OPINION INTERNACIONAL

LA FUERZA DE LA SOLIDARIDAD

Esto ocurre al cabo de más de dos meses de movilizaciones, cortes de carreteras y violentos enfrentamientos que ocasionaron por lo menos 35 muertes de indígenas y policías. El inicio del diálogo en ciernes es el resultado de las grandes manifestaciones a lo extenso del Perú y de la solidaridad internacional, expresada en forma contundente en la última semana.

En el Perú las demostraciones tuvieron su centro en Lima pero se desplegaron además en Moyobamba, Tacna, Puno, Huancavelica, Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, Madre de Dios, al tiempo que se desarrollaron paros en Moquegua, Arequipa y Jaén, de modo que las expresiones solidarias abarcaron todas las regiones de la geografía peruana. Las marchas fueron convocadas por el Frente Nacional para la Defensa de la Vida y la Soberanía. En la capital, más de 30 mil personas recorrieron las calles en solidaridad con las comunidades amazónicas y en reclamo de la renuncia del gabinete ministerial responsable de la «masacre de Bagua». Al fin de la marcha, un fuerte contingente policial dispersó a los manifestantes utilizando gases lacrimógenos. El secretario general de la central obrera CGTP, Mario Huamán, reclamó la derogación de los decretos y una investigación internacional sobre los sucesos de Bagua, y anunció que si el gobierno persiste en su actitud se convocaría a un paro nacional en julio. Se destacó la presencia en la manifestación de jóvenes, estudiantes y universitarios, en particular de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y los alumnos de su Facultad de Derecho, y se leyó una proclama de su veterano catedrático Winston Orrillo.

Numerosas organizaciones de derechos humanos peruanas se plegaron a estas acciones y exigieron una investigación, entre ellas la Conferencia Episcopal Peruana, la Defensoría del Pueblo del Perú, la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, el Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, la Comisión Nacional de Derechos Humanos del Perú, el Foro Latinoamericano de Políticas Públicas, o sea que la solidaridad se extiende a la sociedad civil en su conjunto. El Partido Socialista del Perú reclamó la renuncia de la Ministra del Interior y del gabinete en pleno, el envío de una comisión de América Latina y Europa para la investigación de los hechos y rindió homenaje a los mártires de los pueblos Awajún y Wampis y a las organizaciones indígenas en lucha. Al mismo tiempo se supo que la protesta iniciada al noreste del país hace dos meses se extendió el viernes pasado a la selva central, donde nativos de las etnias ashaninkas y machigüengas bloquearon una carretera entre San Ramón y Tarma, proyectan una marcha sobre Lima y anuncian la incorporación a la lucha de 470 comunidades indígenas de la selva central.

La solidaridad se expresó también en manifestaciones frente a las embajadas del Perú en países de América Latina y de Europa. En España tuvieron lugar en Madrid, en Barcelona y en Bilbao, y también se produjeron en ciudades de Italia y Francia, en Canadá, en Argentina, Bolivia y nuestro país. La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) en extenso comunicado condenó «la violencia de Estado del Perú contra los hermanos indígenas» y se manifestó frente a la embajada peruana en Quito.

El que está en la picota por estos hechos es el gobierno aprista, junto a las representaciones del fujimorismo y de Unidad Nacional. En lo referente al APRA, se señala una enorme paradoja. Alan García está desempeñando su segunda presidencia en representación de dicho partido, sigla de la Alianza Popular Revolucionaria Americana fundada hace muchas décadas por Víctor Raúl Haya de la Torre. Éste sostuvo una teoría del «espacio-tiempo histórico», contrapuesta a título expreso al marxismo, que fue controvertida por Rodney Arismendi en un folleto del año 1945 titulado «La filosofía del marxismo y el Sr. Haya de la Torre. Sobre una gran mistificación teórica». Pues bien: en su obra (la más conocida en este aspecto se denomina: «A dónde va Indoamérica. Teoría y práctica del aprismo»), Haya de la Torre se proclama como un adalid de Indoamérica y de los indígenas. ¿Adónde fue a parar ese concepto de defensa de los indígenas en el gobierno de quien se presenta como su continuador?

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