Choques. Dos muertos en enfrentamientos y cientos de heridos

Zelaya: "Honduras vive  en un estado de barbarie"

Zelaya partió desde Washington en un avión venezolano, acompañado del presidente de la Asamblea General de la ONU, el nicaragüense Miguel d’Escoto, rumbo a Tegucigalpa, donde al menos 60.000 personas, según estimaciones de periodistas de Radio Progreso, se acercaron al aeropuerto para darle la bienvenida.

El Ejército de Honduras desplegó vehículos sobre la única pista de aterrizaje del aeropuerto internacional de Tegucigalpa cuando el avión del presidente derrocado Manuel Zelaya se aprestaba a aterrizar, comprobó un periodista de la AFP.

Imágenes de televisión mostraron un jet privado que dio dos giros perdiendo altura sobre el aeropuerto y luego, al iniciar el acercamiento final, el Ejército bloqueó la pista.

Zelaya, en diálogo desde el avión con la cadena televisiva Telesur, relató que desde tierra se los amenazó diciendo «que íbamos a ser interceptados por la Fuerza Aérea».

«Soy el comandante general de las Fuerzas Armadas, electo por el pueblo, y le pido al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas que cumpla esa orden de abrir el aeropuerto», dijo Zelaya al canal multiestatal de noticias Telesur.

El presidente hondureño dijo: «Honduras vive en un estado de barbarie, voy a seguir denunciando a este movimiento golpista impulsado por las elites que quieren permanecer por las armas».

El golpe fue impulsado por la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas, cuatro de las cinco bancadas parlamentarias (salvo la mitad del Partido Liberal) y la oligarquía.

Trece diputados del Partido Liberal y cinco del izquierdista Partido de Unidad Democrática estaban en contra de la mayoría golpista y no fueron convocados a la sesión del 28 de junio.

Por otra parte, ayer la aeronáutica hondureña respondió ordenando el desvío del avión de Zelaya a San Salvador, informó su titular, Alfredo San Martín.

Otro vuelo transportaba ya hacia esa ciudad a Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), que en la noche del sábado suspendió a Honduras por violación de la carta democrática.

Junto con Insulza viajan los presidentes de Argentina, Cristina Fernández, de Ecuador, Rafael Correa, y de Paraguay, Fernando Lugo.

Durante toda la jornada miles de personas se acercaron al aeropuerto al grito de batalla de «¡Queremos a Mel!» y «Fuera los traidores golpistas».

«Nos vinimos desde Choluteca (sur) porque queremos acompañar a ‘Mel’ (Manuel) en su regreso y garantizar que no le pase nada, porque él es presidente constitucional de los hondureños», dijo Roberto Ríos a la AFP.

«Haremos resistencia hasta que llegue» el presidente, «el único en la historia que nos ha escuchado», subrayó por su lado Gerardo Mejía, uno de los líderes sociales.

Zelaya se arriesga a ser detenido en cuanto ponga un pie en Honduras. Luego del golpe en su contra, cuando fue detenido en la madrugada por militares y expulsado del país, la Fiscalía lo acusó de 18 delitos, entre ellos el de traición a la patria.

El operativo retorno de Zelaya es una iniciativa riesgosa, había advertido Insulza en las últimas horas. «Pienso que hay riesgos, por supuesto. Si me pregunta si será un regreso seguro, por supuesto que no», señaló.

Micheletti ha dejado claro que Zelaya «nunca» será restituido en el poder y garantizó que el 29 de noviembre se realizarán las elecciones generales previstas y el 27 de enero le entregará el mando al vencedor.

La comunidad internacional ha cerrado filas en torno al presidente depuesto. Además de la decisión de la OEA, los países de la Unión Europea y muchas naciones latinoamericanas llamaron en consulta a sus embajadores. Estados Unidos y la ONU consideraron que Zelaya es el presidente legítimo de Honduras.

 

Declaraciones de Cristina

Tras dar una conferencia de prensa, Cristina partió a las 16.30 (hora argentina) a bordo del avión Tango 01 con destino a El Salvador, junto con los presidentes Lugo y Correa, en el marco de una misión internacional de apoyo al destituido mandatario de Honduras, informó «Página 12″.

«Todos queremos lograr la pacificación, que no haya ningún gesto de violencia y que la vigencia de los derechos civiles retorne a Honduras», afirmó la jefa de Estado durante la conferencia de prensa.

Cristina dijo que se basa «en la cercanía del lugar y en todas las gestiones diplomáticas que exige el artículo 21 de la carta democrática».

Fernández afirmó también que «el protagonista fundamental de este proceso es el retorno del multilateralismo como instrumento más apropiado para definir grados de conflictividad regional o internacional y resolverlos en ese marco multilateral».

Destacó que «es un momento importante en el sentido de reafirmar la vigencia irrestricta e innegociable de los sistemas democráticos».

«Está claro que la democracia se construye todos los días y basada fundamentalmente en el respeto popular», agregó.

«Está demostrado, nada es eterno y definitivo, no lo es la democracia que se reconstruye y respeta todos los días», añadió la jefa de Estado en Washington.

Sobre la reunión con Lugo, Correa y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, Cristina manifestó que «tuvimos en cuenta las representaciones y creo que era muy importante la figura del secretario general de la OEA, por la representación que este tiene».

Pero además destacó que «estará junto a los presidentes también en El Salvador» y afirmó la importancia de que «el presidente Zelaya se dirigiera en su carácter de presidente constitucional hacia Honduras, en compañía del titular de la Asamblea General de Naciones Unidas, Miguel d’Escoto».

«La historia se construye de acciones y gestos concretos», concluyó la mandataria previo a su partida hacia El Salvador, donde aguardará junto a otros mandatarios latinoamericanos la resolución sobre el golpe de Estado que sufrió Honduras.

 

Autoataque

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, aseguró que su país «no está desplazado tropas ni está preparando ningún ataque contra guarniciones hondureñas», como denunció el gobierno golpista de Honduras que encabeza Ricardo Micheletti, lo que atribuyó a una maniobra para involucrar a su país.

Según Ortega, con la denuncia de Micheletti «lo que se está fraguando es un autoataque» para culpar a Nicaragua de atacar alguna posición militar fronteriza con el propósito de desviar la atención de lo que está sucediendo en Tegucigalpa por la llegada del depuesto presidente Manuel Zelaya.

«Es totalmente falso» que se hayan movilizado tropas hacia la frontera, dijo Ortega, indicando que Honduras no presentó ninguna prueba de eso y afirmando que lo que quieren es «difundir la idea de que el conflicto que están viviendo los golpistas es con Nicaragua».

Ortega aseguró que no hay ningún conflicto con Nicaragua y que las tropas se mantienen en sus posiciones normales para resguardar la soberanía del país.

El presidente nicaragüense llamó a la población de Honduras y a los soldados del Ejército hondureño a que «no se presten a esta maniobra» y que faciliten el ingreso de Zelaya y se pongan a su lado para que ocupe nuevamente su cargo.

El portavoz del Ejército de Nicaragua, general de brigada Adolfo Zepeda, también negó el movimiento de tropas a la frontera.

Ortega ha expresado su apoyo al presidente Zelaya para que sea reinstalado en el cargo del que fue separado por un golpe de Estado, pero subrayó que su país no tiene «ninguna intención de que se dispare un solo tiro» en territorio hondureño.

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