Tony Blair defiende lo bien fundado de la guerra

Acusación falsa de EEUU contra Irak

«La calidad de esa información de inteligencia se supo desde el comienzo», dijo ayer martes el senador Jay Rockefeller, quien integra la comisión de Inteligencia del Senado. «Todo fue desacreditado tempranamente», agregó.

Rockefeller dijo que le sorprendió que le haya tomado tanto tiempo a la Casa Blanca distanciarse de la información falsa de inteligencia, aunque dijo estar satisfecho porque finalmente lo haya hecho.

La revelación deja entrever que pudieron haber otros fallos de inteligencia, dijo Rockefeller, pero el asunto de los supuestos vínculos entre Irak y Níger fue algo más grave «porque fueron tan claramente falsos», subrayó.

La prensa estadounidense informó ayer martes que el gobierno de George W. Bush había dejado de lado las afirmaciones iniciales de que el presidente iraquí Saddam Hussein trató de comprar uranio desde Níger para su supuesto programa de armas nucleares. El mandatario mencionó esas acusaciones en su discurso sobre el estado de la Unión en enero pasado.

«Sabiendo lo que ahora sabemos, la referencia a los intentos iraquíes de adquirir uranio en Africa no debió haber sido incluida en el discurso sobre el estado de la Unión», indicó el diario The Washington Post, citando a un funcionario de alto rango del gobierno de Bush.

La Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) dijo en marzo al Consejo de Seguridad de la ONU que la información sobre el uranio se basaba en documentos falsos.

Esa información fue utilizada por la Casa Blanca para defender su acusación de que Irak poseía armas químicas, biológicas y nucleares. Ese fue su principal argumento en busca de la autorización de la ONU para invadir el país del Golfo Pérsico.

La Central de Inteligencia estadounidense (CIA) envió al ex diplomático, Joseph Wilson, a Níger, para investigar la denuncia y éste informó que las acusaciones eran falsas, según el Post. Pero el gobierno no hizo pública la misión de Wilson. En un artículo de opinión publicado el domingo en el diario The New York Times, Wilson escribió que el gobierno estadounidense exageró la amenaza para justificar la guerra en Irak.

El primer ministro británico Tony Blair defendió con la mayor firmeza la guerra en Irak, que acarreó la caída de un «Estado fascista» respondiendo así a un informe parlamentario muy crítico a su gobierno sobre la amenaza que Bagdad suponía antes del conflicto.

Con camisa de mangas cortas y rostro sombrío, el primer ministro británico no cedió a las preguntas de los miembros del comité de la Cámara de los Comunes, que reagrupa a los presidentes de diferentes comisiones.

«Estoy totalmente persuadido de que hicimos lo que era necesario al alejar del poder a Saddam Hussein», indicó Blair, calificando al régimen de Bagdad de «estado fascista».

Al comentar la decisión de Londres de alinearse junto a Washington sobre el terreno, Blair reveló que había comprendido que «el conflicto en Irak era inevitable unos días antes del 18 de marzo», día en que la Cámara de los Comunes debía votar para autorizar la guerra.

«Desde el momento en que ciertos países habían dicho claramente que no estaban listos para preparar una resolución (en la ONU) dirigiendo un ultimátum a Saddam Hussein», la guerra era inevitable, indicó el primer ministro.

Criticado por los diputados sobre la manera en que su gobierno presentó el arsenal iraquí antes de la guerra, al día siguiente de la publicación de un informe muy severo de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes sobre este tema, Blair no desvió su posición.

«Creo que los servicios de inteligencia nos proporcionaron informaciones correctas entonces (antes del conflicto), y rechazo totalmente la sugerencia según la cual habríamos engañado al parlamento y al pueblo», repitió el primer ministro.

En cuanto al plazo de 45 minutos que habría necesitado Irak para desplegar sus armas de destrucción masiva (ADM), plazo que fue revelado en el primer informe de setiembre por el gobierno británico sobre Irak, es «una información de los servicios secretos y no tengo ninguna duda, era una información bien fundamentada», subrayó Blair.

El primer ministro británico reconoció sin embargo un error: «no haber identificado correctamente la fuente» del informe de febrero de 2003, ampliamente plagiado de una tesis de un estudiante. «Pero la validez de las informaciones no se pone en duda», aseguró.

En cuanto a las presuntas armas de Saddam Hussein, «no hay ninguna duda, encontraremos pruebas sobre los programas» de Irak, reafirmó Blair, que sin embargo tomó la precaución semántica de incluir la palabra «programa» en su argumentación.

El ministro de Defensa, Geoff Hoon, pidió paciencia este martes en una entrevista con la BBC-radio. «Si Saddam Hussein tuvo seis o siete meses por lo menos para esconder sus armas, deberíamos tener al menos el mismo tiempo, sino más, para encontrarlas en un país que conocemos menos que él», argumentó. *

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