Las bases militares estadounidenses en América y en el mundo

En Quito, capital de Ecuador, se desarrolló esta semana la Conferencia internacional por la eliminación de las bases extranjeras, que culmina hoy en un acto de profundo simbolismo con una marcha hacia la base estadounidense de Manta, sobre el Pacífico. El viceministro de Defensa, Miguel Carvajal, dijo en la inauguración que Ecuador no renovará el convenio con Estados Unidos sobre la base de Manta, firmado por gobiernos anteriores y que expira en 2009. Eso dio el tono a la reunión internacional.

 

Manta hoy, Vieques ayer, Guantánamo desde 1903

No hacía más que reiterar lo afirmado por el presidente Rafael Correa en su campaña electoral y al asumir el cargo, en consonancia con la decisión manifestada desde tiempo atrás por el pueblo ecuatoriano en acciones combativas que llegaron a penetrar al interior de la base, para eliminar dicho enclave extranjero de su territorio. Este se había constituido en un foco de provocación internacional. Desde la base aeronaval despegaban aviones yankis que atravesaban el cielo ecuatoriano, pasaban sobre la frontera con Colombia (esa conflictiva zona que por decisión del gobierno de Uribe se está deteriorando por las aspersiones de glifosato) e intervenían directamente en el conflicto interno de Colombia, participando en operativos del Ejército…y de los paramilitares. Sin olvidar que en ese país EEUU detenta una gran base militar en Tres Esquinas, dotada de armamento, personal militar estadounidense y mercenarios de varias cepas.

El delegado estadounidense Andrés Thomas expresó en la conferencia su solidaridad con luchas como las desarrolladas en torno a la isla de Vieques, víctima durante 60 años de los bombardeos de la marina de guerra de Estados Unidos, que la había convertido en un polígono de tiro, causando la muerte de varios residentes. La lucha de los viequenses, y de todos los puertorriqueños, estuvo rodeada durante muchos años por la solidaridad de los pueblos latinoamericanos, que contribuyó a la erradicación de la base militar.

La delegada cubana Lourdes Cervantes Vásquez recordó que la potencia imperial mantiene en su poder desde 1903 la base de Guantánamo, al oriente de la isla, centro de reclusión donde se practican las peores formas de tortura a cientos de prisioneros de distintas nacionalidades. Asimismo se evocó la situación de bases militares estadounidenses en Filipinas, como la naval de Subic y la aérea de Clark, que fueron cerradas en 1992 por presión popular.

Desde luego deben incluirse en la nómina las bases yankis del canal de Panamá, como la base Howard y la Clayton (donde juró Guillermo Endara tras la invasión de diciembre de 1989), que eran escuelas de contrainsurgencia y de formación de dictadores y torturadores, y que debieron evacuar antes de fin de siglo en virtud de los acuerdos Torrijos-Carter de 1977 para marcharse con las bases a otra parte.

 

Las bases militares en la guerra de Irak

En la remodelada capilla del antiguo Hospital de Dios la alcaldía de Quito declaró huéspedes ilustres a los participantes en la Conferencia y otorgó una distinción especial a Lindsey Collen, reconocida escritora sudafricana y luchadora por la paz. En el Teatro Politécnico de la capital ecuatoriana se desarrolló un espectáculo artístico bajo el lema «Otro mundo es posible sin bases militares».

La guerra de Irak y su relación con la presencia de bases militares estadounidenses en varios países fue el tema central de la presentación efectuada por Medea Benjamin, de la institución Code Pink. Otras ponencias demostraron que las bases militares están diseñadas y emplazadas sobre regiones en las que se encuentran acumulados los más importantes recursos naturales del planeta.

En los últimos tiempos han visto la luz diversos estudios que revelan la enorme magnitud y el elevado número de bases militares que Estados Unidos ha ido montando en forma sistemática en todas las zonas geográficas del mundo, casi sin excepción. Los datos que siguen figuran en un inventario anual del Departamento de Defensa de Estados Unidos conocido como «Base Structure Report», correspondiente a 2005. Según el mismo, las 737 bases militares que Estados Unidos tiene desparramadas por el mundo, sumadas a las que posee en territorio propio, ocupan una superficie de 2.202.737 hectáreas. Un valioso trabajo de Juan Gelman, que proporciona estos datos, agrega otros que surgen del libro «The last days of the American Republic», del historiador Chalmers Johnson, según el cual las cifras mencionadas no incluyen las 106 instalaciones estadounidenses erigidas en Afganistán e Irak desde mayo de 2005, ni las construidas en Israel, Qatar, Kirguistán y Uzbekistán. Agrega luego: «Tampoco incluyen las 20 que las fuerzas norteamericanas comparten con las tropas locales en Turquía, de propiedad del gobierno de Ankara pero bases norteamericanas al fin. Ni la mayoría de las que en Gran Bretaña se dedican al espionaje de las comunicaciones mundiales, cuyo valor total asciende a 5000 millones de dólares y están convenientemente disfrazadas de bases de la Royal Air Force, RAF. O la enorme base Camp Bondsteel de Kosovo, edificada por una subsidiaria de la Halliburton que aún se ocupa de su mantenimiento». Aquí aparece en escena la gran empresa vinculada estrechamente al vicepresidente Dick Cheney, que hoy está en el ojo de la tormenta por sus maniobras tortuosas, que condujeron a la invasión de Irak. No es un dato menor.

 

Un enjambre de mil bases

La conclusión del autor es que una cuenta honesta llevaría a la conclusión de que la dimensión real del imperio militar estadounidense probablemente ascienda a unas mil bases militares en el extranjero.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje