ANALISIS INTERNACIONAL

LAS TACTICAS DE HAMAS Y HEZBOLA

Más de 10.000 cohetes Kassam fueron lanzados por Hamas sobre las ciudades sureñas israelíes, desde que el gobierno de Jerusalén dejó el control de la Franja de Gaza en manos palestinas el 12 de setiembre de 2005. Desde entonces, las familias israelíes que viven en la zona limítrofe sufren los ataques cotidianos con cohetes y morteros, mientras intentan continuar con su vida de la forma más normal posible, si es que puede llamarse normal esperar las sirenas que anuncian los impactos de los cohetes.

La frágil y débil tregua acordada en junio pasado, fue rota por Hamas en varias ocasiones y el 19 de diciembre pasado no contó con la decisión de la comandancia del grupo islamista para que fuera renovada. La dirigencia de Hamas volvió a apostar por el camino violento.

La nueva escalada es responsabilidad de Hamas, sin duda. El grupo islamista optó por la beligerancia y no por la negociación. El gobierno de Israel, como cualquier otro Estado soberano y democrático, tiene el derecho y el deber de proteger a sus ciudadanos. Varias de las ciudades del sur de Israel se convierten en rehenes con la lluvia de cohetes de una organización terrorista que no reconoce el derecho de Israel a existir como un Estado soberano.

La historia en el sur de Israel recuerda lo que sucedió en el norte de ese país, en el verano de 2006, cuando las fuerzas israelíes se enfrentaron a las milicias de Hezbolá.

Los tácticas de Hezbolá en el Líbano y de los palestinos de Hamas en Gaza son las mismas. Las dos organizaciones, una chiita y otra sunita, tienen algunas similitudes en su empeño por no reconocer a Israel e intentar destruirlo. Durante la segunda guerra del Líbano, la milicia libanesa chiita aplicó la misma táctica que hoy lleva adelante Hamas. Todo comenzó de la misma manera. Caída de cohetes sobre territorio israelí durante meses y un intento de socavar la moral de los israelíes, entonces, llegó el secuestro de soldados lo que provocó la reacción israelí.

El líder chiita libanés Hassan Nasrallah, que hoy secunda una tercera intifada palestina contra los israelíes, comenzó atacando las ciudades fronterizas en el norte israelí. Pero al comenzar las operaciones militares israelíes, el alcance de los disparos de los misiles palestinos fue alcanzando el sur, llegando a Haifa, a Tiberias, Nazaret e incluso Hedera. La guerra psicológica fue cuidadosamente gestionada, y claramente, Hezbolá tenía los medios para golpear duro a Israel.

Durante el verano del 2006, 4.000 cohetes lanzados contra Israel llevó al éxodo a cerca de un millón de israelíes que vivían en el norte del país, en la frontera con el Líbano.

Ahora con Hamas se repite el mismo escenario pero en el sur. Una lluvia de cohetes lanzados, a pesar de la tregua que imperaba en la zona. Hamas reiteraba sus amenazas contra el Estado judío y, viendo que Israel iba perdiendo la paciencia y se agravaba el grado del conflicto, el alcance de los misiles ha ido aumentando gradualmente. Primeramente Sderot, luego la inmediata periferia de Gaza, Ashkelón, Ashdod y Beer Sheva en las últimas horas, son el blanco de los proyectiles palestinos. Cientos de cohetes de mediano alcance; los Grad, y de corto alcance; los Kaytusha, que impactan en las poblaciones civiles israelíes.

El agravamiento de la situación es resultado directo de la política irresponsable de Hamas, al violar unilateralmente la precaria tregua que se logró y seguir lanzando misiles contra los civiles israelíes.

El acuerdo de alto el fuego conseguido con la intermediación de Egipto, no sólo fue aprovechado por Hamas para seguir realizando actos de terrorismo contra la población civil israelí, sino que le sirvieron para reaprovisionarse y fortificarse a fin de maximizar la escalada terrorista, todo ello a costa de su propia población civil en donde se camufla ante la respuesta israelí. Hamas y sus militantes se abocaron durante los últimos meses al contrabando de armas, explosivos y municiones a través de decenas de túneles que lo unen Gaza con el territorio egipcio. La fabricación de miles de cohetes y bombas de mortero cuyo alcance y potencia van en continuo aumento, el entrenamiento de combatientes tanto en la Franja y en otros países islámicos, y la recolección de importantes sumas de dinero para el financiamiento de actividades terroristas, fueron los ejes del trabajo del grupo Hamas durante la precaria tregua que rompieron.

Como antes lo hizo Hezbolá, hoy Hamas atacó a Israel sin medir las consecuencias. Ambos grupos terroristas confesionales, más allá de sus diferencias por ser chiitas o sunitas ­inspirados en los hermanos musulmanes­, tiene algo en común: una táctica basada en el terror y que desconoce el derecho inalienable de Israel a existir soberanamente.

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