OPINION INTERNACIONAL

Pakistan: nada es imposbile

En la inestable situación producida después del brutal crimen que sacó del escenario político a Benazir Bhutto, la figura política más popular del país, ninguna opción puede ser descartada, desde elecciones pacíficas y una transición sin sobresaltos a un golpe militar y la proclamación del estado de emergencia. El anuncio de la nueva fecha para los comicios no ha producido la tranquilidad esperada y los disturbios que comenzaron luego del atentado contra Benazir no han cesado.

En su edición inglesa en Internet, «Dawn», el más influyente diario de Pakistán, escribe en un editorial del 3 de enero bajo el título «Un llamado a la sensatez»: «Lamentablemente, los políticos, al parecer todos ellos, no comparten la preferencia de la nación por la paz, la estabilidad y las elecciones transparentes.

Parecen olvidar los peligros inherentes a la prolongación del estado de incertidumbre y las animosidades políticas. Hablando de manera irresponsable, arrojándose barro los unos a los otros y apelando a emociones primitivas con connotaciones étnicas, los políticos le hacen un muy pobre servicio a Pakistán en un momento en el que el mundo nos mira para ver si como pueblo tenemos la sabiduría y el coraje para salir de la crisis».

En otro pasaje del mismo editorial, «Dawn» se refiere a la investigación acerca del asesinato y dice: «Teniendo en cuenta la personalidad de Benazir Bhutto, es obvio que tenía muchos enemigos, tanto abiertos como encubiertos. Estaban todos los que compartían la cruel lógica de Talibán-Al Qaeda y sus simpatizantes ocultos en el gobierno, como lo probaron de manera fehaciente los ataques suicidas en zonas de alta seguridad y contra el presidente Musharaf mismo así como la red de intrigas características de la política pakistaní, todas las partes deben tener el sentido común de permitir a los investigadores a que realicen su labor con profesionalismo y libres de toda presión política».

De la dimensión de las «intrigas características de la política pakistaní» informa un pintoresco reportaje a Mumtaz Bhutto, un terrateniente pariente y rival de la política asesinada el 2 de enero en el «Guardian» de Londres. Dice el periodista Declan Walsh, escribiendo desde Mirpur Bhutto, en el estado natal de Benazir, Sindh: «Las peleas de familia nunca son gratas, pero para los Bhutto, la dinastía dominante en Pakistán, se desarrollan con la misma intensidad con que transcurre la historia de la familia, que tiene todas las características de una tragedia griega. Del mismo modo en que la oposición en Pakistán está dividida, la familia Bhutto está fracturada por toda clase de desacuerdos. Hay varios grupos, que en su mayoría se definen por su apoyo u oposición a Benazir. Ahora que ella está muerta, esto podría cambiar. Mumtaz Bhutto se peleó con Benazir más de 15 años atrás. Según él, ella llevó al Partido del Pueblo por un camino equivocado; según ella, Mumtaz estaba celoso de su poder. Su casa está apenas a pocos kilómetros de la casa de Benazir en Naudero, pero la última vez que se encontraron fue en 1995. «Fue un almuerzo en Islamabad, recuerda. «No estuvimos de acuerdo en nada».

Pero Mumtaz, de 74 años, no tiene la menor chance de heredar a Bhutto. De hecho, se retiró hace mucho de la política activa. Por ahora, quien domina la situación en el Partido del Pueblo es Asif Zardari, el marido de Benazir, a quien Mumtaz considera un hombre inculto, carente de toda experiencia política. La decisión de Zardari de nombrar a su hijo, Bilawal «Bhutto» Zardari, de 19 años, heredero político de su madre, es a todas luces, una decisión apresurada y controvertida y podría ser contraproducente para las chances electorales del Partido del Pueblo, que con Benazir hubiera sido un casi seguro ganador.

La crisis de Pakistán tiene tres dimensiones superpuestas: una la local, casi provinciana, en la que los clanes, las dinastías políticas, las intrigas en los distintos estamentos del poder juegan un rol protagónico; la segunda, la dimensión musulmana, es la de la lucha del radicalismo islámico sunnita por la primacía en el mundo musulmán; la tercera, la mundial. En caso de que el proceso electoral termine con enfrentamientos violentos y lleguen a imponerse los numerosos aliados que tienen los radicales islámicos en Pakistán, sería un desastre para el mundo entero: no sólo porque Pakistán es el único país musulmán con la bomba atómica, sino porque también es el único país en el que el terrorismo islámico más fanático y cruel tiene una importante base territorial.

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