Intransigencia de Israel

Medio Oriente está cambiando. Israel, presa de estupor, se mantiene en una actitud de repliegue. Es claro que la «primavera árabe» que afecta a todos sus vecinos representa un nuevo panorama para el Estado judío. Su opinión pública se inquieta, pero del lado del gobierno, el inmovilismo prevalece. En efecto, al orden de los regímenes autocráticos lo suceden movimientos que, según esta opinión, podrían desembocar en un caos, incluso en la formación de gobiernos controlados por movimientos islamistas radicales. Esos temores son sin duda excesivos, pero es probable que la instalación de gobiernos democráticos conduzca a los países árabes a promover políticas más firmes y más exigentes hacia Israel. Es posible sentir ya una inflexión de parte de los egipcios quienes, por la vía del nuevo ministro de Relaciones Exteriores, consideran desarrollar una política exterior que no vuelva a poner en tela de juicio la «paz fría» de los acuerdos de Camp David, pero que sea más cuidadosa de reflejar los sentimientos de una población que se ha mantenido hostil a Israel. Tratándose de los palestinos, los movimientos constatados han sido, por el momento, limitados, no pueden sino afirmar más vigorosamente sus aspiraciones democráticas.