Hay ocho detenidos por el crimen del armero, pero se apunta a dos de ellos

Esas ocho personas están vinculadas directa o indirectamente con el asesinato de Viera -un sargento retirado de la Policía dedicado a la venta de armas e insumos vinculados- y su hija, Natalia.

En varios procedimientos participaron efectivos de Delitos Complejos de la Jefatura de Policía capitalina, Investigaciones de Maldonado y de la Seccional 11ª de Piriápolis.

A la hora 18.00 de ayer, siete de los detenidos fueron conducidos ante el titular del juzgado penal de 2º Turno, doctor Federico Alvarez Petraglia, en tanto que más tarde se sumó otro individuo trasladado desde la ciudad de Minas. Este último y uno de los detenidos anteriormente habrían sido los ejecutores del macabro plan, que sólo perseguiría fines de robo pero terminó en un doble asesinato.

Finalmente quedó confirmado que Euclides Heber Viera Dirón (61) y su hija Natalia Soledad (32) habían arribado a Piriápolis la noche del pasado jueves, para cerrar un negocio de venta de armas. Según información a la que accedió LA REPUBLICA, los supuestos compradores hicieron contacto con Viera entre el lunes y el martes de la pasada semana; el miércoles cerraron el negocio por la compra de 4 pistolas 9 mm (valuada cada una entre 800 y 1.000 dólares) y el jueves a última hora se haría la entrega de las mismas en Piriápolis. Para ello, Viera se desplazó en su automóvil VW Santana de color gris plateado y vidrios polarizados, acompañado por su hija (casada y madre de dos niños), ya que no se encontraba bien de salud en los últimos días.

Este tipo de movimiento era usual para Viera, un reconocido armero que realizaba negocios y trámites en todo el país, por lo cual no sospechó absolutamente nada.

Los supuestos compradores citaron al armero a un coqueto chalet aún en etapa de construcción, ubicado sobre el segundo anillo de ascenso al cerro San Antonio (con vista a la bahía de Piriápolis). Pero en realidad se trataba de una trampa porque lejos de cambiar dinero por armas ultimaron al armero y su hija a balazos, luego de golpearlos salvajemente. Luego cargaron los cadáveres en el automóvil del armero, que fue encontrado apenas comenzaba la jornada del sábado, a la altura del número 5861 de la calle Lombardía, en Carrasco (jurisdicción de la Seccional 14ª).

La aparición del coche en Carrasco, con la radio encendida y un vidrio roto, desorientó a los investigadores, que tuvieron dudas de que el viaje a Piriápolis se hubiera concretado. Pero las imágenes surgidas en las cintas de video de uno de los peajes de la Ruta Interbalnearia (el de Pando) confirmaron que el Santana había ingresado al departamento de Maldonado poco después de la hora 19.00 del jueves; asimismo, varias antenas de telefonía celular registraban la presencia de los aparatos de las víctimas en la zona del balneario Bella Vista primero y luego en Piriápolis.

A partir de allí, las investigaciones se focalizaron en el balneario de los cerros, donde además se había encontrado una agenda cargada de números telefónicos y direcciones de gran valor; otros múltiples elementos condujeron a la Policía hacia un coqueto chalet ubicado en la falda del cerro San Antonio, en cuyo interior las pruebas del doble homicidio eran inequívocas: sangre en todas partes y ropa ensangrentada, además de varios casquillos de proyectiles detonados e impactos en paredes, puertas y ventanas.

La misma noche del jueves, los cuerpos sin vida de Viera y su hija fueron llevados en el VW Santana hacia Carrasco, donde el vehículo fue abandonado.

El móvil del doble asesinato no habría sido otro que el robo, según información aportada a este matutino por una alta fuente policial. Quien hizo los primeros contactos con Viera el lunes de la semana pasada, intuyó que además de las cuatro pistolas 9mm. podría hacerse ­sin pagar nada­, de algún dinero o cheques que el hombre pudiera tener encima.