DESMITIFICACION

La macumba es nuestra

La palabra «macumba», usada popularmente en forma peyorativa para señalar ritos afro, es un término que alude a expresiones litúrgicas, al tambor consagrado para llamar a los espíritus en dichas ceremonias bailadas y cantadas, y a las propias ceremonias; clandestinas durante la esclavitud por sus posibles efectos emancipadores.

Desde entonces se arrastran preconceptos y estereotipos cultivados por ignorancia e interés de algunos sectores, en mantener y acentuar predominios culturales.

El ritual Kimbanda es el culto a las entidades denominadas Exu y a su par femenino Pombagira, también histórica y erróneamente asociados a magia negra o brujería,

Exu (se pronuncia Eshú) llamado Elegua, Elegbara, Bará, es una entidad sagrada del panteón yoruba, venerado en las religiones de matriz africana.

El término «kimbanda» significa sacerdote-curador o dueño de los misterios y saberes tradicionales necesarios para las curas físicas y espirituales.

La colonización forzó el encuentro de las creencias del blanco europeo, el negro africano y el caboclo aborígen de la llamada América, y prohibió a los pueblos sometidos expresar sus cultos originarios. Así surge el sincretismo que une el santoral cristiano a la cosmogonía afro-indígena.

Exú es el mensajero de los Orixás, quien primero debe ser homenajeado para abrir las puertas de la comunicación entre el orum (mundo espiritual) y el aiyé (mundo terrenal). Sin comienzo ni fin, dueño de los caminos y de la llave que permite la entrada y la salida, principio dinámico, omnipresente, es la energía superior más cercana al plano humano y el que más rápidamente le interpreta: pasional, veleidoso, transgresor, pícaro, celoso, frenéticamente alegre.

Vibra especialmente en encrucijadas o cruces de calles. Se le pide por negocios, amor, conflictos en general, uniones complicadas, decisiones difíciles, juegos de azar, pasiones, trabajo y dinero. A Exu y también a Pombagira su lado femenino, que representa a la mujer valerosa y determinada que lucha por aquello en lo que cree.

El carácter burlón y fuertemente sexuado de Exú fue identificado por los misioneros -primero en Africa y luego en América- como el «Diablo» o «Satanás».

Algunas etnias lo representan con un falo erecto por tratarse de la divinidad que gobierna la fertilidad de la tierra generadora del alimento. Por ello es asentado en el mercado donde se comercializa el producto de las cosechas, las frutas y los granos como el maíz, señal de abundancia, salud y perpetuidad de la vida.

La tipificación errónea probablemente persistió debido a sus colores rojo y negro, y la asociación al fuego como elemento. Hasta hoy, algunas imágenes tienen cuernos y cola de punta de flecha, junto al tridente de Poseidón como símbolo de poder.

El africano fomentó el mito de la vinculación a la «magia negra» usándolo como defensa y como entrada de dinero y beneficios en una sociedad que le excluía, todavía después de abolida la esclavitud.

Algunos autodenominados pastores venden por televisión a la noche mentiras grotescas sobre «demonios».

Dicen combatir «la macumba», que aún bajo ese nombre usado despreciativamente, pertenece únicamente a la religiosidad afroamericana, transgrediendo ostentosamente sin que nadie se inquiete, leyes que penan con cárcel la discriminación religiosa en el derecho positivo uruguayo e internacional.

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