Era un paseo. Venían hacia Colonia cuando se les partió su lancha

La fuerza del amor: Nadó 7 horas para salvar a su mujer

El final de esta historia de amor, perseverancia y lucha, fue digno de una película, pues en medio de la noche, ya con signos de hipotermia y en estado de shock, la mujer vio como se acercaba un helicóptero; su esposo, quien le prometió volver con ayuda lo había logrado tras nadar más de seis kilómetros. Antes de partir el hombre besó a su amada en la frente y le dijo: «Mi amor. Voy a buscar ayuda. Esperá».

A pesar del difícil trance vivido, la pareja ya se encuentra en buenas condiciones de salud y, cuando salían del nosocomio, se llevaron consigo los chalecos salvavidas, que cumplieron su cometido. La mujer narró a los medios de la vecina orilla que tenían tres chalecos y que el tercero fue el que la ayudó a mantenerse a flote y con la cabeza erguida tantas horas, horas en las que no cesó de rezar y de pedir por sus hijas.

En muchos momentos la mujer contó que el sueño amenazaba con vencerla, pero ella luchaba pues sabía que si eso ocurría podría ser su fin, «no paré de pensar en ningún momento», dijo. En esas interminables horas, dijo que, además de rezar se disculpó por errores cometidos y pensó en las asignaturas pendientes que aún tenía, más que nada en lo relacionado a sus hijas, pero su esposo no le falló y, aunque estaba exhausto logró llegar a tierra.

Laura Di Battista, tiene 37 años y es arquitecta, esta casada con Luis Crespo, un piloto civil, de 45 años, y viven en la ciudad argentina de La Plata.

Habían planeado, desde hace un tiempo, cruzar hacia nuestro país y llegar hasta Colonia de paseo, para lo cual armaron sus bolsos y partieron en su lancha sobre el mediodía.

Estaban más o menos en la mitad del trayecto cuando la mujer se sintió mal y le pidió a su esposo para regresar, por lo cual el hombre decidió tomar una ruta más corta para llegar a la localidad de Quilmes.

En determinado momento la lancha literalmente se partió al medio, al punto que, en sólo minutos se había hundido, «gracias a Dios teníamos los chalecos salvavidas puestos», dijo la mujer.

Había que tomar una decisión, la única alternativa era nadar, pero ella no estaba en condiciones de hacerlo, por lo cual su marido tomó quizás la decisión más difícil de su vida, debía salir nadando en busca de ayuda y dejar sola a su esposa, que se sentía mal en medio de olas de más de un metro de altura, sabiendo que estaba a por lo menos 6.000 metros de la costa argentina.

En ese momento fue que el hombre le dijo convincentemente a su amada, la frase que ha conmovido a propios y extraños en la vecina orilla, tras besarle la frente, la miró a los ojos y le dijo: «Mi amor. Voy a buscar ayuda. Esperá», y salió a nadar hacia la costa, cuando eran aproximadamente las tres de la tarde.

El desesperado hombre nadó más de siete horas, «el río me iba llevando para los costados, a medida que iba avanzando me iba llevando más lejos, había muchas olas», pero el amor y la perseverancia pudieron más y, finalmente, alcanzó la costa, pidiendo de inmediato ayuda.

Ya se había hecho de noche cuando partieron tres embarcaciones y un helicóptero en busca de su mujer, no fue una tarea fácil pero finalmente lograron hallarla, en el momento justo, pues estaba a punto de entrar en estado de shock por la hipotermia.

Ni bien la mujer vio las luces del helicóptero las fuerzas le volvieron y comenzó a gritar y agitar los brazos hasta que lograron verla, eran ya la una y media de la mañana.

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