OPINION INTERNACIONAL

UNA REGION EN EBULLICION

Se registraron manifestaciones en Bahréin, pequeño reino del golfo Pérsico, aliado clave de EEUU, donde está ubicada la base de la V Flota de guerra y el viernes pasado llegó el secretario de Defensa, Robert Gates. Ese día la policía disparó bombas lacrimógenas a manifestantes anti gobierno luego de bloquear la marcha hacia el palacio real. En el incidente resultaron heridas alrededor de 150 personas. El secretario de prensa del Pentágono, Geoff Morrell, dijo que el objetivo de la visita del jerarca era analizar los acontecimientos de la región en su conjunto, animar a los gobernantes a aceptar las reformas reclamadas por los manifestantes y asegurar al rey Hamad Ben Isa Al-Khalifa el total apoyo de EEUU. La policía lanzó gases lacrimógenos en Manama, la capital, para disipar las manifestaciones que se concentraron frente a las oficinas y complejos de la familia gobernante. Gates aconsejó a dichos gobernantes efectuar concesiones a las demandas populares para evitar que la situación se descontrole, aludiendo también a cierta posible intervención de Irán. La visita de Gates, que es el primer miembro del gabinete de Obama que llega a Bahréin desde el comienzo de las protestas en el estratégico aliado de EEUU en el Golfo el 14 de febrero, estuvo precedida por la del jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas de EEUU, el almirante Mike Mullen, quien visitó la base de la V Flota en Manama. Antes se hicieron presentes autoridades militares británicas. El domingo se intensificaron los enfrentamientos entre manifestantes chiítas y las fuerzas de seguridad, dejando por lo menos un muerto y numerosos heridos; se cortaron varias carreteras y los comercios cerraron sus puertas en el centro de la capital.

Las protestas en Bahréin encendieron las alarmas en la vecina Arabia Saudita. Despachos procedentes de Riad, la capital, indican que se lanzó una masiva operación de seguridad el viernes pasado a fin de impedir a los manifestantes llegar a las calles para la planeada manifestación del «Día de la Ira», convocada en Facebook. Solamente se registró una manifestación reducida en Awamia, en la provincia oriental, donde se concentra la minoría chiíta del reino petrolero.

En Yemen, una nutrida manifestación en Sana’a, la capital, fue reprimida a balazos, originando tres muertos y numerosos heridos. La ONU condenó los excesos de la represión. Dice un cable: «Tres manifestantes murieron, entre ellos un niño de 12 años, y cientos fueron heridos en Yemen, donde los sublevados acusaron a la policía de haber utilizado gases tóxicos para dispersarlos». Días antes, un total de 14 personas resultaron heridas al ser reprimida una manifestación en la estratégica ciudad de Adén, en el sur (donde en sus épocas supo andar Arthur Rimbaud), mientras decenas de miles de personas manifestaban en el resto del país para reclamar la dimisión del presidente Ali Abdala Saleh, en las mayores jornadas de protesta en el último período.

En Túnez, donde se inició a mediados de enero la ola de protestas que se trasladó a toda la región y determinó la huida del dictador Zine El Abidine Ben Ali para refugiarse en Arabia Saudita, se produjeron cambios en el gabinete creado posteriormente y prosiguen las movilizaciones. Se logró la creación de una comisión, que responde a la sigla CICM, para investigar los casos de corrupción y malversación sobrevenidos durante los 23 años en que el dictador se mantuvo en el poder. Dicha Comisión, fruto de la presión popular, inició sus labores el 18 de febrero, pero una Corte de Apelaciones acaba de confirmar el fin de sus actividades, lo que sin duda tendrá repercusiones.

En Jordania la ola de protestas obligó al rey a cambiar el gabinete y se registraron manifestaciones de islamistas en el norte (Zarka) en reclamo de reformas políticas. En Marruecos la monarquía gobernante concedió algunas reformas ante el movimiento de protesta, pero no ha variado la situación en relación con la República Arabe Saharaui Democrática (RASD). En Kuwait la policía reprimió con gases lacrimógenos a árabes sin patria que intentaban manifestar en reclamo de sus derechos, ya que estas personas no tienen acceso a los servicios públicos como la educación y la salud, a diferencia de los kuwaitíes.

Un análisis señala que los acontecimientos registrados en el norte de Africa y en el Medio Oriente muestran a estas regiones «sacudidas por una ola de protestas políticas y sociales sin precedentes, reprimidas a veces con sangre por regímenes autoritarios». En su Reflexión titulada «Los dos terremotos» Fidel Castro analiza conjuntamente el dramático sismo en Japón y el sesgo de la situación en Libia, y sobre esto último expresa: «Tampoco dudo de las intenciones de Estados Unidos y de la OTAN de intervenir militarmente en Libia y abortar la ola revolucionaria que sacude el mundo árabe». Eso es lo que está en juego.

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