Enfrentamiento. El epicentro está en la importante zona gasífera del Chaco

Bolivia: tercera semana de protestas contra Evo

Cinco de los nueve departamentos de Bolivia ingresaban este lunes a la tercera semana de protestas contra el presidente Evo Morales, con crecientes cortes de ruta y tomas de oficinas estatales, aunque sin atisbos de diálogo para descomprimir la crisis política.

El epicentro de las protestas se mantiene en la región del Chaco boliviano, en el sudeste del país donde se encuentra la mayor riqueza gasífera del país y colindante con Argentina y Paraguay, cuyos accesos fronterizos están cortados.

También se mantienen los bloqueos en los departamentos de Tarija, Beni, Pando, Chuquisaca y Santa Cruz que están movilizados por la devolución de un impuesto petrolero que utiliza el gobierno para pagar una renta a la vejez y en contra del proyecto oficialista de una nueva Constitución de corte estatista e indigenista. En estas regiones se radicalizaban este lunes las protestas decididas la semana pasada en una reunión del denominado Consejo Nacional Democrático (Conalde) de «masificar el bloqueo de carreteras», según mostraron imágenes de televisoras privadas.

En el departamento sureño de Tarija se reportaron 17 puntos de bloqueo en todas las carreteras de acceso a esa región y en las localidades de Bermejo y Yacuiba, fronterizas con Argentina y donde se mantiene la amenaza de toma de pozos petroleros.

En esta región, grupos vinculados a la prefectura (gobernación) tomaron las oficinas de Migración, según reportó la red ATB.

En Santa Cruz, sectores afines al poderoso comité civil-empresarial tomaron todos los puntos de peaje y mantienen cortadas las rutas de la carretera troncal que une ese rico departamento con el occidente del país.

La tensión en estas regiones se mantiene mientras los esfuerzos por reunir a las partes y los pedidos de instituciones de derechos humanos y de la Iglesia Católica han fracasado por las posiciones irreductibles de oficialistas y opositores.

El clima polarizado surge en Bolivia por las irreconciliables visiones de país que sustentan los oficialistas (estatista e indígena) y los opositores que resisten y apuntalan, en cambio, la formación de gobiernos autónomos de cuño liberal.

El jerarca de la Iglesia Católica, el cardenal Julio Terrazas, convocó al Ejecutivo y a los sectores de la oposición a concertar un proyecto de Constitución en el que, dijo, todos los bolivianos deberían estar representados.

En su homilía del domingo reproducidas por el diario El Deber, el cardenal boliviano dijo que «esa aspiración de tener una nueva carta magna no es la solución a todos los problemas. Si todo esto no llega al corazón y si no despierta actitudes hacia adelante».

Por su parte, el presidente izquierdista Evo Morales dijo que hasta ahora no encuentra «un interlocutor válido para debatir seria y responsablemente y sobre todo para garantizar la unidad del país», en una postura que para la prensa boliviana cierra el diálogo político.

Aunque el vocero presidencial, Iván Canelas, dijo este lunes en una conferencia de prensa que el gobierno «está esperando la buena voluntad de los sectores movilizados para dialogar».

La situación ha comenzado a inquietar a los pobladores de estas regiones ante la amenaza de un severo desabastecimiento de hidrocarburos y alimentos, posibilidad que ha sido reconocida por el gobierno.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, advirtió este lunes que «las medidas de presión tienen un límite, sobre todo en sus efectos al interior de los departamentos y ese límite se está materializando» con serios problemas de desabastecimiento en Tarija y Santa Cruz.

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