La seria crisis de la Universidad

Kirchner, duro con Tabaré, busca una puerta de salida

La idea del traslado de Botnia, dijo a LA REPUBLICA la fuente competente, hace tiempo ha quedado descartada pero se ve que Tabaré Vázquez «no nos cree y por el contrario se obstina, por vía de (Danilo) Astori, en enojarnos a nosotros y a los brasileños; Lula no irá al Uruguay mientras no se destrabe la relación con Argentina», afirma.

Para la voz calificada, el nudo gordiano sigue siendo Gualeguaychú, lo que parece una obviedad, pero lo que se quiere transmitir es que no hay un aprovechamiento del asambleísmo para presionar a Montevideo.

¿Gestos de distensión con aires navideños? Computan en el oficialismo el haber apartado del diferendo a Raúl Estrada Oyuela y a la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, dos voces fundamentalistas. De Montevideo ven bien el retiro de soldados enviados a Botnia y la ratificación sobre el papel del rey Juan Carlos. Puede que la proximidad del fallo del Tribunal de La Haya aliente señales positivas y pocas ganas de recibir un reto.

Aquí se piensa en pergeñar un Comité de Crisis, en órbita del canciller, con poderes para abordar un plan global que incluiría propuestas para mejorar la no contaminación de Botnia, inversiones en Gualeguychú que por sí solas generarían confianza, aislar a los recalcitrantes que hoy siguen teniendo vara alta.

El eventual Comité tendrá herramientas para contar con aliados que dejen en minoría a los duros.

Otra fuente, esta vez del Palacio San Martín, da a conocer su «enojo» con el gobierno uruguayo, particularmente con su ministro de Economía, Danilo Astori. Juzgan que es «demasiado pueril» su insistencia en firmar un TLC con los EEUU, porque luce a «presión». «Nos dicen los norteamericanos que no tienen ese propósito», deslizan para hacer saber que información no es lo que escasea.

Además, especulan que «con los demócratas en el Capitolio caen las posibilidades de suscribir un acuerdo de esas características. A Astori se le imputa haber «provocado» a la Argentina al pedir que fondos destinados para ir limando las asimetrías sean destinados a una carretera que debe facilitar el transporte de mercaderías hacia Fray Bentos. «La conducta de Astori aísla al Uruguay y paradójicamente sella con más bríos la alianza argentino-brasileña. Ahora que Bolivia y Ecuador piden el ingreso al Mercosur, ese aislamiento de profundizará y nadie derramará una lágrima si Uruguay se va del bloque», afirma la voz.

 

¿Un comité de crisis?

Va de suyo que son miradas benevolentes con la postura del gobierno argentino, pero es lo que piensan ahora. Objetivamente se ha llegado a un punto donde ya no sólo está dañada la relación bilateral sino el propio Mercosur.

La Cumbre de Presidentes que a mitad de enero debe realizarse en Rio de Janeiro llegará con lo positivo de las incorporaciones pero la crisis bilateral puede enturbiarla.

Para entonces se conocerá el dictamen del Tribunal Internacional de La Haya que, se piensa aquí, sería favorable al reclamo oriental.

Y entonces se especula que se debería encontrar un espacio de negociación sobre la base de la irreversibilidad de la construcción de la pastera, que no se reclame como exigencia transitoriamente el levantamiento de los bloqueos, porque «hay que darle a Kirchner una puerta para salir de la atadura con Gualeguaychú». Y al rey de España.

En general, el universo de la oposición no acompaña al oficialismo en el tema. Pero es parte del camino a las presidenciales donde la oposición sistemática irá avanzando, no dejando margen a los matices de los que quieren una postura independiente.

La dureza ha fondeado días atrás, dejando a la Cámara baja sin número, una ley clave para la estatización del servicio de aguas corrientes.

No se sabe si ha sido una casualidad propia de la época que hace que no pocos legisladores se van de vacaciones antes de lo pensado o si se trata de una interna de los diputados oficialistas. De todas maneras el asunto se debatirá en febrero en sesiones extraordinarias.

Por primera vez en democracia el peronismo puso una pica en la Universidad de Buenos Aires.

El rector y vice elegidos pertenecen al universo del kirchnerismo, luego de ocho meses de acefalía institucional en lo visible por el continuo bloqueo por parte de la Federación Universitaria de Buenos Aires, dirigida por sectores de izquierda, que no permitían que se reuniera la Asamblea Universitaria, el cuerpo tripartito más no paritario que elige a las autoridades.

 

Kirchner tiene amigos en la Universidad en crisis

La reunión fue posible porque el gobierno nacional creó las condiciones, con fuertes contingentes policiales, para que la Asamblea Universitaria se reuniera en el Parlamento y en un encuentro tan breve como caótico, sin debate, eligió a su nuevo rector. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, no quiso hacer nada en marzo cuando el último rector, Guillermo Jaim Etecheverry fue a pedir las mismas medidas. Ahora aparece claro que el gobierno ayudó a que no se resolviera la elección mientras no llegara la oportunidad a sus amigos. Por descarte.

La Fuba tiene su responsabilidad. Es que su praxis política lleva a la derrota. Instaló la idea de que el Estatuto Universitario debe reformarse para que se profundice la democracia. De hecho, la Universidad la conduce una minoría, cerca de 700 profesores titulares, frente a 30 mil docentes sin ese rango y casi 300 mil estudiantes.

No son viables ni la elección por voto directo de las autoridades, ni que los estudiantes sean los que tengan la conducción estratégica de la Universidad. Pero una estatuyente democráticamente elegida es posible y deseable.

La Fuba buscó el «que se vayan todos» a tono con la mirada política de izquierda sobre la realidad nacional. No supo negociar en una situación compleja porque supone que esa lucha se inscribe con otras en otros ámbitos, en el camino hacia la toma del poder.

Ni los estudiantes agremiados, ni gran parte de los docentes, y parece que tampoco el gobierno toma el toro por las astas.

El hecho es que la Universidad está en crisis, que ha perdido, la de Buenos Aires, la excelencia que construyó la generación de los fines de los 50 hasta la dictadura del 76, pasando por otra, la de Juan Carlos Onganía, que diezmó cuadros y capacidad.

Aún, claro, hay reservas, pero mantiene una burocracia corrupta heredera de la gestión del radicalismo desde 1984 hasta casi el fin del siglo XX. Requiere el tema un gran debate que instale a las altas casas de estudio como parte un proyecto de país que no está delineado: autónomo, desarrollado, no excluyente y democrático, de la mano de sus socios sudamericanos, para insertarse de manera propia en el mundo globalizado.

Si en el centro de la discusión no se coloca la misión de la Universidad todo se reduce a forcejeos de minorías. No se sabe si Kirchner tiene claro de qué se trata.

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