El velo que desvela a Occidente

Al mismo tiempo que Barack Obama decía en su célebre discurso en El Cairo, Egipto, que Occidente respetaría las expresiones religiosas de Oriente asegurando que ?no les diremos como tienen que vestirse? Francia, una vez más, vuelve a pronunciarse decididamente contra el uso del velo. Ya lo había hecho en 2004, en medio de numerosas manifestaciones callejeras de todo signo, al aprobar la prohibición de su uso en las escuelas públicas.

Ahora el presidente Nicolás Sarkozy subió la apuesta, al pronunciarse el pasado 22 de junio en el Palacio de Versalles ante todos los parlamentarios, diciendo que la burka no es bienvenida en Francia. ?No podemos aceptar en nuestro país a mujeres prisioneras detrás de una reja, separadas de toda vida social, privadas de toda identidad. No es la idea que la República francesa tiene de la dignidad de la mujer?.

Pero el presidente no está solo en esta cruzada. Lo respaldan buena parte de los parlamentarios ?tanto de izquierda como de derecha- que formarán una comisión integrada por 32 diputados -17 de la UMP (conservadores, en el gobierno), 11 socialistas, 2 miembros del Nuevo Centro (en el gobierno) y 2 del grupo Verdes y Comunistas- para estudiar la pertinencia de legislar extendiendo la prohibición del uso del velo a todos los espacios públicos. «En los barrios estamos confrontados hoy al uso por parte de ciertas mujeres musulmanas del burka, que vela y esconde integralmente el cuerpo y la cabeza en verdaderas prisiones ambulantes», escribió el diputado comunista André Gerin, uno de los promotores de la iniciativa.

 

FUNDAMENTAL, SARKOZY

Francia es uno de los países europeos con más población de origen musulmán, proveniente en su gran mayoría de sus antiguas colonias africanas. Con serios problemas de integración y víctimas de todo tipo de discriminaciones ?recordemos las violentas manifestaciones de hace algunos años en los suburbios llenos de inmigrantes argelinos y marroquíes- estas nuevas medidas, a ojos de muchos, no hará más que seguir generando tensiones.

El conflicto religioso con el Islam en un Estado laico como Francia, donde la religión musulmana es la segunda por su número de fieles, es particularmente delicado. El presidente del Consejo francés del culto musulmán, principal organización musulmana de Francia, Mohamed Musaui, estimó que «tratar el tema a través de una comisión parlamentaria equivale a estigmatizar el Islam y los musulmanes de Francia». En esa línea también se manifestó la organización de Defensa de los Derechos Humanos (HWR), al declarar que una eventual prohibición en Francia del velo integral «violaría los derechos humanos. Esto no hará más que estigmatizar y marginalizar a las mujeres que lo llevan. La libertad de expresar su religión y la libertad de conciencia son derechos fundamentales».

Por su parte, la secretaria de Estado para Asuntos urbanos, Fadela Amara, de origen argelino, se manifestó contundentemente por «la prohibición total de la burka», que calificó de «féretro que mata las libertades fundamentales».

Queda claro que Francia, otra vez, se enfrascará en una discusión que desde hace años no termina de procesar, en nombre de la laicidad o la defensa de ciertos derechos considerados como fundamentales sobre otros que muchas comunidades estiman prioritarios y, más minoritariamente, con tolerancia cero hacia una posible apertura cultural.

Pero en cualquier democracia liberal que se precie de tal un Estado, antes que nada, debe velar por garantizar que todos los modelos/opciones de vida quepan en su ?neutro universal? y dejar que cada una de las comunidades que lo habitan procesen en su interna las discusiones sobre la vigencia o ruptura de sus propios modelos culturales. El Estado si puede ?y seguramente debe si existe tanta preocupación- fomentar el debate e impulsarlo, poniendo especial empeño en hacer participar a quienes más afectadas están por esta situación. No es lo mismo si se trata de una imposición religiosa-familiar que si es una opción personal de la mujer, aún cuando no haya seguridad de que su decisión sea del todo autónoma y afecte nuestra propia idea de ?dignidad republicana?, como interpreta Sarkozy.

 

DESVELARSE DENTRO DEL ISLAM

Ahora bien: ¿qué representa el velo, vinculado directamente con el Islam?

En esta tradición religiosa, el hyjab (palabra árabe que significa esconder, ocultar, separar) distinguía a las mujeres ?buenas? de las prostitutas o esclavas quienes debían estar con la cara descubierta; también en algunos casos distinguía a las mujeres de buena posición social respecto a las campesinas o más pobres. Como precepto religioso, su uso denota sumisión a dios, pero el ocultamiento del cuerpo femenino en las culturas islámicas no procede tanto de las prescripciones sagradas en sí como de una interpretación excesivamente rigorista y descontextualizada hecha, naturalmente, por hombres.

Hacia fines del siglo XIX y más adelante con el proceso de descolonización y el panarabismo de los 50 y 60, el mundo musulmán se modernizó y se relegó cada vez más el uso del hyjab. Egipto, a la cabeza de este proceso, tuvo en Huda Sha´arawi a la gran promotora del ?desvelamiento?. Igual que luego lo hicieron las feministas occidentales con el soutien ella, al regresar de un encuentro feminista en Roma, se descubrió la cabeza ante una multitud de mujeres reunida en la estación de El Cairo para recibirla, encendiendo irreversiblemente la mecha. Turquía e Irán recogieron el guante y ya hacia los 60 el velo se usaba poco, salvo en países menos abiertos a la modernización como Arabia Saudí, hoy uno de los casi excepcionales donde las mujeres no tienen derechos políticos.

La reaparición del hyjab vino de la mano de los fracasos experimentados por los movimientos políticos laicos en el mundo árabe y un auge del Islam, que tuvo su expresión máxima en la ya famosa revolución islámica de Irán en 1979. Y es que el empuje del islamismo crea toda una moda de identidad islámica que, entre otras cosas, se manifestará en la apariencia exterior: la barba en los hombres y, sobre todo, el nuevo velo en las mujeres. Al igual que sucedió con la desaparición del hiyab en las décadas anteriores, serán las jóvenes urbanas de clase media (a menudo universitarias) las primeras en adoptar las nuevas vestimentas, aunque hay que decir que Irán no tardó en imponer su uso obligatorio para todas las mujeres en la vida pública.

La obsesión por cubrir el cuerpo femenino desde las posiciones más ortodoxas y fundamentalistas hasta las más modernas y liberales ?pensemos lo que fueron las manifestaciones del año pasado en Turquía por levantar la prohibición del uso del velo en las universidades, o la ?moda? sumamente extendida de su uso en el Egipto actual- esconde mucho más que ?una forma de vestirse?, ya que indica fuertemente toda una concepción sobre cuál es el lugar que ?debe? ocupar una mujer en sociedades profundamente conservadoras y patriarcales donde aún existen, sin que a nadie se le mueva un pelo, los casamientos arreglados con menores, el repudio a la mujer adúltera, la lapidación o la ablación del clítoris.

Su no integración en sociedades como la francesa, inglesa, alemana, española y la exclusión de la vida pública, hacen que choquen permanentemente ambas culturas en medio de un miedo esquizoide a la inmigración y a los minoritarios grupos fundamentalistas islámicos que proclaman la ?reconquista? europea (no menos fundamentalistas que las nuevas minorías de ultraderecha que brotan por todas partes en Europa, con los mismos grados de intolerancia).

Difícilmente pueda defenderse el uso del velo, pero prohibirlo no fomentará el diálogo intercultural y -lo que es más grave- no liberará a las mujeres de los atavismos ideológicos en los que están atrapadas.

 

VARIACIONES

Cuando hablamos del velo, generalmente, no se toman en cuenta las variantes de esta prenda femenina vinculadas a su significación cultu
ral/religiosa:

BURKA.- Puede considerarse el velo más opresivo de todos, ya que no sólo cubre el cuerpo por completo y la cara sino que también oculta los ojos. La visión de la mujer está limitada por una malla de redes negra a través de la cual puede ?ver?. Esta vestimenta, por ejemplo, es la que impuso el régimen talibán en Afganistán.

NIQAB.- Cubre todo el cuerpo y el rostro dejando solamente libre los ojos de la mujer. Incluye el uso de guantes y es, invariablemente, de color negro.

CHADOR.- Es de uso obligatorio para las mujeres iraníes cuando se presentan en público. Cubre todo el cuerpo exceptuando el rostro.

HIYAB; SHAYLA.- Son como grandes pañuelos que se colocan alrededor de la cabeza y cuello dejando la cara descubierta. A veces las mujeres los acompañan de grandes túnicas que cubren sus cuerpos o los combinan con pantalones o faldas.

BURKINI.- Ha surgido como una alternativa para que mujeres musulmanas puedan bañarse ?cómodamente? en la playa y para poder participar en las competencias deportivas (cuando las dejan).

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