OPINION INTERNACIONAL

ISRAEL ARRASA UN POBLADO BEDUINO

Vimos las imágenes por Telesur. Son aterradoras. Del poblado solo quedó un montón de ruinas, y los árboles tronchados, mientras los helicópteros sobrevolaban la escena de desolación. «Acabaron con la vida» declaraban los pobladores. Denunciaron además que el operativo, efectuado en la madrugada, había sido extremadamente violento y que varios de ellos habían sido golpeados por los atacantes. Al mismo tiempo, era conmovedor ver como jóvenes mujeres expresaban su decisión de reconstruir el poblado arrasado, donde viven desde hace muchos años. Toda la escena me hizo recordar a Rachel Corrie, parada ante la topadora israelí que le pasó por encima y destruyó viviendas palestinas en Gaza.

Como justificación, el portavoz policial Miki Rosenfeld dijo que la cifra de los beduinos, a los que se pretende forzar a abandonar el lugar, era de 200 y que el operativo fue realizado en base a una orden judicial emitida hace once años (nada menos).

Un estudio demográfico reproducido por las agencias indica que casi la mitad de los 160.000 beduinos de Israel (una minoría árabe de origen nómada que en algunos casos habita la zona desde hace siglos) viven en 45 poblados, con la particularidad de que éstos no aparecen en los mapas oficiales. Al tratarse de localidades «no reconocidas», todas sus construcciones, presentes o futuras, son ilegales, y eso es lo que sustenta la sentencia judicial, que justamente ahora se les ocurre aplicar porque es evidente el propósito de Israel de quedarse con esas tierras. A pesar de que los beduinos, que en algunos casos tienen títulos de propiedad anteriores a la creación de Israel, suman un 27% de la población del Negev, pero tan sólo ocupan un 3% de su territorio, según datos de la Asociación pro-Derechos Civiles de Israel (ACRI).

Israel quiere reproducir lo que hizo en Cisjordania y en Jerusalén este, demoliendo hogares palestinos o desalojándolos por la fuerza, para ocuparlos por familias israelíes, o extendiendo sus colonizaciones en territorios palestinos. Y lo sigue haciendo. La supuesta moratoria en las colonizaciones en Cisjordania no se cumple, y el mes próximo esas actividades ilegales se reanudarán con mayor vigor. Israel llegó al extremo de extender su ocupación de viviendas palestinas en Jerusalén este en forma provocativa justo cuando llegaba el enviado especial estadounidense George Mitchell para buscar una reanudación del diálogo palestino-israelí, con la consecuencia de que el tema se empantanó, volviendo a fojas cero.

Ahora estamos en una situación similar. El canciller español Miguel Angel Moratinos está de gira en la región para promover el diálogo. Se reunió con el presidente palestino Mahmud Abbas en Jordania y posteriormente con otras autoridades en Ramalá. También lo hizo con las autoridades del gobierno israelí, incluso con el canciller Avigdor Liberman, que es autor de un plan racista de limpieza étnica y de desalojo de todos los palestinos. Una de las actividades de Moratinos tiene un alto valor simbólico: un encuentro en la zona fronteriza entre la ciudad Cisjordania de Jenín y la vecina región israelí de Gilboa, donde se echaron a volar palomas en señal de paz. Otro de los actos centrales de su visita tuvo lugar en la población palestina de Abu Dis, a las afueras de Jerusalén, donde fue investido como doctor honoris causa de la Universidad de Al Quds (nombre árabe de Jerusalén). Aguardamos que esta gira contribuya a relanzar el diálogo directo palestino-israelí, aunque la conducta seguida por el gobierno israelí en recientes acontecimientos conspira contra este objetivo.

A ello acaba de hacer referencia el primer ministro británico David Cameron, de visita en Turquía. Dijo que Gaza es «un campo de prisioneros» o, como lo manifestara en la Cámara de los Comunes, «una prisión gigante al aire libre», y reiteró un llamado urgente a levantar el bloqueo que pesa sobre la Franja. «Desde hace tiempo apoyamos el levantamiento del bloqueo a Gaza y un acceso humanitario adecuado», señaló. También calificó de «absolutamente inaceptable» el ataque israelí a la Flotilla de la Libertad, y reclamó una investigación «rápida, transparente y rigurosa» al respecto, que es precisamente a lo que el gobierno de Netanyahu se niega a cal y canto.

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