La transición del presidente Paniagua y del primer ministro Pérez de Cuéllar

Oposición gobierna Perú

El mayor reto de Paniagua, según analistas, será conducir a Perú durante un período de ocho meses de transición buscando una estabilidad política y económica, que tambaleó a raíz de la aguda crisis de poder que sacude al país desde setiembre.

«Al cabo de 10 años, la democracia retorna a Palacio de Gobierno», dijo Paniagua, un opositor del otrora poderoso Fujimori, a exaltados peruanos apostados en las afueras de la sede gubernamental que lo aplaudían.

Paniagua, un abogado moderado de 64 años, accedió al sillón presidencial tras la destitución por el Congreso de Fujimori, quien envió el lunes su carta renuncia desde Tokio, y la renuncia de los dos vicepresidentes.

El nuevo mandatario, que tiene 37 años de experiencia política, gobernará hasta el 28 de julio de 2001, fecha en la que deberá entregar el mando a quien resulte electo en los comicios generales del 8 de abril.

En el Congreso, donde asumió la presidencia, Paniagua dijo que una de sus tareas será «la reinstitucionalización» de Perú sobre la base del diálogo y la concertación.

«Nace hoy un nuevo tiempo. Se cierra una etapa y se abre otra en la historia del Perú», dijo Paniagua, vistiendo una banda rojiblanca, los colores de la bandera del país.

A última hora del martes, el Congreso votó a favor de la vacancia de la presidencia al declarar la «incapacidad» de Fujimori, ignorando su renuncia epistolar.

Nunca antes en la historia de este país de 25,6 millones de habitantes un mandatario había sido humillado con una decisión de ese tipo.

La incompetencia es el peor castigo que el ex mandatario de 62 años recibió en su década de gobierno, pese a presentar desde Tokio su carta de dimisión para alejarse del poder como epílogo del mayor escándalo de corrupción en Perú.

Llamado a la unidad

Fujimori cayó en desgracia tras la difusión de un video que mostró a su ahora prófugo ex asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos en un supuesto acto de corrupción.

Fujimori fue considerado como el «salvador» de Perú en la década pasada al derrotar a los grupos guerrilleros izquierdistas que azotaban el país y estabilizar la economía.

En su primer discurso como gobernante, Paniagua llamó a la unidad y designó al ex secretario general de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuéllar como primer ministro del país.

«El pas tiene que ser gobernado con una tecnicidad al 100 por ciento», dijo Pérez de Cuéllar en entrevistas radiales desde París.

Pérez de Cuéllar, un abogado y diplomático de 80 años, dirigió la secretaría general de las Naciones Unidas desde 1982 a 1991 y fue candidato presidencial en las elecciones de 1995, cuando Fujimori lo derrotó para alcanzar su segundo mandato.

Según el ex diplomático, su regreso a Lima desde París será en la noche del jueves para ponerse a trabajar inmediatamente.

«Mano dura, presidente», «El Perú vivió farsa de 10 años» y «La hora de la responsabilidad», titularon el miércoles los diarios La República, Liberación y Expreso para subrayar el ánimo y expectativa de los peruanos.

En Tokio, autoridades japonesas temen que la permanencia de Fujimori en Japón suscite un roce con el gobierno peruano.

La prensa japonesa informó que Fujimori abandonó el miércoles el lujoso hotel de Tokio donde estaba hospedado para dirigirse a la casa de un amigo no identificado.

Según las autoridades japonesas, Fujimori puede vivir en Japón porque tiene la nacionalidad de ese país, debido a que sus padres inscribieron su nombre en el registro ancestral de su familia después de emigrar a Perú, donde nació.

Analistas opinaron que el mayor temor de Fujimori es enfrentar denuncias de complicidad con Montesinos, quien permanece oculto tras retornar hace cuatro semanas de Panamá, después de buscar infructuosamente asilo político en ese país.

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