostilidad de la coalición de gobierno –y de la derecha–, estaban, justamente, defendiendo a los intereses no sólo de la Universidad Autónoma sino también los intereses del país, de su perspectiva de desarrollo, de su futuro.

La aprobación de un presupuesto quinquenal «liquidacionista» en materia de investigación científica y desarrollo tecnológico pasó sin mayores costos políticos y los economistas del equipo de gobierno y legisladores de la coalición de gobierno, responsables de los costos que al país le supone la fuga de cerebros, pueden seguir llenándose la boca con las perspectivas de desarrollo económico que resultarán de la aplicación de sus recetas.

La contundente realidad de las cifras nos muestra otra cosa.

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje