Análisis internacional

Indignación mundial por las masacres de Israel en Líbano y Gaza

La masacre perpetrada por el ejército israelí en Cana es un punto de inflexión. Ha hecho crecer en el mundo la indignación contra las matanzas de Israel en el Líbano invadido y en Gaza reocupada. Un analista israelí anota en Haaretz que «ahora hay odio a Israel en todo el mundo».

A raíz de estos hechos Israel anunció una tregua que no solamente no cumplió, sino que intensificó la escalada en el Líbano, penetrando más profundamente en su territorio, y continuó masacrando a la población palestina en la franja de Gaza.

En el Chuy desfilaron palestinos con pancartas que dicen: «Israel = Terrorismo de Estado» y en Bagdad sectores afectos al líder chiíta Moqtad al-Sadr manifiestan al grito de «Muerte a EEUU e Israel».

 

Intensificación de la escalada

La invasión israelí se intensificó por tierra en el sur, avanzando hasta 8 kms al interior del territorio y realizando un operativo con secuestros en Baalbeck, a 150 kms. de la frontera. Bombardearon nuevamente Tiro y zonas enteras de Beirut, que a esta altura se parece a Coventry, destruyeron todos los puentes que permitían la circulación con Siria, impidiendo así el envío de ayuda humanitaria y la salida de gente.

Atacaron centrales eléctricas en el este que suministran energía a varias regiones. Mataron 28 trabajadores en una granja de la frontera. Continuaron los ataques con tanques y aviones en la franja de Gaza, provocando víctimas mortales, niños entre ellos.

La tesitura del gobierno israelí puede apreciarse en este comentario inserto en el diario Maariv: «No dudamos ni pedimos disculpas ni nos ablandamos. Si desde Qana continúa el lanzamiento de cohetes a Israel, seguiremos bombardeando Qana. Hoy, mañana y pasado mañana.

Allí, allá y en todas partes». Las estadísticas ya señalan cerca de un millar de muertos en el Líbano, la inmensa mayoría civiles, y 900 mil desplazados, así como 29 civiles y 47 militares muertos por parte de Israel.

 

Planeado de largo tiempo atrás

Decíamos el viernes 4 que la invasión al Líbano obedece a un plan trazado de larga data, y la captura de los soldados no tiene nada que ver. Acotamos que los padres de los mismos se entrevistaron con el canciller francés Philippe Douste-Blazy y reclamaron el intercambio con presos libaneses (lo mismo ocurre en el caso de Gilad Shalit, capturado en Gaza), pero el gobierno de Olmert rechaza esa posibilidad. Veamos ahora las pruebas documentales.

El 21 de julio el San Francisco Chronicle publicó un artículo firmado por Matthew Kalman, que dice: «La respuesta militar aérea, naval y terrestre de Israel a lo que fue considerado una provocación efectuada por Hezbolá se desarrolla de acuerdo a planes trazados hace más de un año».

Agrega que dichos planes fueron expuestos entonces por un alto oficial del ejército israelí a expertos de EEUU. Los mismos se debatieron el 17 y 18 de junio pasados en Beaver Creek, en el Foro Mundial anual del American Enterprise Institut, por parte de Benjamín Netanyahu y Dick Cheney, conjuntamente con Richard Perle y Natan Sharansky. En los días siguientes la Casa Blanca los aprobó.

El artículo se titula: «Israel expuso un plan de guerra hace más de un año. Esa estrategia se puso en acción cuando Hezbolá comenzó a ganar fuerza militar en el Líbano». Esto se vincula a los planes por remodelar el mapa del Oriente Medio.

Una prueba complementaria se encuentra en un artículo de David Horovitz en el Jerusalem Post, que dice: «El plan de batalla que el IDF viene desarrollando fue trazado hace 4 ó 5 meses, cuando se estaba formando el gobierno de Kadima».

Y Aluf Benn, en Haaretz del 23 de julio, escribe: «El fin de semana pasada, Olmert envió al jefe del Mossad Meir Dagan a Washington para acordar con los responsables (norte)americanos la manera de poner fin a la amenaza nuclear iraní. Cuando termine la batalla en el Líbano, Olmert volverá probablemente a la Casa Blanca para considerar nuevos planes».

 

Los paralelos de Shimon Peres

Shimon Peres, actual viceprimer ministro, participó el 31 de julio en un debate en el Council on Foreign Relations en Nueva York. Interrogado acerca del episodio de Cana, respondió que era un error, similar al que cometieron los norteamericanos cuando bombardearon la embajada china en Belgrado.

Justamente. Unos y otros llaman errores o daños colaterales lo que son crímenes premeditados, como se demostró palmariamente en el caso del personal de la ONU asesinado en el sur del Líbano. Es otro aspecto de la mancuerna de Israel con EEUU, que le proporciona armas de destrucción masiva (bombas anti-bunker de 2268 kilos), aviones, dinero a rolete y apoyo político, ya que vetó en el Consejo de Seguridad la condena a Israel por la masacre de Cana e impidió igualmente que se aprobara el llamado por el alto el fuego. La finalidad es que Israel tenga vía libre para proseguir lo que el presidente Chávez denominó el descuartizamiento del Líbano. *

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