No tienen visitas conyugales y los niños se crían entre cuatro paredes, sin espacio ni para patear una pelota

"Las reclusas de Canelones y sus hijos viven enjaulados en un patio sin plantas ni colores"

«No existen dentro de esta cárcel espacios verdes, salvo alguna plantita que pretende sobrevivir. No hay naturaleza allí. Tampoco grandes dimensiones de patio. Por lo tanto, realizar actividades y deportes que impliquen el desgaste físico necesario para cualquier ser humano es imposible. Más allá de lo que implica psicológicamente para estas mujeres, que no pueden hacer más que dar vueltas dentro de ese patio, debemos preguntarnos cómo están creciendo sus niños y en qué medida estas limitaciones edilicias los afectan a nivel sensoriomotriz», dice el informe.

Según Emaús, el diagnóstico pretende describir la situación en que se encuentran las reclusas de la cárcel de Mujeres de Canelones.

«En este establecimiento penitenciario se encuentran 39 mujeres privadas de su libertad; el proyecto de Emaús trabaja con 15 de ellas. Junto con sus madres y también detrás de las rejas encontramos a tres niños, uno de 4 años, otros de un año y algunos meses y una beba de no poco más de dos meses de edad. Emaús montó en la cárcel, en acuerdo con el Ministerio del Interior, un taller de artesanías, dictado y guiado por un profesor. En el informe, que fue efectuado por María Bálsamo, licenciada en Trabajo Social, contando con el apoyo del coordinador general de Emaús, Walter Bravo y la coordinadora del proyecto, Cecilia Ghisolfo, se describe detalladamente la cárcel, que se encuentra en el centro de la ciudad.

«Si la vemos desde afuera parece la fachada de una gran casa antigua. Si la miramos por dentro, no es muy diferente», se expresa. «Paredes altas, grandes habitaciones, pero a diferencia de una casa, pesadas puertas de rejas separan los pabellones de lo que sería la parte delantera de la casa, dividida a su vez por un gran patio interno. Ese es el espacio que tienen las reclusas para estar, caminar, tomar sol y aire, sentarse y no mucho más, ya que sus dimensiones son de aproximadamente cuatro metros por siete. Si atravesamos ese patio, tenemos en uno de los costados una sala de tres metros por cuatro aproximadamente, donde se llevan a cabo las diferentes actividades como música, reiki, y el taller de Emaús. Si llegamos al final del patio, entramos en el comedor y los diferentes pabellones. Allí tenemos una sala que oficia de comedor, una cocina, y los dormitorios o pabellones. Dentro del recinto se cuenta con 4 dormitorios o pabellones; uno de ellos está destinado a las reclusas que tienen hijos con ellas».

 

Mujeres sin visitas conyugales

El informe expresa: «Las cantidades de camas son diferentes en cada pabellón. Tenemos un dormitorio con diez camas (de las cuales hay 9 ocupadas), otro dormitorio con 12 (de las cuales hay 8 ocupadas), un tercer dormitorio con 20 (de las cuales hay 19 ocupadas) y, por último, el dormitorio destinado a las mujeres con hijos, que tiene tres camas y todas están ocupadas. Los niños duermen en cunas junto a sus madres. Por último, tenemos el celdario donde cumplen sus castigos por mala conducta».

«Otro dato importante es que las reclusas no tienen visitas conyugales, a diferencia de los hombres de la cárcel de Canelones, quienes sí la tienen».

 

Reclusas de clase media baja

En el diagnóstico social, se manifiesta que las reclusas internadas provienen de una clase media baja. Las localidades de las que han llegado son predominantemente Las Piedras, Ciudad de la Costa, Toledo, Colonia Nicolich, Paso Carrasco, Pando y algunas que tenían residencia en Montevideo. Sus edades oscilan entre 20 y 30 años.

«Los datos muestras que de las 15 participantes del taller un 73% se encuentra entre los 21 y los 30 años, mientras que un 13% ronda los 31 a 40 años, y un 13% tiene más de 41 años. Son múltiples los factores que pueden influir en esta realidad, pero lo recabado en las diferentes entrevistas, el factor que tiene un peso preponderante, es la falta de empleo en el país, ya que como veremos parte importante de los delitos cometidos están relacionado a la rapiña, mientras otros son homicidios (esposos, concubinos e hijos)».

 

Hijos, una seria problemática

La problemática más frecuentes que más frecuentemente fue presentada por las reclusas como situación que las preocupaban del «afuera» es la situación de los hijos, señala el documento.

«En varias oportunidades se intervino con un asesoramiento, una recomendación o diferentes llamadas telefónicas para atender las situaciones planteadas».

«En su mayoría todas las mujeres tienen hijos. Las edades de los chicos oscilan entre 0 y 21 y más años. Cinco de las reclusas tienen hijos de diferentes franjas etarias. Es un gran problema el hecho de que 11 de ellas tienen hijos menores de 13 años (73,3%); de estas madres 7 tienen hijos menores de 6 años (46,5%).

«Esta situación se presenta como problemática ya que, al verse separados de su madre, muchos de ellos se vieron obligados a pasar a vivir con otros familiares. En el mejor de los casos era con su padre biológico; en su mayoría están con abuelas maternas o alguna tía. Otros debieron quedarse con algún vecino o amigo de la familia, y en un caso se encuentran en dependencia del Inau. Cada situación es diferente, pero existe un factor común a la mayoría de las reclusas y es que las relaciones vinculares con esos familiares no se encontraban lo suficientemente sólidas y en la actualidad son fuentes de conflictos».

 

Sin programas para los niños

Actualmente en este establecimiento viven 3 niños. «A saber, en nuestro país los sistemas judiciales y carcelarios habilitan que las internas vivan con sus hijos en la cárcel, por ley hasta los 4 años. Si esto estuviera pensado para la infancia, lo veríamos como una relación positiva con su mamá, pero en las condiciones en que se desarrolla la vida cotidiana entre los muros, esto hace que los derechos y necesidades de los niños se vean severamente cuestionados.

En particular en esta cárcel no existe ningún tipo de programa destinado a trabajar con estos niños. Su única conexión con el afuera (en el caso de dos niños más grandes) es su concurrencia al centro Caif de la ciudad, donde pasan la mayor parte del día, pero una vez de vuelta al recinto su infancia se ve limitada a unos cuantos metros de patio de hormigón, unos muros grises, las rejas, algunos autitos y juguetes, y varias tías (el resto de las reclusas)».

 

Inestabilidad en la pareja

En estas poblaciones la inestabilidad de las parejas es una situación frecuente, así como el ser madre joven y soltera. Vemos que un 46% de las participantes del taller son solteras, lo que significa que, si bien en algún momento tuvo compañero, en el momento de entrar a prisión era jefa de hogar».

Como vemos en los datos planteados, en su mayoría cuentan con primaria completa, si bien no se explicita hasta qué nivel de secundaria alcanzaron, no fue más de primer o segundo año, al igual que en el caso de UTU. Por lo que vemos hasta el momento nos encontramos con mujeres de clase media baja, jefas de hogar, con un mínimo nivel de instrucción, en su mayoría desempleadas y a cargo de sus hijos».

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