LOS CRIMENES ISRAELIES IMPUNES

Aludimos ayer (en nota titulada «Preguntas a Daniel Vidart») a la resolución del 2 de junio del Consejo de DDHH de la ONU con sede en Ginebra, que «condena en los términos más contundentes el escandaloso ataque por parte de las fuerzas israelíes contra la flotilla humanitaria que tuvo como resultado el asesinato y las heridas de civiles inocentes de diferentes países» y que además decidió «enviar una misión internacional que investigue las violaciones de la ley internacional, incluida la ley humanitaria internacional, durante el ataque israelí». En tal sentido se autorizaba al presidente del Consejo de DDHH a designar los miembros de dicha misión internacional, que debería informar al organismo en un plazo especificado. La resolución incluía además el reclamo «al poder ocupante de Israel para que levante inmediatamente el bloqueo a Gaza y a otros territorios ocupados». El día anterior, el Consejo de Seguridad de la ONU había reclamado una investigación «rápida, imparcial, creíble y transparente» sobre el incidente.

El gobierno israelí, como decíamos, le cerró la puerta en las narices a todo intento de investigación de este hecho, ocurrido en aguas internacionales. Y la reemplazó por la parodia de una investigación de entrecasa, que es un ejemplo de hipocresía y cinismo. Los presuntos investigadores fueron tres generales de reserva del ejército israelí, un coronel de reserva de la marina israelí y un alto funcionario del Ministerio de Defensa israelí. Según el informe los militares israelíes (que integraban un comando altamente especializado) tuvieron «una conducta valiente y muy profesional» y «sólo recurrieron a la fuerza cuando sus vidas estaban en peligro inmediato». Es todo lo contrario. Los testimonios múltiples que se difundieron (a pesar de que los asaltantes se preocuparon especialmente de destruir muchos documentos gráficos filmados a bordo) muestran que los atacantes bajaron de los helicópteros disparando, que tiraron directamente a la cabeza de los viajeros y que en ningún momento sus vidas estuvieron en peligro, al punto de que no hubo ningún muerto y herido en sus filas, por la razón del artillero de que no había armas en la nave. Adviértase esta frase textual del informe del general Giora Eiland: «Al menos un arma se hallaba a bordo del Mavi Marmara». ¿Qué quiere decir «al menos un arma»? La realidad es que no había ninguna, y que entre los documentos gráficos que distribuyó en profusión el ejército israelí (omitiendo por cierto los del desembarco armado al estilo pirata) no se muestra ninguna, salvo que se considere como tales unos cuchillos de mesa. Lo grave es que esta aprobación elogiosa del ataque criminal puede ser la puerta abierta para justificar otros del mismo tipo, con el objetivo de estrechar el cerco total a la Franja de Gaza por mar, tierra y aire. No quiero ni pensarlo.

Hacía referencia en mi nota anterior a una publicación que viene abordando desde hace años el tema palestino en su integridad y merece un juicio consagratorio de parte de Noam Chomsky. Se trata de «The Palestine Chronicle Newsletter», y a su respecto escribe el renombrado científico estadounidense: «‘The Palestine Chronicle’ es una invalorable fuente de información y análisis sobre Palestina y sus posibles soluciones, abarcando una amplia gama de fuentes, incluyendo varias que de otro modo resultarían inaccesibles para el público concernido. Es una voz independiente, verdadera y confiable. Está entrando en su 11º año, y es financiada íntegramente por sus lectores». Y llama a contribuir «para que florezca esta publicación única». Cabe acotar que recientemente Chomsky viajó a la región, invitado por los palestinos, pero las autoridades israelíes no lo dejaron entrar. No es el único caso. El presidente de la ONG Paz Ahora, el español Julio Rodríguez Bueno, fue retenido en el aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv, adonde había llegado para recoger a un grupo de niños palestinos de la Franja de Gaza que iban a pasar sus vacaciones en España. Y hemos conocido de cerca el caso de una militante uruguaya retenida por horas en ese mismo aeropuerto cuando iba a viajar a Cisjordania y Gaza, sometida a interrogatorios abusivos y finalmente impedida de cumplir su misión.