OPINION INTERNACIONAL

LA SECESION DE KOSOVO

La acusación respecto al peligro de una «guerra religiosa» llegó este martes de boca del presidente palestino, Mahmud Abbas (Abu Mazen), al criticar un anuncio formulado dos días antes por el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Este dijo el domingo que había resuelto incluir en la lista de sitios que son «patrimonio nacional» de Israel, también a la Tumba (o Cueva) de los Patriarcas en Hebron y la Tumba de Raquel, en las inmediaciones de Belén, cerca de Jerusalem.

En la terminología musulmana, estos sitios llevan otro nombre: Mezquita Ibrahimie y Mezquita Bilal Ibn Rabah, respectivamente.

En un discurso que pronunció ante el Parlamento europeo en Bruselas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina dijo que «Israel intenta robar el legado palestino». Y desde Gaza, el jefe de Hamas Ismail Haniyeh exhortó a los palestinos a «levantarse en una tercera intifada contra Israel, por atacar los santuarios del Islam».

En un comunicado publicado por la oficina del jefe del Ejecutivo israelí, se acusa a los palestinos de lanzar «una campaña llena de mentiras y actitudes hipócritas», recordando que «Israel está comprometida para con la libertad de cultos». Pero más que nada, se ataca la reacción palestina que presentó el anuncio israelí como intento de apropiarse de santuarios islámicos.

«La Tumba de Raquel y la Cueva de los Patriarcas, que datan de hace más de 3.500 años, son los sitios en los que están sepultados los patriarcas de Israel Abraham, Isac y Jacob y las Madres de la nación, Sarah, Rebeca (Rivka), Lea y Rajel, y por ende son dignos de ser preservados y renovados», dice el comunicado.

Lo que es indudable e inevitablemente estaba claro de antemano que despertaría polémica, es la ubicación de ambos santuarios: en el territorio disputado de Cisjordania (Judea y Samaria en términos bíblicos judíos), reivindicado por los palestinos como parte de la tierra en la que quieren crear su estado independiente. Es territorio ocupado y bajo control militar de Israel.

Sin embargo, la polémica política parece estar siendo aprovechada aquí para azuzar tensiones religiosas. Hay una diferencia entre la discusión política y el argumento palestino según el cual Israel se está intentando apropiar de «santuarios islámicos».

Según expertos en el tema de los Lugares Sagrados, mientras la Cueva de los Patriarcas es sagrada tanto para el judaísmo como para el Islam ­ya que ambos veneran la figura de Abraham que según la tradición está allí sepultado­, la Tumba de Raquel es reconocida sólo como santuario judío, a pesar de que los musulmanes le llaman ahora de «mezquita».

Ambos santuarios están vinculados a la práctica religiosa y tradición judías ya mucho antes del nacimiento del Islam como religión en el siglo VII, Noam Arnon, portavoz de la comunidad judía de Hebron, declaró que «los judíos oraban en la Tumba de los Patriarcas cuando el Islam aún no existía», agregando que «siglos después, cuando la conquista islámica, convirtieron parte del lugar en una mezquita y luego prohibieron a los judíos orar en el lugar». Durante siglos, los judíos podían orar únicamente en el séptimo escalón de la escalinata de afuera del santuario, que conduce al mismo, y recién en 1967, cuando Israel conquistó Cisjordania en la guerra de los Seis Días, pudieron volver a entrar al santuario, considerado el segundo más sagrado para el judaísmo, después del Monte del Templo de Jerusalem y su único remanente, el Muro de los Lamentos.

La conquista israelí de la zona en la que se halla este sitio sagrado, hizo posible el regreso de los judíos a orar en el lugar, pero no sacó a los musulmanes.

El lugar está dividido en un sector para la oración judía (que es el de menor tamaño) y uno más amplio para los musulmanes. Desde la Matanza de la Cueva, el 25 de febrero de 1994 ­cuando Baruj Goldstein, un colono del asentamiento de Kiryat Arba, abrió fuego hacia musulmanes que rezaban en el lugar, matando a 29 e hiriendo a aproximadamente 100 más­. El santuario está dividido en dos partes totalmente separadas, sin conexión alguna entre ambas. Cada uno tiene sus horarios y lugares de rezo. En días de fiesta musulmana, algunas veces al año, el santuario está abierto únicamente para los musulmanes, mientras que en algunas fiestas religiosas judías, está abierto exclusivamente para los judíos.

Los palestinos ­no sólo Hamas, sino también exponentes de la posición palestina considerada moderada, como el propio presidente de la ANP y otras figuras de al Fatah­ suelen acusar a Israel de intentar «judaizar» sitios que «pertenecen a Palestina», dando a entender que son parte de su legado cultural.

Parte del problema se origina en el hecho de que las raíces del pueblo judío están justamente, según lo indica claramente la Biblia, en Judea y Samaria, los términos bíblicos referentes a la zona que hoy se conoce como Cisjordania. Por la evolución política de los hechos a lo largo de las últimas décadas, es el territorio en el que los palestinos exigen construir su Estado independiente.

Sin embargo, esa es sólo parte de la explicación. No sólo políticos sino también rabinos, intelectuales y diferentes formadores de opinión en Israel, inclusive de diversas posiciones políticas, han criticado repetidamente las acusaciones palestinas que dan a entender que no existe un vínculo histórico judío con la tierra de Israel. A ojos de Israel, eso es un intento de quitar legitimidad a la presencia judía en Israel, presentándola como fruto de una «ocupación» que usurpó territorios palestinos, y no como una realidad natural que responde a orígenes milenarios.

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