Perú. El grupo insurgente maoísta las utiliza para producir cocaína

Sendero "expropia" tierras

«Los rezagos del senderismo ya no solamente se dedican a dar seguridad al narcotráfico, ahora están cambiando su estrategia para empezar a procesar su propia droga», dijo a la AFP el general policial Italo Perochena, jefe del Frente Policial del Valle de los Ríos Ene y Apurímac (Vrae).

Ello significa que los grupos considerados remanentes de esa organización maoísta han formado su propio clan o mafia dedicada al tráfico de drogas, sostuvo Perochena, en Pichari, 1.200 kilómetros al sudeste de Lima, distrito enclavado en pleno valle del Vrae, durante un viaje con miembros de la prensa extranjera.

«Tenemos información de inteligencia de que estos remanentes senderistas ya tienen sembradíos de hoja de hoja coca en las zonas donde están acantonados, inclusive han expropiado tierras para dedicarse al narcotráfico», subrayó.

Por el momento no se tiene información de la extensión de terrenos «expropiados» o arrebatados a un número aún no precisado de campesinos del Vrae, el mayor valle cocalero de Perú, que se extiende en cuatro departamentos del centro y sur del país.

Rubén Vargas, un experto en temas de narcotráfico, dijo a la AFP que este proceder de los senderistas no es un fenómeno nuevo y tiene su origen a fines de los años 80 en lo que ellos denominaban «chacras del pueblo», donde cultivaban productos para su subsistencia.

En esa época comenzaban a involucrarse en cultivar coca y en producir pasta básica de cocaína, paso previo en la elaboración de clorhidrato, refirió. «Lo que sí es difícil es determinar el hectareaje que poseen pues se necesitaría una medición en el terreno», añadió.

Perochena anotó que los líderes actuales de Sendero Luminoso «se han dado cuenta que el tráfico de drogas es un negocio productivo y rentable» e identificó a los hermanos José y Raúl Quispe Palomino, como jefes del clan cocalero. Los informes de inteligencia señalan que, al haberse convertido en una mafia Sendero Luminoso, ha optado por «expropiar» o adueñarse de terrenos expulsando a la fuerza a labriegos pobres en zonas alejadas del Vrae. Los cocales en ese valle han aumentado de 14.300 hectáreas que había en 2003 a 17.486 hectáreas el año pasado, lo que constituye un aumento de 455 hectáreas de cultivo de coca por año, según los informes de las autoridades peruanas.

En junio pasado un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra las drogas y el delito (Unodc) informó que Perú se convirtió en el primer productor mundial de hoja de coca con 119.000 toneladas métricas en 2009, desplazando a Colombia, que registró 103.000 toneladas.

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