El presidente Fujimori encabezó el operativo

A la caza de Montesinos

Mientras la búsqueda seguía con un estilo cinematográfico, con helicópteros y fuerzas especiales con metralletas automáticas, los peruanos se mantenían incrédulos sobre si la operación es realmente para ubicar a Montesinos.

«Â¡Se busca!», tituló el diario La República con una foto a color de Montesinos en la portada.

De pie sobre una camioneta la noche del miércoles, Fujimori prometió a gritos por un megáfono que sus operaciones seguirán «día y noche» hasta ubicar a su ex asesor de inteligencia, a quien consideró su mano derecha en diez años de gobierno.

Tras pernoctar en un club castrense de esparcimiento en el suburbio de Chosica, unos 35 kilómetros al norte de Lima, Fujimori abordó un helicóptero que sobrevoló la zona de la operación y luego tomó rumbo desconocido.

«No hay orden de detenerlo, sólo de ubicarlo», aclaró Fujimori, sellando así su poder sobre las fuerzas armadas tras haber ordenado el confinamiento militar en los cuarteles.

En la madrugada del jueves, Fujimori salió del Palacio de Gobierno resguardado por ocho vehículos blindados y un autobús policial hacia la casa de su madre en un vecindario limeño.

Luego se desplazó a la zona de la operación. Para la comunidad internacional, la operación contra Montesinos fortalecerá al mandatario. «Creo que Fujimori sale ganando. Lo que está claro es que el gobierno ha cortado sus vínculos» con Montesinos, dijo a Reuters Televisión el embajador de Canadá ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Peter Boehm.

Montesinos «es una figura disminuida, en fuga», agregó. Mientras no está claro qué hará Fujimori cuando ubique a Montesinos, en círculos militares se maneja la hipótesis de que podría enviarlo a Venezuela.

Poco antes, el secretario general de la OEA, César Gaviria, expresó satisfacción por la decisión de proceder con la detención de Montesinos. Perú fue sacudido en setiembre tras la difusión de una videocinta que mostró a Montesinos en un presunto acto de soborno de un legislador, lo que forzó a Fujimori a convocar a nuevos comicios y recortar su mandato de cinco a un año hasta julio de 2001.

Montesinos huyó apresuradamente del país y buscó asilo en Panamá. El asilo, sin embargo, le fue negado y su súbita reaparición en Perú desató el lunes una nueva ola de rumores de golpe de Estado y exigencias por parte de sectores militares.

Tras llegar el martes al país para ayudar a buscar una solución a la crisis, Gaviria anunció que el gobierno y la oposición fijaron hasta el 8 de abril el plazo para la realización de las nuevas elecciones generales.

Montesinos: el poder oculto divide a militares

Considerado el poder real en el gobierno de Fujimori, a Montesinos se le atribuye haber dirigido una cruenta lucha contra la violencia guerrillera y el narcotráfico que operaban en Perú en la década pasada.

En el régimen socialista del general Juan Velazco Alvarado, en la década de 1970, Montesinos fue encarcelado y expulsado del Ejército bajo acusaciones de que vendió secretos militares a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.

Bajo la gestión de Fujimori, resurgió como el nexo entre el gobierno y las Fuerzas Armadas y se le acusa de dirigir escuadrones de la muerte, torturas, espionaje telefónico y hostigamientos contra los detractores del mandatario. También es acusado de beneficiarse de la venta ilegal de armas y de vínculos con el narcotráfico. «Fujimori ha ganado más control y el operativo es real», dijo un analista militar. En las calles, los peruanos, golpeados por el desempleo y la pobreza, seguían escépticos por la búsqueda. «Fujimori se está burlando de nosotros, nadie le cree. Todo está hecho para proteger a su compadre Montesinos», dijo Blanca, una ama de casa que perdió su empleo, después de la crisis económica.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje