Es una "manipuladora"
El escritor colombiano Fernando Vallejo consideró «escandalosa» la atención que se presta a la liberación de Ingrid Betancourt, a quien calificó de «manipuladora», en comparación con el escaso interés que despiertan otros rehenes de las FARC.
«Fueron secuestrados miles a lo largo de los años, ahora mismo varios centenares están sufriendo en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero sólo se habla de ella», protestó Vallejo en declaraciones que publica el portal Folha Online. El escritor, que participa en un encuentro literario en la ciudad brasileña de Paraty, opinó además que la ex candidata presidencial colombiana, rescatada el pasado miércoles por el Ejército junto a otros 14 secuestrados, es «manipuladora», «mala» y «horrible», entre otros calificativos.
«Es escandaloso el espacio que están dando para la liberación de Ingrid Betancourt», agregó el autor de «El Despeñadero» y «La Virgen de los sicarios», el libro que dio pie a la exitosa película dirigida por el director francés de origen iraní Barbet Schroeder. Vallejo, uno de los participantes en la Sexta Fiesta Literaria Internacional de Paraty, consideró a Betancourt una mujer ambiciosa y la acusó de provocar su propio secuestro en 2002 como una forma de promoción política. El escritor, quien vive en México desde 1971 y se naturalizó ciudadano de ese país en 2007, dijo que «Betancourt y su asesora y compañera de aventuras Clara Rojas son los únicos políticos que actuaron para ser secuestrados».
Betancourt y su entonces jefa de campaña, Rojas, liberada por las FARC en enero pasado, fueron secuestradas en 2002 cuando entraron en una zona controlada por las FARC en San Vicente del Caguán, una región selvática situada en el sur de Colombia. Ganador del Premio Rómulo Gallegos en 2003, Vallejo se declaró «indignado» con la consternación que provocó en Colombia y en el exterior la situación de Betancourt.
Te recomendamos
La cadena nacional de Javier Milei: entre el tono mesiánico y la autoalabanza
El mandatario ultraderechista habla en tono triunfal, mesiánico y, casi siempre, autocomplaciente: asegura que sus cambios son “históricos” y cuela en el discurso pasajes místicos y diatribas contra sus detractores.
Compartí tu opinión con toda la comunidad