El médico socialista Hermes Binner evitó revelar a quién apoyará en las presidenciales de octubre

Comicios provinciales golpean a los esposos Kirchner en Argentina

El progubernamental Frente para la Victoria (FV), una alianza de peronistas ortodoxos, peronistas de centroizquierda y radicales socialdemócratas, ganó los comicios del domingo para gobernador en Córdoba (centro) en medio de denuncias de fraude y perdió en Santa Fe (centro-este), tercer y cuarto distritos del país, respectivamente.

El golpe más duro para el gobierno fue asestado en la provincia santafesina, al quebrarse una hegemonía peronista que llevaba 24 años, desde la restauración democrática en 1983, tras siete años de una feroz dictadura (1976-1983).

Un tibio consuelo arrojó la derrota en Santa Fe cuando el gobernador electo, el médico socialista Hermes Binner, de 64 años, evitó revelar a quién apoyará en las presidenciales del 28 de octubre.

La senadora y primera dama viene marchando sobre ruedas con una intención de voto superior al 40%, según todas las encuestas, y la única rival a la vista, la socialcristiana Elisa Carrió, en ningún caso supera el 15%.

Pero el oficialismo también acumula derrotas en grandes distritos como Capital Federal, a manos de una coalición de derecha, con un balance estrecho de siete victorias y cinco derrotas en una ronda que marca la fragmentación partidaria y la dispersión del voto en todo el territorio.

«Empezaré a hacer campaña para que Cristina Fernández de Kirchner sea presidenta», dijo ayer Juan Schiaretti, mandatario electo en Córdoba, donde su mayor adversario, el peronista disidente Luis Juez anunció que se presentará en la Justicia para denunciar irregularidades.

«Vamos a reclamar, vamos a protestar, vamos a acudir a la Justicia. Tenemos la certeza de que nos robaron (la elección)», dijo a voz en cuello ante sus partidarios Juez, un ex fiscal anticorrupción.

La paradoja es que Juez, que perdió por 37,06% contra 35,95% de los sufragios, cuenta con el respaldo del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, mientras que el futuro gobernador responde al actual mandatario cordobés, José Manuel de la Sota, quien tiene poca simpatía por Kirchner.

De hecho, De la Sota, líder del peronismo cordobés, dijo la semana pasada que veía con escaso agrado que la fórmula presidencial del Gobierno sea compartida con un socialdemócrata de la Unión Cívica Radical (UCR) como el gobernador de Mendoza (oeste), Julio Cobos, aliado de Kirchner.

La UCR, el tradicional partido que podría librar una lucha electoral con el dominante peronismo, es un archipiélago de fuerzas dispersas en las provincias y las únicas que guardan cohesión son las que respaldan al kirchnerismo en lo que se denomina técnicamente ‘La Concertación’.

Incluso, el kirchnerismo evalúa presentarse a los comicios presidenciales con otro nombre que no será el Frente para la Victoria, y que seguramente llevará una mención a ‘La Concertación’, inspirada en el modelo chileno de alianza socialista con democristianos.

Binner se impuso con el 48,5% de los votos, frente al 38,7% que logró el ex canciller kirchnerista Rafael Bielsa, quien admitió rápidamente su derrota, a diferencia de los comicios a gobernador en Córdoba, donde el oficialismo y la oposición se adjudicaron en un principio la victoria.

En Santa Fe, hubo radicales que se plegaron a Bielsa, y otros al socialista Binner, en una provincia que tiene una región sur rica y próspera por la producción agroindustrial y un norte empobrecido por las crisis de los pequeños y medianos agricultores.

Córdoba, en cambio, también disfruta en una parte de su territorio de la Pampa Húmeda, pero logró reconstruir parte de un gran polo industrial que había entrado en bancarrota con las políticas neoliberales de los años 90.

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