Juegos olímpicos. Por las buenas constumbres

El escupitajo se resiste en China

Pese a los intentos de las autoridades chinas para terminar con la costumbre de escupir en público, el arraigado hábito resiste en las calles del país cuando faltan sólo meses para los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008.

A las puertas de una estación de tren de la capital, Guo Guiyu, cuidador de un aparcamiento de bicicletas, carraspea, un ruido característico en la vida china que anuncia la llegada de una buena flema.

«Escupir es muy bueno para la salud», asegura este hombre, completamente insensible a las campañas del gobierno para convencer a sus ciudadanos de cambiar de hábitos amenazándolos incluso con una multa de 50 yuans (4,5 euros).

«Bueno, bueno, la mayoría de las veces nadie nos ve», quita importancia este cuarentón, aplastando discretamente con la suela de su zapato el resultado de su último carraspeo.

El hábito de escupir es muy fuerte en este país, como muestran los abundantes rastros en el suelo, a menudo congelados en este periodo invernal.

Para muchos chinos, expectorar es un fenómeno físico tan natural como estordunar o eruptar. Por ello, lo hacen sin ninguna vergüenza, ante el asco de los extranjeros.

«No puedo escupir dentro del coche, ¿no?», pregunta provocador el conductor de un taxi, bajando su ventanilla y lanzando una flema a la calzada. «De todas formas, nadie mira», se justifica.

Según los expertos médicos, las mucosidades se segregan cuando una persona sufre problemas respiratorios, pero también cuando los pulmones están irritados por la contaminación, el tabaco o una alimentación grasa o demasiado abundante.

Para Li Yan, experta en enfermedades respiratorias en el hospital Xuanwu de Pekín, el hábito de escupir se debe a la contaminación y a la inconsciencia de la población en materia de higiene.

«En numerosas ciudades chinas, el clima seco y la mala calidad del aire provocan una acumulación de mucosidad en las vías respiratorias, lo cual genera este fenómeno», explica.

Li subraya además que el escupitajo de una persona enferma puede propagar enfermedades como la tuberculosis, la neumonía o la gripe.

«Para una mayoría, es sólo una mala costumbre. Hay gente que escupe cuando ni siquiera tiene nada en sus vías respiratorias y lo que expulsan es sólo saliva», afirma por su parte Wang Jidong, profesor de la universidad de medicina china en Pekín. «Pero la saliva forma parte de nuestra secreción normal y facilita la digestión».

 

TIEMPO PARA AMANTES

Un joven matrimonio de profesionales decidió separarse tras diez meses de casados para ‘dedicar más tiempo a sus respectivos amantes’, un caso ejemplar entre los muchos recogidos en un análisis sobre el egoísmo de los ‘jóvenes emperadores’ chinos, según recogen varias web en internet.

La separación de Li Lei y Wang Yang, dos jóvenes en su veintena, que tardaron 20 minutos en firmar los papeles del divorcio para estar con sus amantes, es paradigmática de la generación de ‘hijos únicos’ de clases medias y altas chinas, incapaces de entablar lazos afectivos, según expertos citados por el diario ‘China Daily’.

‘Las bodas entre la elite china consisten más en amasar fortunas que en cuidar una relación. Cuando una pareja con mejores perspectivas se cruza en su vida, algunos como Li y Wang no pierden tiempo en romper’, señalan los expertos.

Estos ’emperadores’ y ’emperatrices’, producto de la prohibición de tener más de un hijo por familia en vigor desde 1979, han sido mimados por padres y abuelos hasta el punto de carecer de empatía y dar sólo prioridad a sus necesidades, explica el psiquiatra y catedrático, Fucius Yunlan.

‘Son muy débiles para crear lazos afectivos horizontales y comunicarse con los de su misma generación. Tienden a aplicar un acercamiento vertical en sus relaciones’, agrega el experto.

Psicólogos y consejeros indican que muchos matrimonios de esta generación de consentidos ‘se separan tras una semana o pocos meses’.

Un tercio de los casos de divorcio registrados en las zonas urbanas chinas están protagonizados por esta generación.

Fucius culpa a las familias de la educación de los hijos, ya que los padres se llegan a sacrificar hasta extremos impensables por ellos, pero ‘ignoran la educación emocional de sus hijos’.

Las clases altas chinas son las más proclives a mantener unos vínculos más superficiales en una sociedad en la que la familia sigue siendo un pilar básico, y el divorcio motivo de vergüenza.

En esta generación no queda ni rastro de cómo nos sentíamos en el pasado. Los chicos no se atrevían a tocar los dedos de su novia antes de la boda’, recuerda un ciudadano apellidado Xu, de 55 años.

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje