OPINION INTERNACIONAL

ENTENDER A HAMAS

El coraje cívico del gobierno israelí de entonces fue celebrado por gran parte de la comunidad internacional. En Gaza se terminaba con el famoso «mantra» de los territorios ocupados. Dentro de esa zona, los palestinos solos decidían su destino. No faltaron ni las esperanzas utópicas ni las iniciativas de buena voluntad. En círculos de las Naciones Unidas hubo especulaciones de la conversión de Gaza en el modelo de un futuro Estado palestino eficiente y bien organizado, y generosos donantes internacionales compraron viveros modelo de los colonos judíos para regalarlos a los palestinos, evitando así que fueran destruidos.

Todo fue inútil. Los viveros de alta tecnología fueron los primeros en ser destruidos del mismo modo en que fueron destruidas simbólicamente todas las sinagogas que habían sido edificadas en Gaza. Varios grupos armados iniciaron una campaña de hostigamiento con cohetes contra Israel que no ha cesado desde entonces. No cabe la menor duda de que la fallida apuesta de la izquierda israelí al «afán palestino de construir su Estado» constituyó un factor decisivo para el desplome electoral del laborismo y el fortalecimiento de la derecha nacionalista.

El problema de este fracaso así como la incapacidad de distintos factores en la escena internacional de comprender el conflicto palestino-israelí se deriva de su desconocimiento o su negativa a reconocer la verdadera naturaleza del movimiento islamista palestino «Hamas».

Hamas, que desde su sangriento golpe de estado contra Fatah en junio de 2007 tiene bajo su férreo control a la Franja de Gaza, no es un movimiento nacionalista palestino, sino un movimiento radical islámico, para el cual la «Umma», o sea la comunidad de los fieles, es más importante que cualquier nación por separado. Fundado como un desprendimiento de los «Hermanos Musulmanes» egipcios en 1987, su prioridad esencial es terminar con la presencia de infieles de las tierras del islam, lo que, desde su punto de vista, significa la eliminación del Estado de Israel. Su filosofía es profundamente antisemita. El artículo 7 de su Carta Fundamental dice: «El Día del Juicio Final sólo llegará cuando los musulmanes maten a los judíos y los judíos se escondan detrás de piedras y árboles. Y las piedras y los árboles dirán: Oh, Musulmanes, hay un judío detrás mío, ven y mátalo. El artículo 22 proclama que la Revolución Francesa, la Revolución Rusa, el colonialismo y ambas guerras mundiales fueron resultado de intrigas sionistas. Asimismo afirma que los rotarios y los masones son fachadas del sionismo. El artículo 32 de la Carta Fundacional hace una referencia positiva a los «Protocolos de los Sabios de Sion», la famosa falsificación zarista adoptada por Hitler como prueba contundente de la maldad judía, y denuncia presuntos planes de expansión sionista «del Nilo al Eúfrates».

En una palabra, su base doctrinaria es una rancia mezcla de fantasías de la extrema derecha y de belicosidad islámica militante. Su visión del mundo constituye un rechazo absoluto a todo lo que es modernidad, tolerancia, democracia, pluralismo, convivencia pacífica con el diferente.

Hamas educó a toda una generación para la muerte y el martirio. Aprovechando las frustraciones eróticas de una juventud educada en una sociedad architradicional, la organización islámica llevó a numerosos jóvenes a inmolarse como bombas humanas con la fantasía de 72 vírgenes que vendrán a consolar a los mártires después de muertos (aunque no aclaran muy bien como van a hacer para juntar sus pedazos).

La filosofía de Hamas no deja ningún resquicio a la idea de paz con Israel. Según Mkaimer Abusada, un politólogo de la universidad Al Azhar de El Cairo, «desde que el profeta Mahoma hizo una tregua temporaria (hudna) con los judíos hace 1400 años, Hamas admite la idea de la tregua. Pero nadie en Hamas dice que haría la paz con Israel o que renunciaría a la menor parte de Palestina. Hamas cree que con el tiempo será lo suficientemente fuerte como para liberar a toda la Palestina histórica».

Con esos antecedentes es bastante comprensible que Israel pierda la paciencia luego de la anulación por Hamas de la tregua que regía desde junio de 2008 y la intensificación del bombardeo sistemático a su población civil.

Cabe preguntarse que haría cualquier país en una coyuntura similar. Por ejemplo, ¿qué haría España si la Eta dominara Portugal e intentara doblegar al gobierno de Madrid disparando cohetes en forma indiscriminada contra la población civil? ¿Qué haría nuestro gobierno si los piqueteros de Gualeguaychú, en lugar de cerrar nuestra frontera, la emprendieran con el bombardeo de Botnia?

Pero ninguna conjetura resulta convincente. Israel es el único país de la tierra que ha sido sistemáticamente amenazado de genocidio.

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