Mauricio Funes presidente. El Salvador en el tiempo del cambio

La magnífica e histórica victoria del FMLN

En realidad, durante todo el día se presagiaba este histórico cambio de rumbo en el país, ya que movilizaciones incesantes recorrieron la ciudad de extremo a extremo, con las banderas desplegadas y con la seguridad del triunfo y de terminar con los gobiernos de la ARENA.

La cifras finales conocidas poco después daban 51,26% al FMLN y 48,74% a ARENA, una ventaja del dos y medio por ciento, con el Frente ganando por cifras contundentes en la capital San Salvador (donde en las municipales no pudo conservar la alcaldía para Violeta Menjívar) y ganando además en los departamentos de San Miguel Usulután, Sonsonete, La Paz y las principales ciudades del país.

La otra gran emoción la experimenté al presenciar en el circuito en que votó el ya presidente electo Mauricio Funes, circuito Nº 5011, en que una multitud lo recibió y lo despidió al grito de :¡El pueblo unido, jamás será vencido! Y por la noche, cuando brindó su primera declaración pública en el Hotel Radisson, ya consagrado por el Tribunal Electoral, el clamor fue: ¡Si se pudo! Reafirmando el lema que se expresó a lo largo de toda la campaña, de que era posible plasmar en realidad la voluntad de cambio.

Esta campaña derrotó en forma categórica la campaña del miedo desplegada desde las filas de la gobernante Arena con el concurso de los medios de difusión, que pretendieron atemorizar a la población mostrando las fotos de Funes junto a Chávez, Fidel y Ortega. La población no se dejó atemorizar ni engañar. También se derrotaron los intentos de fraude en gran escala que se fraguaron en la campaña electoral. Uno de ellos consistió en traer desde EEUU con todos los gastos pagos a salvadoreños allí residentes para que votaran por el partido de gobierno. Esto fracasó. Estuvimos en los circuitos a ellos destinados para votar, y recogieron una cosecha muy magra. Por otro lado, se dijo que el alcalde de San Luis había prometido a Arena cien mil votos a cambio de un millón de dólares. Por la noche, lucía descorazonado en la pantalla de TV, reconociendo que la victoria del FMLN era irreversible. Como afirmaba el Frente durante todo el día, la intensidad de la movilización popular derrotó todas las maniobras de fraude. Incluso supimos, en la visita en los centros de votación, que personas que lucían los distintivos de la Arena expresaban públicamente que votaban por el Frente, sin temor y a pesar de las presiones que en muchos casos habían sufrido. Es que el Frente se ha transformado, y eso pudimos constatarlo, en una fuerza eminentemente popular, arraigada en el pueblo, y no hay miedo de expresarse en su favor. Unas leyendas en las camisetas decían: ¿Quién dijo miedo? Y otras: Votá sin miedo!

En estas condiciones, la candidatura del periodista Mauricio Funes aparecía como una garantía de unidad. En lo nacional, y en el interior del propio Frente. Este sufrió divisiones en el curso de un complejo debate interno. Algunos dirigentes salieron de sus filas para formar otros agrupamientos. Pero esa noche, en la presentación pública de Funes como presidente electo y en la gran concentración celebratoria de la victoria, estaban todos allí, con sus distintivos. Esto se refiere a quienes formaron el Frente Democrático Revolucionario (FDR), como a Cambio Democrático (CD), con sus camisetas amarillas y verdes, respectivamente, entre ellos el ex alcalde capitalino Héctor Silva, y del Partido Demócrata Cristiano (PDC), como Napoleón Duarte, hijo del expresidente del mismo nombre.

Esta es la noche de la gran esperanza, dijo Funes ante los periodistas de todo el mundo a partir de las 21.15 en el superpoblado Hotel Radisson. Reafirmó su profunda vocación democrática, dijo que se ha abierto el camino del cambio, agradeció a quienes habían tenido el coraje y la lucidez de desafiar la campaña del miedo en la lucha por el nuevo El Salvador, «dando los votos por mi candidatura y por mi partido, el FMLN», demostrando además que el país está preparado para la alternancia democrática. Agregó que la esperanza que hoy renace es la misma que prevaleció cuando los acuerdo de paz de 1992 y abogó por un nuevo acuerdo de paz y e conciliación nacional, dejando de lado la confrontación y el revanchismo. Hubo también un recuerdo emocionado para monseñor Oscar Arnulfo Romero y su compromiso con los pobres. En resumen, una etapa de cambio.

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